MISTERIOS DEL ANOCHECER

1 1 0
                                    

–Vale, vale, vale, ¡¡shhh!! –susurra, demasiado fuerte, Sam.

–Ya lo sé, ¡¡cállate tú!! –gruño entre dientes.

–Que os calléis los dos, joder. –entiendo, a duras penas, de los labios de Val.

Son las dos y media de la mañana y estamos escondidos detrás de una puerta. El Diablo nos está buscando, muy enfadado con nuestra existencia. Todo el edificio está en silencio, nosotros sudando, el vigilante corriendo, su perro viejo y negro ladrando, la gente durmiendo y la noche planeando.

–¿Dónde coño estáis? –escucho los gritos del Diablo, provenientes del pasillo. –Si no salís en menos de diez segundos, os juro que al primero que vea deseara que solo lo expulse.

Gotas de sudor inundando mi frente.

–Uno. –inicia la cuenta atrás más larga de toda mi vida.

El Diablo es el único rostro temible y también visible en este lugar. Es la única persona responsable de algo que he visto en todo el tiempo que llevo aquí. Ni cocineros ni limpiadores ni nada, solo un vigilante musculoso, de pelo rubio y una gran cicatriz que le baja del cuello al interior de su cuerpo. Muy malhumorado y de muy pocas palabras. Solo sé lo que me han contado de él. Hace tiempo, un crío le molestó y no se volvió a saber nada más de él. Una chica le gastó una broma y al día siguiente se la vio salir del lugar, con sus cosas arrastradas y llorando. Apenas me ha dirigido la palabra en los dos meses que llevo aquí, bueno, excepto aquella mañana que..., mejor no mencionarla, pero esta noche sin duda se ha percatado de mi existencia.

–Dos.

–Mierda. –espeto, tratando de pensar lo más rápido posible en algún plan absurdo capaz de salvarnos de esto.

–Tre...

–Si es que joder..., si no hubieras insistido en... –Val hiperventila, sin parar de revisar hasta el ultimo rincón del pequeño cuarto donde permanecemos escondidos.

–No empecéis, eh. –digo chocando mi cabeza contra la pared desgastada.

–Te recuerdo que esto fue idea tuya, –dice Sam señalándome, –a mí no me jodáis, eh. –suelta, cruzándose de brazos.

–Ya lo tengo. –digo abriendo los ojos de par en par.



2 días antes.


Abro los ojos y lo primero que veo es la misma pared de siempre, la misma fea y desgastada pared.

¿Cómo puede ser tan viejo este lugar?

Cada mañana me hago la misma pregunta, en mi pequeña y pesada cabeza. Llevo ya... pfff, he perdido hasta la noción del tiempo. Mis días se basan en levantarme, ver mis películas favoritas, juzgar mi estilo de música preferido, desayunar con los chicos y volver a empezar. Cada día me siento más unido a Sam y Val. Nos contamos anécdotas, hablamos de lo que nos gusta hacer, de lo que no y de tonterías varias.

Sam, por su parte, es fanático de las películas de superhéroes, siempre tan previsible. Es un chico de estatura media, pelo rubio, corto y rizado, por lo que no podría ser fan del terror/gore. Le gusta mucho el Hip Hop y, para mi sorpresa, también le gusta Harry Styles, al menos no tiene tan mal gusto después de todo. Aunque cada día, con la ropa que se pone, trata de convencerme de lo contrario. En cambio, Val es mucho más bella, con pelo moreno, ojos brillantes y preciosos y unos rasgos perfectos. No entiendo qué hace alguien así en un lugar como este. Y su personalidad, tan simpática, tan alegre y, cómo decirlo..., es agradable estar a su lado, me apetece estar a su lado. Sin embargo, debo destacar que su gusto musical es penoso, será mejor que ni lo mencione. Como dicen, no todo el mundo es perfecto. Y en cuanto a mí..., es cierto que no saben casi nada sobre mi pasado, o mejor dicho, sobre la razón de mi presencia aquí. Pero he notado que ellos saben que no me siento preparado para hablar de ello todavía, ya que desde aquella noche en la colina con Sam, ninguno de los dos me ha preguntado nada al respecto. Pero sí que saben un poco más sobre la superficie de mi persona. Desde los quince años, los rizos de mi pelo han sido incontrolables; El pelo negro me queda bien, me favorece, y mi cuerpo atlético siempre ayuda. Y sí, debajo de mi fría, rota y antipática coraza, soy un chico lleno de energía, alegre. Me gusta mucho la moda, la música y las relaciones. Pero en este momento de mi vida, todo me parece lejano, como si perteneciera a otra vida.

TE QUEDAS SIN TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora