09.00

35 6 1
                                        

—¿Por qué no me dijiste que golpear a una persona dolería tanto?—se quejó el doctor viéndose sus rojos nudillos.

—Golpeaste tu mano contra el cráneo de alguién, como creíste que se sentiría—se burló Taeyong, quien por impulso tomó la mano de Ten y acarició la zona con dolor, este se quejó nuevamente. —Podríamos fumar otro—ofreció.

—Estoy muuy cansado—respondió él.

Ambos observaron por la ventana del bus en el que se encontraban, girando por la ciudad.

—Los mejores dos días de mi vida—afirmó el doctor entre risas, y con confianza dejó caer su cabeza en el hombro de Taeyong, cerrando sus ojos agotado. —Gracias a ti.

—Y aún no se acaba, ¿a donde quieres ir ahora?—Ten simplemente rió. —Si tienes el dinero, conozco a un tipo en el centro que vende opio—finalizó susurrando, no quería que las demás personas en el bus lo observarán con desagrado. —Un lugar de opio muy honesto, en el corazón del barrio chino, y es un buen sujeto, no te roba cuando estás desmayado.

Pero Ten no contestó.

—¿Ten?—Taeyong, como pudo, observó al doctor quien dormía hundido en su cuello, Taeyong sonrío con ternura.

Pero un pensamiento se le cruzó por la mente, entonces lentamente se movió aún con Ten en su cuello, cuando se dió cuenta de que este se iba a caer por su movida, lo atrapó con suavidad y acarició su cabello, pero sin dejar de ejecutar su plan.

Con su mano desocupada, la dirigió con sigilo hacia el bolsillo de la bata de Ten y sacó su billetera, recordando la gran cantidad de dinero que esta tenía. La abrió en silencio y se detuvo para admirarlo, pero luego lo pensó.

¿Realmente quería robarle el dinero a alguien que le había pagado el trago, comprado droga y le había dado algo de paz? Paz que no había tenido durante un largo tiempo debido a la sobre protectora de su hermana, que quizá solo porque la suerte estuvo de su lado, es que la policía no está buscándolo por desaparecido.

Taeyong suspiró.

(......)

—¿Como supiste donde vivo?—preguntó en un susurro el doctor, adormecido, mientras se acomodaba en un familiar sofá.

—La licencia en tu cartera—respondió Taeyong, sacándole los zapatos con cuidado.

Ten asintió, tapándose mejor con la manta que Taeyong le había puesto encima.

—... Bien—murmuró, y volvió a caer dormido, bajo la atenta mirada de Taeyong, quien hizo una mueca triste, ya debía irse.

One Night Hookup / TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora