1: temor

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Estaba sirviendo la cena cuando escuchó un golpe en la puerta, se asustó y con la mano en el pecho se dirigió hacia ella, su corazón latía muy fuerte y su estómago se comenzaba a revolver.

—¿Quién? —preguntó temeroso.

—¡Abre la maldita puerta! —volvió a pegar la puerta con más fuerza.

SeokJin soltó un suspiro y abrió la puerta, rápidamente se hizo a un lado.

—Con que no hayas hecho la cena lo lamentaras. —se dirigió amenazante al chico.

—Ya está servida. —contestó temeroso.

El hombre no dijo nada y se dirigió a la cocina casi tambaleándose, llegó ebrio.

—Ven a comer. —ordenó.

—No tengo hambre.

—QUE VENGAS A COMER, yo no te quiero todo flaco. —dijo con voz suave lo último después de gritar, haciendo que SeokJin se abrazara a si mismo—. Deja de actuar como un maricon, ni siquiera te hice algo.

—Es que... me duele el estomago.

—MALDITA SEA SEOKJIN. —se levantó y jaló del brazo a SeokJin hasta la silla haciendo que se sentara con brusquedad.

—Me lastimas! Sueltame Sunghoon!

—Cállate ya! Me desesperas maldita sea. —empujó el plato y se levantó de la silla dirigiéndose a la habitación—. Ya me arruinaste la comida.

—Sunghoon... espera.

SeokJin se quedó sentado mirando a la nada, no le comenzaba a agradar el comportamiento de Sunghoon cuando se ponía ebrio, todos estos años que llevan casados él había sido buena persona y lo trataba como nadie en el mundo, pero de un momento a otro dejó de ser el mismo, le gritaba, y eso a SeokJin le dolía, pues nunca estuvo acostumbrado a esos tratos, sus padres y abuelos siempre lo mimaron.

Cerró sus ojos y comenzó a llorar, amaba mucho a Sunghoon y no le gustaba hacerlo enojar, pero estando ebrio el hombre se enojaba por todo, hasta por su presencia.

—SEOkJIN! —gritó desde la habitación.

El castaño se levantó y con ese temor se dirigió a la habitación.

—¿Sí?

—¿Por qué andas dejando tu ropa interior en la cama? Mira lo que me has hecho, maldición.

—Sunghoon...

Sunghoon se estaba masturbando en la cama mientras sostenía un calzoncillo de Jin.

—Chúpamela.

—Pero tú...

—Dije que me la chupes.

—Ya voy...

SeokJin se acercó a la cama, se subió en ella y se sentó frente a su esposo, tomó el miembro y lo masajeó un poco antes de llevarlo a su boca.

Sunghoon desde que se casaron siempre fue lento con él, especialmente en el sexo trataba de que los dos se sintieran bien.

Pero ahora que agarró la costumbre de llegar ebrio de su trabajo, cada que tenían sexo era rudo, no le importaba que a la hora de tener su pene en la boca de SeokJin lo hacía vomitar, ya no era suave con él.

Y mientras SeokJin recordaba eso las lágrimas salieron sin parar mientras Sunghoon lo embestía con demasía.

—Buen chico. —dio una nalgada—. Solo me gusta hacerlo contigo mi dulce Jin.

. . .

Caminaba por los pasillos del supermercado, en el de frutas y verduras para ser exactos, estaba eligiendo lo que llevaría para la semana, aunque también checaba los precios porque últimamente el dinero no le estaba rindiendo, antes metía las cosas al carrito de compras sin necesidad de ver el precio y checar su cartera para ver si le alcanza, ahora tiene que hacer todo eso.

Dejó de trabajar desde que se casó con Sunghoon, pues el mencionado se le pidió. Ahora estaba pensando en volver a conseguir trabajo.

Llegó al pasillo de limpieza, pues tenía que comprar un mechudo que hacía falta en la casa. Tomó el mechudo y lo echó al carrito, se formó en la fila y colocó las cosas en la caja, finalmente comenzaron a cobrar sus cosas.

—Serían 44,690 wones. —dijo la cajera.

SeokJin sacó su cartera, y para su pésima suerte solo traía 41945 wones.

—Quíteme esto. —no se llevaría el mechudo, seguiría trapeando con un trapo viejo.

—¿Cuánto falta?

SeokJin y la chica voltearon a ver al chico que habló, era el vecino y amigo de Jin.

—Jungkook...

—¿Cuánto falta? —volvió a preguntar.

—No, nada, después vengo por eso. —se inclinó en forma de agradecimiento por su acto.

—Te debo un favor, por favor cobre eso. —ordenó a la cajera y esta obedeció en seguida.

Cuando terminaron de pagar, ambos comenzaron a caminar juntos, pues el edificio no estaba tan lejos y vivían uno frente al otro.

—Es una pena todo esto, nunca me había pasado, creo que no medí bien y no me traje el suficiente dinero, pero llegando te lo pagaré, lo juro.

—Mmh, no, recuerda que te debo una por cuidar a mi hija, que por cierto, quería volver a pedirte el favor.

—Claro, cuando quieras.

—Aunque... no es por ser grosero, pero tu esposo no me da confianza, así que si puedes ir a mi casa, mejor, solo será medio día, después de eso su padre vendrá por ella.

—No te preocupes, tu dime cuando y yo encantado.

—Va, yo te aviso.

Y llegaron al edificio y cada quien a su departamento.

Jungkook y Jin eran muy buenos amigos, nunca tuvieron problemas como vecinos y aparte la hija de Jungkook también se llevaba muy bien con SeokJin.

Según él, Jungkook y su pareja estaban separados y el padre venía a buscar a la pequeña después del medio día, pero bueno, según SeokJin.

Ni siquiera podía salir a platicar con sus vecinos donceles porque Sunghoon no lo dejaba, según porque las personas son muy malas y las amistades no existen, así que SeokJin se quedó con esa idea.

Ingresó al departamento, y al entrar se llevó la gran sorpresa de que Sunghoon estaba acostado en el sillón mirando televisión mientras en sus piernas tenía botana y varias cervezas, incluso las latas estaban regadas por el piso.

—Que bueno que llegas porque tengo hambre. —dijo mientras bebía de la lata.

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