SUEÑOS LUCIDOS

1 1 0
                                    

Cuando soñamos creamos un mundo, que a diferencia de la realidad, es completamente nuestro. O al menos eso es lo que creemos. Hay quienes dicen que cuando soñamos no estamos creando nuevas historias ni viviendo deseos internos, más bien vemos destellos de lo que pudimos llegar a ser en una vida pasada o reflejos de una realidad paralela. Pero eso no es lo importante, porque sea lo que sea, veamos lo que veamos, para nosotros ese efímero instante, es verdad pura y no podemos huir de ella, ya sea una dulce ilusión o una amarga pesadilla.

Demasiada luz blanca iluminando mis ojos, impidiéndome ver bien mi alrededor.

¿Dónde estoy?

¿Qué está pasando?

Una pequeña cabaña de madera, flotando en la nada, todo azul y negro, como una galaxia. Como si lo vieras todo desde arriba, sabiendo perfectamente que te encuentras justo en el centro de todo ese huracán. Mis ojos se centran en una fila de columnas, de bloques de piedra apilados, de un blanco brillante, separados todos por unos barrotes mas negro que el mismísimo carbon. Son celdas, pequeñas cárceles dentro de mi mente.

Eso es, ya se donde estoy. Estoy dentro de mi mente.

–Estás soñando Dani, estás soñando despierto. –su voz lo para todo a mi alrededor. Despertando parte de mi conciencia perdida en el abismo, devolviéndome el control sobre mi cuerpo y mis palabras.

–¿Sammy?

–¿Dani?

–¿Sammy eres tú?

–Pensé que jamás volvería a verte Dani.

¿Es tristeza lo que escucho en su voz?

–¿Por qué te fuiste Sammy?

No me responde.

–¿Por qué me dejaste tirado Sammy?

¿De qué me estoy quejando?

¿Qué le estoy recriminando?

–Acércate Daniel.

–¿Donde estas?, no te veo.

–Mira bien Daniel, observa con calma lo que tienes enfrente y lo veras todo mas claro.

Celdas y celdas, todas vacías y oscuras.

¿Por qué me dice que mire?

¿Por qué no soy capaz de ver?

–Céntrate en mi voz Daniel. Para de pensar con la cabeza, tu solo sigue mi voz. Déjate llevar y encontrarás el camino de vuelta.

Pestañeo, llenando mis pulmones de aire, con toda la esperanza que me queda en sus palabras. Una fugaz brisa remueve uno de los barrotes enfrente de mi y veo su silueta aparecer.

–Samantha.

–Daniel.

Al principio sólo pronunciamos nuestros nombres, me cuesta moverme, pero no puedo no hacerlo. Me lleno de fuerzas y decidido, doy un paso y luego otro, hasta que sin pensarlo, he atravesado los barrotes y ahora estoy enfrente de ella. Su cálida respiración, colapsa cada uno de mis poros, debilitando mi cuerpo.

–¿Cómo lo has hecho?

–¿El que?

–¿Qué has hecho en mi?

–Yo no he hecho nada Dani, solo te he guiado. Tú has hecho el resto.

–¿Eso significa que no eres real?

–¿Real?, ¿Que es ser real para ti?

–¿Cómo es que estás en mi cabeza?

Estamos pegados el uno al otro.

TE QUEDAS SIN TIEMPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora