Álvaro

1K 53 52
                                    

Estaban siendo días raros para mí. 

No estaba entendiendo nada de lo que yo mismo estaba haciendo y eso era un verdadero problema.

Cuando estaba con Paul siempre actuaba de manera extraña, y eso me asustaba porque no sabía que significaba, ni quería saberlo.

Habíamos estado ensayando un par de días, la clase de interpretación de la canción la teníamos hoy y sinceramente no sabía que podía salir de eso.

Llegamos a clase y como me había acostumbrado a hacer estos días, me senté con él.

—Hola.—Paul me saludó y me sonrió y yo hice lo mismo de vuelta.

Las clases consistían en que Abril se llevaba a los dúos a una zona apartada y los demás mientras practicábamos nuestras canciones. Éramos muchos y no nos podíamos repartir en diferentes clases, así que era la única alternativa que había.

Hoy nos tocaba a nosotros y estaba muy nervioso, pero creo que no era el único ya que noté la pierna de Paul temblando al lado de la mía.

Le agarré la pierna para tratar de tranquilizarlo y en lugar de eso me puse nervioso yo. ¿Qué coño me pasaba?

—Tranquilo, va a ir bien. —Le dije intentando disimular, él solo asintió.

Normalmente hablábamos pero hoy ambos estábamos más callados de lo normal, y eso no tenía ningún tipo de sentido porque no había pasado nada extraño. No obstante apenas podía articular una palabra.

Me puse a mirar a mi alrededor para intentar distraerme y cuando me giré y volví a ver a Paul estaba escribiendo.

—¿Qué escribes? —Le pregunté.

—Nada.

—¿Nada?

—Es una carta para mi abuela.

—Entonces es bonito ¿no? ¿Puedo leerla?

—¡No! —gritó e hizo que todos se girasen hacia nosotros durante un par de segundos, Paul se tapó la cara con las manos. —Es demasiado personal, lo siento.

Lo entendí, aunque su reacción me había parecido un poco extraña la dejé pasar.

Se había formado un silencio incómodo entre nosotros, Paul había guardado la carta y se encontraba mirando al suelo. Odiaba que se hubiera sentido incómodo por mí.

Estaba apunto de decirle algo cuando Abril apareció por la puerta y nos llamó para que nos fuéramos con ella. Paul y yo nos levantamos de nuestro sitio y la seguimos.

—¿Cómo estáis? ¿Qué tal la semana? — Nos preguntó Abril con una gran sonrisa, no podía decir lo mismo de nosotros.—¿Qué os pasa? Os noto muy serios.

—Nada.— Respondimos al unísono.

Abril nos miró y viendo que ninguno iba a decir nada, dejó pasar el tema.

—Bien, os ha tocado Exile ¿verdad?

—Sí, así es. —Le respondió Paul.

—A lo mejor os enfadáis, pero voy a hacer una adaptación a la interpretación de la canción, sabéis que habla sobre una ruptura ¿no?

—Sí— Ambos volvimos a responder al unísono.

—Pues vamos a trabajar con algo un poco diferente, pero que no le va a perder el sentido a la canción ¿Vale?—Los dos asentimos— Bien, primero vais a poneros frente a frente.

Paul y yo hicimos lo que Abril nos dijo, hubo un largo silencio hasta que volvió a hablar.

—Ahora vais a crear una conversación sobre lo que yo os diga.

Las palabras que siempre te quise decir | Alvaul / Polvorones Donde viven las historias. Descúbrelo ahora