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Luego de aquella gran compra, ambos caminaban en rumbo al departamento del doctor para disfrutar aquel gran whiskey que probablemente era una futura deuda millonaria.

—No soy un hombre religioso, per se—-habló Taeyong, con un cigarrillo en la boca—Pero este whiskey te hará creer en Dios—Ten asentia, abrazándose a si mismo con frío. —Tal vez incluso hablar con él.

—¡Oh! Nono, no no, rayos—exclamó Ten con velocidad, agarrando a Taeyong del brazo con fin de arrastrarlo hacía atras.

Estaban a nada de entrar al edificio y ahora se encontraban pegados en una pared.

—¿De quien nos escondemos?—preguntó Taeyong.

—De mi familia.

Ambos se asomaron, viendo como de una camioneta bajaban diferentes personas.

—Mi hermana ya me dijo que están planeando una intervención, tiene una llave para entrar, lo más probable es que subirán a esperarme, es una emboscada—Afirmó.

—¿Que clase de intervención?

Ten lo observó con obviedad. —Quieren arrastrarme hacía el hospital para el tratamiento, les dije que no iré, pero mi hermana cree que cuando supe que tenía cáncer me dió una crisis nerviosa—continuó molesto por la situación. —Y que gracias a eso, bebo con un vagabundo...  Lo cual en parte es cierto pero... —se giró para seguir espiando a su familia.

—No soy un vagabundo, te dije que tengo un hogar solo que no me gusta estar demasiado ahí—volteó los ojos.

—¿Subimos al techo? Es un lindo lugar para beber.

Ambos subieron la mirada.

—Todo lugar lo es—respondió Taeyong, asintiendo.

Ambos comenzaron a caminar nuevamente.

[........]

——Entonces calientas el vaso.. con tus manos, justamente así. —le explicaba Taeyong.

Se encontraban sentados casi al borde de la azotea sirviéndose del exquisito whiskey.

—Lo giras para soltar el aroma—aconsejó Taeyong, a lo que Ten se rio. —Inhala—ambos inhalaron. —Y bebes.

Taeyong finalmente tomó un sorbo para probarlo, mirando hacia la lejanía en silencio, Ten lo observaba expectante, esperando alguna reacción.

—... Ese es un buen whiskey—afirmó, fué entonces que Ten bebió. —Más vale que lo fuera, por diez mil dólares.

—Sabe cómo... el interior de un granero—se quejó el doctor, pero volvió a beber.

—Ja, pero de buen modo, ¿no?

Ten se acabó el vaso, arrugando el rostro y removiendose, como un niño que acaba de probar un limon.

—Hombre de mi corazón—Taeyong lo buscó con la mirada, para beber también.

Entonces el celular de Ten comenzó a sonar.

—Mierda, ahora están llamando—sacó el aparato.

—¿No te deshiciste de tu teléfono?—preguntó Taeyong completamente confundido, o tal vez no recordaba por ebriedad.

—Si, pero mi hermana me dió otro para estar "conectados"—se burló. —Y morir es solitario... desearía que lo entendiera.

—Que quieres sentirte vivo hasta el día en que te mueras—respondió, colocándose unos guantes por el frío.

—¡Si, es exactamente eso!—asintió. —Siempre fuí tan cauteloso... pero ya no hay razón para seguir siendolo.

Comenzó a reir, lanzando el vaso el plástico por la borda. Lentamente caminó hacia la orilla, subiendo al borde de la azotea y dejando que el viento le pegara.

—Wow wow wow, cuidado—se asustó Taeyong.

—Tae, mira esta vista.

El sonrió, levantándose para ir a su lado y subiendo con extremo cuidado junto al doctor, porque el equilibrio no era su fuerte.

—Si que hay viento hoy—habló una vez arriba.

Ten empezó a balancear sus brazos con libertad, disfrutando de la sensación.

—Hey tranquilo—con una sonrisa y el vaso en la mano, Taeyong lo observaba.

—.. Tres, dos, dos, tres—murmuró el doctor. —Yo estudié baile hasta los doce—comentó, saltando como si nada en la orilla. Taeyong sudaba nervioso. —Cuarta posición—posó. —Quinta posición... ¡y pirueta!

—¡Espera!—Taeyong lo agarró del brazo.

Ten de todas formas no iba a caer, pero la adrenalina y el alcohol provocaron que empezara a toser, Taeyong pensó que iba a vomitar.

—Vamos, bajemos de aqui- AH!

Gritó apuntó de caer, tratando desesperadamente de mantener el equilibrio, porque sin querer Ten lo había empujado.

—¡Taeyong!

El mencionado tropezó en la orilla, ocasionando que su vaso con el caro whiskey en el cayeran, el observó la caída asustado, retrocediendo por instinto.

—Oh no, ¿estás bien?—se acercó con preocupación Ten, agachandose a su lado.

—... Tiré mi vaso.

—Jaja tranquilo, hay más—puso su mano en el rostro de él, buscando tranquilizarlo.

—Si si, solo eran casi seiscientos dólares de alcohol—sonó arrepentido, y aún con miedo.

—Taeyong—volvió a decir Ten, con una expresión de angustia.

—Te diré algo, bajemos del techo y pongamos nuestros pies en tierra firme, ¿si?

—¡YA SE!

Taeyong dió un pequeño salto por el repentino grito.

—Ahora quiero crack—afirmó Ten.

Y solo para que bajaran pronto de ese techo, Taeyong le siguió.

One Night Hookup / TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora