Capítulo 1: Su mirada

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En la oscuridad de la habitación, con paredes de ladrillos y el clima completamente frívolo, su mente no podía dejar de recordar el pasado.

Estaba perdido. Eso es lo que se repetía una y otra vez.

Cuando tenía salvación, él mismo se llevó a la ruina.

Quizás por herencia familiar, quizás por por costumbre o por la maldita genética que lo llevó a volverse loco de la cabeza a temprana edad. Pero lo hizo.

Se asesinó a sí mismo y perdió todo lo que le importaba. O más bien, todo lo que tenía.

Porque en realidad jamás le había importado algo de verdad.

Hasta que ella llegó.

Lo recordaba a la perfección.

.

.

.

En la escuela los días eran largos, pesados, agotadores. A Sasuke no le gustaban para nada estos, odiaba la escuela, le parecía una perdida de tiempo. No por eso le iba mal, de hecho era uno de los mejores alumnos de su clase, pero no estaba demasiado feliz ni conforme con el sistema estudiantil.

Odiaba la manera que casa uno de los profesores tenía para matar los sueños de los demás e intentar hacerlos sentir inferiores. Sasuke siempre supo que aquello se debía principalmente a qué era la única manera de que ellos no se sintieran mal por sus propias vidas.

Los ensayos eran simples, los trabajos en equipo disfuncionales, los temas aburridos y las condiciones salubres eran... un tema del cual todos preferían no hablar.

En ese momento se encontraba caminando en busca de un aula específica. El día anterior no había podido asistir por una cita con el médico que tuvo, por lo que decidió entregarle su tarea a la profesora fuera de su horario normal de clase. Sabía que los martes, a la primera hora, tenía clases con uno de los salones anteriores al suyo, por lo que allí yacía, parado en frente de la puerta esperando por escuchar la señal que le indicaría que podía adentrarse.

—¡Pasa Sasuke! — sonó la conocida voz de su profesora Kurenai. Pasó al lugar despreocupado con sus hojas en mano — Que bueno verte. ¿Te ha ido bien ayer?

Ante esto, el de cabello azabache contestó con un simple asentimiento: Uhm.

Él siempre era de pocas palabras, solo quería retirarse y continuar con su día escolar habitual lo más rápido que pudiera. Deseaba llegar a casa a hacer algo más productivo, como seguir estudiando las actividades económicas del negocio familiar, el que pronto estaría en sus manos cuando su padre se lo heredaría.

—Así es como se comporta un verdadero alumno ejemplar — Kurenai sentenció para todos los estudiantes allí presentes— Faltan un día a clases y al siguiente demuestran encontrarse al día sin problemas. Gracias por la demostración gráfica, Sasuke. Siempre estaré orgullosa de ti.

Se sintió algo molesto de ser expuesto por esa cuarentona ante ojos adolcentes que no eran de confianza. Lo más probable era que todos ellos lo conocieran a él, pero en cambio, al revés no era igual pues Sasuke no se fijaba demasiado en la vida de los demás en cuanto no le afectase. Era inevitable que fuera el centro de atención en ocasiones, después de todo, se trataba de uno de los jugadores estrellas del equipo de fútbol de la escuela, uno de los mejores promedios, y también quien se encargaba de relatar los ensayos de los alumnos en los días importantes. Pero no le agradaba demasiado la sociabilidad innecesaria.

Miró con desinterés en dirección hacia los rostros, que le observaban con curiosidad y... picardía de parte de las féminas. Él no estaba interesado en ellas, pues generalmente le atraían las chicas de su misma edad o mayores muy intelectuales. Pero debía admitir que le agradaba esa sensación de su pecho inflándose por aquellas miradas de deseo.

Estuvo a punto de despedirse con un saludo de mano, cuando entre los pupitres de hasta atrás sus ojos captaron algo extraño, o más bien, una mirada extraña. Miró con intriga aquellos ojos cristalinos que lo observaban con, aquello que si mal no estaba deduciendo, era envidia. La hostilidad escapaba de los ojos acuosos color esmeralda que no podían ocultar sus emociones.

Sasuke se sintió algo confundido cuando observó el rostro pálido, mejillas rosadas pertenecientes a una chica pelirrosa que juró jamás haber visto en el establecimiento educativo.

¿Quién era ella? ¿Por qué lo observaba se esa manera? Se preguntaba. Estaba acostumbrado a las miradas emanantes de negatividad de parte de los hombres, jamás lo había recibido por parte de una chica. ¿Qué le sucedía a ella? Quizás, Sasuke había robado la atención de algún enamorado o enamorada suya y por eso esa chica estaba tan recelosa. Quien demonios podía saberlo.

Pero realmente, sintió como un aura de tristeza apesadumbrada lo invadía, ante la mirada constante y latente que parecía querer hacerlo desaparecer. Algo se removió dentro de él en ese momento, ante la conexión irrompible de sus miradas, pero que le costaba sostener. ¿Cómo alguien podía mirarlo con tanta intensidad?

Pero los segundos pasaban, y su quietud se estaba tornando extraña.

Le quitó importancia al asunto despidiéndose de una vez y saliendo del lugar con pereza. La siguiente clase sería de Kakashi, probablemente la única materia que el azabache no aborrecía completamente.

Sin embargo, durante el resto del día se quedó pensado en aquellos ojos que lo miraron con tanta intensidad ese día. Recordaba el brillo reflejante de sus lágrimas acumulados en la comisura de estos, como si estuvieran a punto de desbordar una enorme cascada de odio.

Él suspiró algo desganado al pensar en aquello. Era realmente una chica muy bonita, quizás una de las más bonitas que haya visto en la escuela. Sus ojos eran demasiado intensos, demasiado bonitos, probablemente hubieran sido hipnotizantes si quisiera haberlo atraído con otro tipo de mensaje.

Definitivamente hubiera sido maravilloso observar aquellas perlas color jades bajo suyo en otras circunstancias.

Sonrió algo altanero al pensar que, tampoco sería muy difícil para él cambiar las emociones en esa mirada. Podía lograrlo en poco tiempo si se lo proponía.

Entonces reconoció que hacía unos meses que las cosas habían estado más aburridas de lo habitual en su vida. Acontecimiento provocado por la falta de un entretenimiento básico en su vida, pues no había tenido un interés romántico hacía meses y, ya estaba hartándose. No porque realmente necesitara una chica, sino porque era divertido tener alguna merodeando por allí y jugar con ella como era debido, mientras fuera divertido.

Cuando ese tiempo pasaba, las cosas entre ambos rompían y aunque, casi siempre la otra persona quedara con el corazón roto, a Sasuke realmente no le importaba. Aunque sonara cruel, jamás se había enamorado por mucho que cada una se hubiera esmerado en entregarle su amor y tiempo en demostraciones de afecto sinceras. No las aborrecía, no le molestaban, jamás intentaría hacerles sentir menos por estar enamoradas, pero a él no le llenaban ni un poco.

Le gustaba coquetear, le gustaba pretender a una chica que aceptaría sus cuidados y su toque delicado que buscaba encantaría. Les hablaría muy por encima sobre su vida, pero aún así hablaría sinceramente, les enseñaría cosas, pasaría tiempo con ellas y les daría cariño para no hacerlas sentir solas. Todo hasta que simplemente su mente decidiera que el periodo con aquella mujer, habría terminado. Entonces no tendría problema en informarles de la ruptura, no sería cruel ni insultante, pero tampoco amoroso, pues no tomaría la carga de las emociones de alguien más.

Sí, lo había pensado bien. No perdería nada intentándolo, sería divertido averiguar que se traía entre manos esa muchacha. Pero por sobre todo, lo sería aún más el cambiar la opinión de ese transparente corazoncito.

Sonrió con satisfacción cuando su mente comenzó a maquinar con rapidez. Tan solo era un año menor que él, y dudaba que fuera demasiado inocente pues nadie en la adolescencia moderna lo era. Por lo que no sería un problema.

Entonces, así comenzó un nuevo periodo en su vida. Él perteneciente a esa belleza esmeralda cristalina.

THE LINE | +18 | Sasusaku  [En Emisión]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora