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—¿Y si le preguntamos a él?

—No tendrá crack, es un ebrio, miralo—señaló Taeyong no muy discretamente a un viejo que tomaba cerca de las vías de un tren. —Intentémoslo por allá en el puente.

—La peor parte del crack es la adicción a largo plazooo—comenzó Ten, aun con el caro whiskey en la mano, y claramente ebrio.

Había caido ya la noche y en todo el trayecto jamás soltaron la botella, decidieron aprovechar cada valiosa gota, Taeyong que ya está acostumbrado a tener alcohol en su cuerpo, se notaba mucho más sobrio que Ten, quien se agarraba a Taeyong de vez en cuando para no perder el equilibrio.

—¡Pero no estaré aquí para el largo plazo de nada!—continuo, con una extraña alegría. —Y pensar en las drogas que me darían en el hospital.—bebió.

—¿Cuanto dijiste que es la tasa de supervivencia para tu tipo de cáncer?

—Dos por ciento—respondió Ten colocando dos dedos en el rostro de Taeyong.

—Eso es con tratamiento, ¿cierto?

Ten no respondió, pero no porque no quisiera, solo estaba demasiado mareado para ello, mantener una conversación ebrio mientras caminaban era demasiado trabajo.

—¿Qué hay sobre la remisión? ¿Sobre las personas que no se curan? —siguió cuestionando, Ten detuvo su paso.

—¿Cual es tu punto?—inquirió.

—... Solo pensaba en voz alta.

—¿Le haz pedido a alguien que tome quimio o radiación?—reanudó su paso, y Taeyong lo siguió. —Sienten como si alguien les desgarrara los dientes desde adentro. No pueden recordar ni que día es, ni mantener los ojos abiertos. Están en cama todo el día y tienen llagas que no se curan—explicó. —¿Es así como querrías pasar tus últimos días en el planeta? Creeme, estoy en paz con mi decisión.

Taeyong ahora era quién detuvo el paso, tomando a Ten de los hombros con tal de voltearlo y estar frente a frente.

—Te apoyaré en todo el trayecto —afirmó, observandolo fijamente. —Vayamos al puente —sonrío y dió paso.

Ten sin embargo no lo siguió, se quedó pisando parte de las vías del tren y hablo.

—Antes solía tenerle miedo a estas cosas... ahora se siente bien estar sobre ellas, ir contra mis instintos —habló emocionado—Taeyong... siente como late mi corazón.

Tomó con rapidez la mano del susodicho colocandola en su pecho, buscando su mirada, que si recibió, ahora cruzaban sus miradas en la oscuridad. Taeyong podía sentir con fuerza los latidos del pálido, inclusó podría afirmar que hacían eco en sus oídos.

—Si... como late.

Ten suspiró rendido, ambos lo hicieron, estában en silencio sin despegar sus miradas.

Taeyong sintió como si Ten estuviera rogando con angustia.

—Tengamos sexo.

—... ¿Que?—contestó Taeyong con gran dificultad, se había atragantado de la sorpresa.

Ten asintió velozmente. —Sobre las vías, no hay nadie cerca además... Si, hagamoslo—comenzó a dar pequeños saltos desesperado.

—Pero esa no sería mi objeción... —finalmente Taeyong iba a decir algo que no quería admitir. —Tendría sexo contigo donde sea, pero parece que esta ubicación en particular está llena de peligro innecesario.

—¡Exacto!—contestó Ten ya ajetreado.

Taeyong fingió una sonrisa para no hacerlo sentir mal, y Ten volvió a tomar un sorbo de la botella, el último sorbo.

—Si quieres que pare, solo dime.

Y finalmente, comenzó a sacarse la chaqueta, acción que quedó a medias porque al darse cuenta de que Taeyong no estába reaccionando, con sus manos atacó su cinturón con tal de desnudarlo, y Taeyong finalmente accedió.

Puso ambas manos en el rostro del pálido, y lo besó.

One Night Hookup / TaetenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora