⭑ "Los increíbles hurones botadores"

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A la mañana siguiente, Amelie entró al gran comedor, ajustando su corbata con delicadeza. El ambiente de los alumnos era un poco deprimente, por alguna razón desconocida, incluso, la tormenta de ayer, había desaparecido hacia otro lugar, dejando solo el aire frío.

—Sus horarios—gruño Snape, con desgana.

Desde que mencionaron a Moody como el profesor de D.C.A.O, su buen humor se fue al caño, aunque en realidad, nunca tenía buen humor.

—¡Dos horas en adivinación!—exclamó Draco frustrado.

Amelie observo su horario, mientras tomaba un vaso de leche tibia. Ese día tenía: Herbología con Ravenclaw, Cuidado de Criaturas Mágicas y Adivinación, con los Gryffindor.

—Pues creo el horario no es tan malo—mencionó ella, comenzando a comer unas galletas con relleno de fresa.

—¿Qué no es malo?—replicó Draco.—Tenemos dos clases con los molestos Gryffindor.

Cristina rodó los ojos con fastidio. Orion y ella tenían clases diferentes, al ser mayores por un año, lo que definitivamente la ponía triste. No podría compartir asiento con Amelie, ni una sola vez.

—Por Salazar, Draco. No comiences a darme dolor de cabeza tan temprano—gruño Amelie, arrojándole una uva, que lo golpeó directamente en la frente.

Draco le devolvió la uva, pero la ella la esquivó con facilidad.

—¿No tenemos clase hoy con Moody?—indagó Blaise, con las cejas fruncidas, mientras observaba su horario.

Su amigo, a diferencia de ellos, no estaba tomando Adivinación, en realidad tenía clases de Aritmancia, que según él, eran fascinantes.

—Hoy no, es hasta el jueves—le respondió Theo.

Amelie asintió con la cabeza, llevándose hasta la boca otra deliciosa galleta y, por el rabillo de ojo, pudo ver al trío de oro acercarse a la mesa Gryffindor, con toda la calma posible. Sus ojos se detuvieron en Hermione mas tiempo de lo normal.

La castaña se dejó en caer en su asiento habitual, y por costumbre, llevó su vista hasta la mesa de las serpientes, solo para encontrase con unos ojos grises que la miraban fijamente. Hermione tragó saliva, antes de apartar la vista con las mejillas rojas en vergüenza. Y luego, comenzó servirse su desayuno, con toda la calma del mundo.

Mientras tanto, Amelie del otro lado del comedor, sonrió triunfal al saber que Hermione probaría la comida de los elfos. Ella no deseaba que se enfermara por no comer bien.

"WONDERWALL; Hermione Granger"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora