Capítulo 18: Un comienzo definitivo

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El mensaje había sido simple.

Sasuke dijo que esperarían hasta que pudieran verse en la escuela, en aquel momento podrían hablar tranquilamente y arreglarían los malos momentos. Eso era lo que decía en los mensajes que había enviado a Sakura.

La pelirrosa interpretó esto como algo mucho más tranquilo de lo que esperaba. Sin querer, todo su interior se había calmado y ahora todo parecía mejorar. La ansiedad sin embargo, era algo que no parecía querer disiparse del todo, o por lo menos, no hasta que pudiera llegar aquel esperado momento.

Tan solo habían pasado dos días, pero ciertamente se habían sentido para ella como meses. Desesperantemente Sakura miraba en varias ocasiones su celular, como si esperase que el chico se arrepintiera de su decisión y quisiera arreglar las cosas a la distancia. Por otro lado, a veces fantaseaba con la idea de que el dijera algo como.

“Oye, arréglate, en una hora pasaré por ti.”

Pero esto no sucedía…

Llegado el día Sakura apenas había podido dormir bien, y se levantó innecesariamente temprano para alistarse con tranquilidad. Algo en hizo nacer el sentimiento de que, si lograba arreglarse adecuadamente como antes lo hacía, quizás él chico sería más amable con ella y las cosas terminarían mejor. Tampoco quería verse impresentable por si a caso llegara a invitarla a un lugar. La cosa es que simplemente quería estarse unos cuantos pasos por delante.

Las ojeras en su rostro eran algo que por más que lo quisiera, no podría ocultar simplemente con maquillaje pues no quería que la piel de su rostro se viera demasiado cargada. De esa manera ella simplemente dejó que estás se vieran y a cualquiera que preguntara, lo atribuiría al estrés.

Hasta cierto debía admitir que podía decirse que, “había vuelto a la normalidad”. Sus sentimientos al parecer habían vuelto a la normalidad, o por lo menos, estaba mucho mejor que dos días atrás. Se encontraba lo suficientemente estable como para arreglarse como usualmente lo hacía, se sentía más cómoda y no tan perseguida como para estarse a la defensiva. Ya no veía tan grave el comportamiento descortés de su profesora ni tampoco fantaseaba con que el resto de la gente notara su estado de ánimo. En ese momento, la manera cohibida en la que había actuado antes, le parecía un poco torpe.

Probablemente nadie hubiera estado tan interesado en su miserable vida como para notar sus cambios de humor o las pequeñas señales. De hecho, solo había un momento que probablemente fuera recordable y la única persona que comentó algo al respecto fue positivamente. Volver a la escuela entonces no se sintió tan malo como había creído que sería, cuando estaba asustada.

Aún así, tampoco era como si la estuviera pasando de lujo, por lo que, al sentarse en su lugar aún sentía esa característica ansiedad que le daba la necesidad de escuchar aquella molesta alarma que indicaba el permiso de largarse del salón. Aquel día no tenía clases con Kurenai, por suerte, pues no se sentía lista para una confortación por lo sucedido anteriormente. Tampoco lo estaba para ver de qué forma la verían sus compañeros, pero para aquello ya no tenía alguna salvación.

Tal y como había pensado la parte racional de su cerebro, nadie dijo ni la miró de ninguna forma. Era lógico si lo analizaba con más detenimiento, pero tampoco se culpaba por imaginar cosas. De todas maneras, las horas de clase pasaron más rápido de lo que imaginó.

Llegado el receso la ansiedad volvió a subir y a esparcirse por su cuerpo a través de sus venas de la misma manera que transportaban la sangre. Adrenalina, nervios, miedo, tantos sentimientos que se desataron desde el momento que puso un pie afuera de su aula y pudo ver una conocida figura masculina esperándola a unos metros de la puerta con su habitual vestimenta y las manos dentro de los bolsillos del pantalón de jeans. Eso llamó su atención, Sakura no recordaba en ni siquiera una ocasión haberlo visto con vaqueros.

THE LINE | +18 | Sasusaku  [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora