Capítulo 12 | Una chica con tatuaje de dragón

92 12 0
                                    

𝑴𝒂𝒙

El vestido rojo se ceñía a su diminuto cuerpo y se le veía tan jodidamente bien que debía considerarse un delito.

Tragué saliva cuando se dio la vuelta y sus ojos turquesas se fijaron en mí. Por un segundo olvidé que debía estar furioso por verla aquí, por un segundo me olvidé quién demonios era y solo pensé en acercarme, tirar de su cabello rubio y traerla hacia mi boca.

¿Qué demonios me estaba ocurriendo últimamente cada vez que la veía?

Desde nuestro encuentro en el ring de boxeo no había podido dejar de pensar en lo cerca que estuve de cometer una estupidez y cada vez que mi mente recordaba su cuerpo bajo el mío, su boca a escasos centímetros de la mía y su piel caliente rozarme solo podía pensar en que poco me importaba su apellido y el mío, de repente que fuera la hija del jefe, la hija del Don más temido de Chicago no me importaba en absoluto. Pese a que podría tener consecuencias severas.

Sabía que estaba mal, estar a su lado era igual a que un millar de banderas rojas aparecieran indicando que ese no era el camino, que no estaba aquí y en esta vida para dejarme llevar por una melena rubia y unos ojos turquesas, no importaba que tuviera un cuerpo del demonio ni lo mucho que sus labios me tientan. Mi mente debía estar puesta en algo mucho más importante que una niña caprichosa, tenía un plan y debía seguirlo, y sin embargo, aunque intentara de miles de formas, no podía sacarla de mi cabeza.

Por eso había asistido a una de sus clases esta misma tarde, estaba de camino a la salida de la universidad cuando la vi pasar con su amiga. Mi última clase había terminado hacía media hora por lo que no tenía más nada que hacer y sin embargo, desvié mi camino hacia el salón donde se encontraba la rubia. Busqué un asiento lo suficientemente lejos para que no pudiera verme tan fácil pero que tampoco estuviera oculto de su vista, por eso me quedé observándola fijo como un maldito psicópata hasta que ella se dio cuenta, solo cuando sus ojos se toparon con los míos y pude ver que un leve rubor cubrió sus mejillas es que sonreí victorioso y me largué.

Podía ignorarme si quería, seguir fingiendo que me detestaba, podía intentarlo si quisiera, pero estaba más que claro que nuestro encuentro también le había provocado algo. Y la esperanza de poder jugar un rato más con ella como si yo fuera un gato y ella el ratón asustadizo se abrió paso frente a mí como un hilo brilloso y quería tirar de él, aunque estuviera mal.

Aunque la consecuencia más tranquila que tendría por meterme con la hija de un Don sería la muerte, estaba más que claro que cuando de Maddox se trataba mi cerebro abandonaba toda lógica.

La vi acercarse hacia mí con una sonrisa un poco tensa y antes de que pudiera reaccionar su mano se posó sobre mi mejilla haciendo que solo mi atención estuviera fija en ella. Se inclinó de tal forma que sus labios estaban a centímetros de los míos y solo podía pensar en lo mucho que quería tirar de ellos con mis dientes, pero todo mi impulso se vino abajo cuando la escuché susurrar. Supe que para quien nos estuviera viendo, esto simulaba un beso.

—Sígueme la corriente —su aliento cálido chocó con mis labios y pude sentir el alcohol, la ira me invadió al darme cuenta que no solo se encontraba en un lugar al que tenía prohibido entrar, sino que también había bebido. Estaba siendo demasiado descuidada y podría pasarle cualquier cosa.

Cualquier idiota podría aprovecharse.

Y por supuesto, sería hombre muerto si lo veía.

—¡Pudiste venir! —dijo con alegría mientras se daba la vuelta para quedar de costado y ver a los demás, solo en ese momento fui consciente de que no estaba sola, sino con Jace y con Penny. ¿Jace y Penny? ¿Qué demonios...?—. Me olvidé de decirte que me encontraría con él aquí.

Traición y Sangre ✔ [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora