Carta a la enfermedad.

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12 de febrero de 2023.

Mi respiración permanece con normalidad, pero el sentimiento de estar envenenada sigue carcomiendome hasta lo más profundo, la despersonalización se funde en mi piel con la sensación de haber sido arrancada de la que era mi anatomía, como si el dolor y la debilidad encontraran siempre la forma de volver a mí, privándome del sueño, interponiendose en mis actividades y consumiendo hasta la menor fuerza que pudiera haberme quedado.

Depronto mi alma y organismo parecen ser inmunes a cualquier antídoto, pues nada nunca ayuda, nada desaparece, nada hace que se vaya. Los fármacos expiran esperando en vano llegar a tener algún efecto, las recetas se acumulan y las ojeras me saludan desde el espejo recordandome lo lento que me voy desvaneciendo.

Pero lo que más me carcome es saber que he sido yo quien te ha dado la bienvenida, que através de ti he sido mi propio verdugo y que fuí yo quien te encarnó en mi necedad y autodesprecio. Saber que te he dado el control conforme pretendo cuidar de todos menos de mí misma, me hace darme cuenta de que no eres más que otra de mis abominables creaciones, que recaen de la peor forma en mí.

Trato de contenerte y darte un fin, pero sigues creciendo desenfrenadamente, mientras yo muero cada día en el cuerpo que poco a poco consumes. Un cuerpo que ya no siento mío. Uno que ya no me pertenece. Uno en el que ya no quiero habitar.

Mary Anne.

Cuando las letras sangran.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora