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Pensé que se apartaría o no lo seguiría, pero fue todo lo contario.

Fue un beso, suave, delicado, para nada intenso.

Fue nuestro primer beso perfecto.

Al separarnos nos quedamos mirándonos mutuamente a los ojos, esos ojos perfectos.

- Te quiero, Modelo – dice el británico dejándome sin palabras algunas ante su comentario.

Un silencio para nada incomodo, los dos mirándonos fijamente, volviendo a una situación anterior. 

Aquí puedo apreciar perfectamente su rostro, esos finos labios haciendo una media sonrisa, permitiéndome ver esos preciosos dientes para nada perfectos pero que yo tanto amaba, unos ojos verdes adornados con un tierno ricito cayéndole por la frente.

- Yo también te quiero, Piloto – digo para volver a unir nuestros labios en otro beso igual de tierno.

La noche transcurre normal, al final, cenamos con los pilotos de Ferrari. Estos chicos eran encantadores, estaba tan agradecida de haber conocido a Lando, mi vida había cambiado para bien en tan solo unos meses.

Sin duda, los mejores meses de mi vida.

*26 de Noviembre de 2023*

Llegan las 5 de la tarde del domingo, día de la carrera y la hora más esperada por todos los amantes de la fórmula uno.

El inicio de la carrera, la última carrera de la temporada, una temporada, que para mi, aún habiendo empezado a seguirla a mitad de temporada, había sido inolvidable (en parte porque ha sido la primera vez que veía la f1 y más aún siguiéndola desde dentro)

Se apagan los semáforos, resuenan los motores y hay movimiento en la pista.

Lando logra ponerse 1º en la carrera arrebatándole la posición a Leclerc hasta la vuelta 28, siendo rebasado nuevamente por el monegasco, pero en la vuelta 56 logra recuperarla terminando y ganando así la carrera.

Esta era la segunda victoria de Lando en la f1.

Volvía a estar super orgullosa de él. 

En este tiempo me había demostrado lo que realmente era el esfuerzo por algo, el lucharlo hasta dejarte la piel en ello, y eso, tiene sus recompensas. 

Lando era campeón de la carrera de Yas Marina, volviendo a romper así la gran racha del holandés, Max Verstappen

Después de la ceremonia de entrega de trofeos y toda la celebración de victoria por fin llega la calma.

Estaba en el drive room esperando a Lando.

En el momento en el que se abrió la puerta ahí estaba él.

Empapado de champagne, con una sonrisa de oreja a oreja y con los ojos ligeramente rojizos por haber estado llorando de la alegría.

<<¿Cómo podía seguir viéndose jodidamente perfecto aun estando en esas condiciones?>>

- Enhorabuena piloto, estoy super orgullosa de ti – le digo corriendo para abrazarle sin importarme que acabaría yo también empapada de champagne.

- Muchísimas gracias, modelo, de verdad – dice reposando su cabeza en mi hombro y llenándome aún más de alegría.

Nos separamos unos pocos centímetros después del abrazo, me quedo mirando sus encantadores ojos, esos que me atraparon desde el primer día y que yo tanto amaba.

- Te quiero tanto, gracias por cambiarme la vida de esta manera – me dice el británico cayéndole una gota de champagne por el labio.

Yo, al darme cuenta de eso, le beso.

- Tenias un poco de champagne justo en el labio – le digo sonriéndole al separarme.

- Seguro que no había nada y lo hiciste porque te vuelvo loquito – contraataca el piloto británico a lo que acababa de decir

- Puede ser que también sea eso – suspiro – pero te juro que tenías una gota – digo separándome de él y levantando las manos en señal de inocencia.

- Modelo, y ¿dónde no tengo una gota? Si voy chorreando de champagne.

- Pero tenerla la tenías, te lo puedo prometer – digo entre risas al ver nuevamente al piloto empapado de pies a cabeza después de la carrera y la celebración.

Después de esto Lando se metió a la ducha y yo mientras tanto estaba fuera esperándolo sentada en la camilla de masajes, eran las 9:30pm y estábamos todos agotados, simplemente quería cenar e irme ya a dormir, pero pintaba ser que hoy no sería tranquilo.

Hoy, es el último domingo de la temporada, aquí acababa todo este año y los pilotos tenían una cena como era ya tradición cenar todos juntos.

- Piloto, estoy tan cansada - digo exagerando el "tan" -  ya no puedo ni conmigo misma – le digo a Lando deslizando mis pies por el suelo en vez de andar dirección a la camilla nuevamente, en muestra de cansancio.

- Oye Gabi, ¿y si no vamos a la cena?

- ¿qué? ¿pero tú estás loco? ¿Cómo no vamos a ir a la cena? Es la última vez que estaréis todos juntos este año, debemos ir, tienes que ir.

- Vamos, digo, han reservado cena en un restaurante de sushi y tú sabes más que de sobra que odio el pescado.

- Pues te pides algo que no lleve pescado, pero tienes que ir a la cena de esta noche, es la última vez que estaréis solos.

- ¿Y si esta noche me voy de cena, pero a una cena donde estemos tu y yo solos? - me dice apoyando su cabeza en mis piernas.

Me mira con cara de bebe mientras yo me resisto a decirle que si, se que debe de ir a esa cena, sabe más que de sobra que debe de ir a esa cena.

Pero... ¿sí me lo sugiere él por qué decirle que no?

Me quedo un rato pensando mientras Lando me pica y me hace reír para convencerme, cosa que logra después de unos largos 5 minutos insistiendo a más no poder como un niño pequeño.

- ¡SI! ¡POR FIN! ¡MODELO, TE AMO! – grita mientras corre por todo el cuarto como si fuera un crio de 5 años

- Piloto de verdad, pareces un niño pequeño – digo entre risas flojas

- Pues entonces te encantan los niños pequeños.

- Bueno - suelto una carcajada floja en respuesta a lo que lando acababa de decir - ya que nos vamos a cenar déjame arreglarme por lo menos

- Si si, ya no te pongo más excusas ni te molesto – dice lando dirigiéndose hacia la puerta – adelante señorita, vaya a su habitación a arreglarse y ponerse guapa para el Sr. Norris – dice este abriendo la puerta y haciendo una reverencia.

- Vamos piloto, ni que fueras mi mayordomo por favor - salgo de la habitación con un abrazo del piloto como despedida y pongo rumbo a mi habitación para arreglarme.

Bajo la Bandera a Cuadros || Lando Norris #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora