𝗙𝗜𝗡𝗔𝗟𝗜𝗭𝗔𝗗𝗢 | ✧ 𝐒𝐈 𝐘𝐎 𝐍𝐎 𝐏𝐔𝐄𝐃𝐎
𝐓𝐄𝐍𝐄𝐑𝐓𝐄 𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄 𝐌𝐀́𝐒 𝐃𝐄𝐁𝐄𝐑𝐈́𝐀 .
" Minho ha estado engañando
a Jisung con Felix, y Han no
descansará hasta que ambos
reciban su cruel merecido. "
[ min + su...
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Años atrás.
Los gritos de los padres de Jeongin reverberaban en las elegantes paredes con cuadros colgando en ellas; donde una familia feliz se retrataba.
Jeongin era apenas un niño, su cumpleaños dieciséis estaba próximo y esto sólo conllevaba nuevos problemas. Estaba sentado viendo hacia abajo, mientras oía a sus padres regañándolo por no tener definidos sus planes a futuro y sus malísimas calificaciones.
—¿Qué? ¿No vas a unirte al negocio familiar? ¿Para qué existes entonces? —habló su madre con voz grave.
Las pupilas de Yang oscilaban y sus manos temblaban sin saber qué responder. Acababa de llegar del colegio con los nudillos sangrando y con una carta en manos donde lo expulsaban permanentemente por constantes peleas.
—Tener una red de bares y tráfico de armas en el bajo mundo no es un negocio familiar, realmente lo odio. —soltó Jeongin sin subir la mirada.
En silencio, sólo con los pasos de su padre aproximándose; sintió como este le jalaba del pelo, obligándolo a verle a los ojos.
—Si no estás dispuesto a continuar con nuesto negocio, vete a la calle y consigue tu propio dinero. No aprovechas lo que te damos, nisiquiera tienes un título de highschool.
La mirada de su padre no era flaqueante, realmente estaba dispuesto a tirarlo a la calle en ese instante.
—Toda la ropa cara que vistes y tus caprichos fueron hecho a base de todo lo que tanto dices odiar, Jeongin. Estás manchado de sangre igual que nosotros.
Su madre intervino.
—Los análisis psicológicos dicen que eres un niño genio, pero tus calificaciones son asquerosas. Me da vergüenza de sólo verlas. Parece que para lo único que sirves es para cantar esa música inútil.
Los ademanes que la señora hacía eran de desagrado, su ceño fruncido y de brazos cruzados.
—Si esa estupidez de la música es para lo único que sirves, entonces te convertiré en un idol.
—¿Qué...? —reprochó Jeongin atónito con la cara tensada. Retrocediendo en su paso hasta casi caerse.
—Abrirás a tu nombre tiendas y restaurantes donde lavaré el dinero sucio que te dió de comer todos estos años.
La sangre de Jeongin se heló; vió la determinación en los ojos de su padre, y el señor Yang no vió nada más que horrorización en los ojitos llorosos de Jeongin.
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