𝑴𝒂𝒅𝒅𝒐𝒙
Decir que no estaba nerviosa era mentir, porque lo estaba. Solo cuando me observé al espejo por última vez antes de salir de mi habitación fui consciente de lo que estaba a punto de ocurrir. Iba a ser presentada por primera vez en sociedad, una sociedad de mafiosos, pero sociedad en fin.
Y a diferencia de la realeza, no tenía ningún tipo de libreto o manual que seguir, Levi no me había anticipado de que iría el negocio, supuse que él asumió que yo estaría al tanto pero lo cierto era que no del todo, podía bien ser un negocio de armas o de drogas y no sabía con qué me encontraría.
Lo único que podía pensar era en que esto era importante porque a partir de ahora mi vida no volvería a ser la de antes: ya no podía fingir que este lado de la familia estaba lejos porque ahora me estaba metiendo de lleno en él. Lo estaba aceptando. Ya no sería Maddox Buffay, la ordinaria universitaria con una vida aburrida.
A partir de esta noche era Maddox Salvatore.
Abrí la puerta de mi habitación y me encontré con Matthews, que al verme abrió ampliamente los ojos por una milésima de segundos y apartó la vista con rapidez.
Arrugué la frente.
—¿Me veo tan mal?
—Por favor no me hagas responder esa pregunta —murmuró antes de suspirar con los ojos cerrados y cuando los abrió su expresión era neutral. Lo miré aún más confundida—. ¿Es demasiado pedirte que te cambies?
Lo miré horrorizada y bajé la vista hacia mi cuerpo. Llevaba un vestido rojo oscuro, no como los que solía usar ya que me gustaba el rojo vivo. En esta ocasión opté por uno intenso pero oscuro como el vino, con un pequeño tajo en mi muslo derecho y sin escote pronunciado, claro que mi espalda estaba al descubierto.
Esta noche no era solamente Maddox Salvatore, era Red Dragon también.
Volví a verlo y noté que tenía la vista clavada en mi cuerpo.
—¿Está fuera de lugar? —pregunté y volví a verme antes de regresar la vista a Matthews, él ahora me observaba con una expresión indescifrable—. No creí que importara lo que lleve puesto porque asumí que nadie me prestaría atención.
—Maddox, cualquier hombre en su sano juicio te prestaría atención.
Sus palabras me dejaron tan descolocada que de no haber estado tan sobria de seguro me habría caído, no me esperaría esas palabras ni en un millón de años y permanecí observando sus ojos lo que pareció una eternidad. Matthews también pareció sorprenderse ante sus palabras porque apretó los labios en una fina línea antes de girarse y caminar en dirección al elevador.
—Vamos, tu padre espera —dijo con un tono de voz totalmente diferente.
Lo seguí en silencio y agradecí que el interior del elevador fuera amplio, porque de repente me sentí desprotegida, expuesta, observada. Aunque él tuviera los ojos clavados en donde se encontraban los botones y la pequeña pantalla que indicaba que pasamos del segundo piso al tercero.
Cuando las puertas se abrieron Matthews se apresuró a salir, yo decidí seguirlo despacio cuidando de no caerme porque el piso aquí estaba cubierto de una fina alfombra color negra, me recordó a mi casa y el gusto de Levi por las alfombras.
Frente a nosotros se extendía un gran salón que ocupaba todo el piso, podría decirse que se trataba de un restaurante privado o de un club, había mesas y sillas aterciopeladas de un lado, una barra que se extendía por cuatro metros adelante de lo que parecían botellas de alcohol sumamente costosas por el otro. Me pareció que más que reuniones podrían hacerse eventos sofisticados debido a que también contaba con una amplia vista de la ciudad gracias a los ventanales que ocupan toda una pared.
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Traición y Sangre ✔ [+18]
Romantik𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒏𝒆𝒈𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒍 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓, 𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒔𝒆𝒅𝒖𝒄𝒊𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒍. -------------------------------------------------------------------------------- En la mafia 𝘋𝘳𝘢𝘨𝘩𝘪 hay muchas reglas, pero para la hija del Don, todo s...