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Lo primero que Ten escuchó al despertar fué el agudo pitido del hervidor en su departamento. Al abrir los ojos, vió al vagabundo con el que había pasado dos días enteros prepararle el desayuno en su cocina. No se lo podía creer.

Taeyong volteó dándose cuenta de que el doctor había despertado, y carcajeó en silencio con emoción.

—Tengo sabor a vómito—fue lo primero que dijo Ten, sentándose en el sofá.

—Sip, vomitaste a las 3:00 am—respondió, acercándose a él con una bandeja. —Para un chico que jamás se había embriagado ni drogado antes—acomodó la bandeja con el desayuno en la pequeña mesita. —Si que lo diste todo, toma. El té es para la cabeza, aspirina para los músculos, té de limon para la panza.. Con un toque de borbon, remedio para la resaca—se levantó.

Fue entonces que Ten se percató que el vago, aparte de su polera y camisa, solo andaba con pantalonsillos para dormir.

—... ¿Tuvimos sexo?—preguntó, con miedo, y un notorio disgusto, porque el no era gay.

Taeyong se burló con sonidos para luego tornarse serio, tampoco era gay. —No, yo dormí en el piso, quería prepararte el desayuno—Ten suspiró aliviado. —Y todo lo que encontre fue comida Tailandesa vieja y tres jarras de mantequilla de maní.

—Si, como una cucharada para cenar—respondió el doctor jugueteando con la medicina.

—Con razón te dió cáncer—le reprendió Taeyong. —Vamos, vayamos a comer.

Ten solo lo observó con la taza entre sus manos mientras Taeyong recogía su ropa.

—Conozco un restaurante que sirve mierda estilo militar en una teja—se colocó los pantalones. —El mejor remedio contra la resaca que conoce el hombre, carne con papas y crema.

Fue entonces que al doctor le llegó un golpe de realidad.

—Basta, fuera.

—Exacto vamos—le respondió Taeyong.

—Tu, ahora—apuntó Ten hacia la puerta, lo estába echando.

—¿Que? ¿Por qué?—cuestionó con algo de tristeza Taeyong, se levantó para acercarse al doctor, quien lucia como un muerto. —No te avergüences, te ves muy bien—halago, y a Ten nuevamente la realidad lo golpeó.

—Tienes que irte—se levantó de golpe, en dirección a la salida.

—¡Por favooor! Nos divertimos—Taeyong lo siguió. —¿O no? Eres mi moribundo favorito del mundo.

—Por favor—insistió el palido, abriendo la puerta.

Taeyong lo tomó por los hombros y se acercó.

—Nuestra química es asombra—le susurró comprensivo, sin darse cuenta comenzó a acariciarle la mejilla. —No trates de negarlo.

—... Bien, gracias por ayer—lo empujó hacia la salida.

—E-espera.

—Hasta luego.

—No, no, ¡apenas estabamos!—se vió interrumpido por la puerta que fue cerrada en su cara, hasta que volvió a abrirse. —Por favor sabes de que estoy hablando, espera.. —Ten le devolvió su chaqueta y volvió a cerrar, Taeyong bajó la cabeza y maldijo. —Demonios.




One Night Hookup / TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora