Eran ya en los últimos días que teníamos para ensayar antes de presentar el dúo a todo el mundo, y aunque ya habíamos hecho una prueba aún estaba intranquilo.
Habíamos mejorado mucho y quedábamos todos los días para ensayar, así que por esa parte no me preocupaba. Lo que verdaderamente pasaba por mi mente era que iba a suceder después, pero intentaba lo darle muchas vueltas al tema, y menos cuando estábamos ensayando.
Estábamos los dos en mi casa, solíamos alternar para que no se tuviera que desplazar siempre el mismo. Tenía el cuarto más ordenado de lo que lo he tenido en mucho tiempo y aún así no podía parar de estar inquieto cada vez que pisaba mi habitación.
—Ya son los últimos ensayos ¿Eh? — Dijo.—Parece mentira.
—Podríamos celebrarlo cuando terminemos.— Siendo sinceros lo que menos me apetecía era acabar con los ensayos, pero aún así traté de bromear, aunque se lo tomó en serio.
—¿Te gustaría cantar conmigo en uno de mis bolos?—Me preguntó.—Seguro que les encantas a todos.
Por un momento noté como se me iluminó la cara. Aunque traté de ocultarlo como pude.
—¿De verdad te gustaría?
—Claro, además se me hará raro no cantar contigo después de esto, creo que es una buena manera de despedirse a lo grande ¿no?
Despedirse, odiaba esa palabra, pero también sé que quería disfrutar hasta el último minuto así que le sonreí e intenté que no se me notase que en verdad me dolía la idea de no cantar con él.
Estuvimos ensayando tan concentrados que no nos dimos cuenta de que ya era muy tarde.
—Madre mía ¿Ya es esta hora?—Preguntó preocupado.
—Estamos en fin de semana, no te preocupes, puedes quedarte más tiempo si te apetece.
—Creo que hemos trabajado mucho en esto y nos merecemos un descanso. ¿Quieres venirte a tomar algo?
—No me apetece mucho.—Le sonreí con timidez.— Pero puedes irte si quieres, no pasa nada.
Sí, si que pasaba. Me dolía mucho cada vez que se iba porque sabía que teníamos los días contados, pero no iba a retenerlo conmigo.
Pensé que se iba a marchar cuando de repente, se giró hacia mi y me volvió a hablar.
—Siento decirte que me vas a tener que aguantar unas horas más, porque estoy cansado de fingir que no me gusta pasar tiempo contigo.
Cuando me lo dijo me quedé completamente paralizado, tanto que noté como el cuerpo se me puso rígido de repente.
Álvaro se empezó a reír por mí reacción y continuó hablando.
—No te asustes hombre, es que he visto que tienes el lol y me apetecía jugar.
—¿Juegas al lol? — Le pregunté reaccionando por fin.
—Sí, aunque no me pega la verdad.
—Si te pega. —Le dije con una sonrisa nerviosa.
—¿Sí?
Asentí aún sin creerme que le gustaba jugar al juego al que literalmente estaba viciado, nunca pensé que este hombre y yo podríamos tener tantas cosas en común.
—¿Y que eres? —Le pregunté.
—Support.
—Anda, yo ADC.
Ambos nos reímos porque sabíamos lo que eso significaba, concretamente esas eran justo las que se compenetraban en el lol y se necesitaban mutuamente para ganar.
Sin duda alguna tenía claro que mi vida era muy surrealista, pero estos últimos acontecimientos me estaban encantando.
—Deberíamos jugar juntos algún día.
—Sí, podríamos.—Le sonreí.
Parece que no se iba a acabar tan pronto como esperaba, entre que me había invitado a cantar con él en su bar de siempre y que próximamente jugaríamos juntos, sentía que estaba viviendo en un mundo paralelo.
—Entonces, ¿Te apetece jugar?—Le pregunté y él se paró a pensar durante unos segundos.
—Sí, pero ya jugaré en mi casa más tranquilo, juguemos a algún juego juntos, ¿Se te ocurre alguno?
Me hizo gracia el juego que se me vino a la cabeza en ese momento y no sé si el querría jugar pero creo que podríamos pasarnoslo bien.
—De hecho, si se me ocurre alguno. Cierra los ojos.
Tal y como le pedí, Álvaro cerró los ojos y yo mientras me puse a buscar el juego.
El primer juego que se me vino a la cabeza sin duda era todo un clásico, se trataba de dos muñequitos, uno de fuego y otro de agua, y teníamos que ayudarnos mutuamente a pasar los niveles sin tratar de morir.
Solía jugarlo solo, por eso me hizo ilusión pensar que por fin podría jugarlo con alguien. Lo que menos esperaba era que ese alguien fuese Álvaro Mayo.
Puse el juego y le dije que ya podía abrir los ojos, él miró la pantalla del ordenador y de la emoción, me tiró del brazo y prácticamente caí encima suya.
— Álvaro, cuidado.—Le dije notando mis mejillas arder.
—Perdón, me he dejado llevar por la emoción. ¡Amo este juego! Que buen gusto tienes.
Le sonreí e intenté mantenerme de pie de nuevo.
—¿Cuál quieres ser?—Me preguntó.
—Creo que el de agua.
Asintió y me miró confuso.
—¿No te sientas?
—Te vas a reír, pero en mi casa parece que escasean sillas en la planta de arriba. La mayoría están ocupadas y no voy a ir abajo a por una, pero no te preocupes estoy bien de pie.
—Toma.—Se puso de pie y me ofreció la silla.—Sientate tú.
—No es necesario, de verdad.
—No te voy a convencer ¿no?—Como si ya supiera mi respuesta suspiró y se sentó en la silla.—Entonces me temo que no me dejas otra opción.
—¿Qué?
Antes de que me diera tiempo a reaccionar noté su brazo rodeando mi cintura y empujándome hacia su regazo.
—Ya que no te querías sentar tú al menos compartimos sitio.
Yo creo que como estuviera mucho tiempo aquí iba a darme un infarto.
Traté de mantener la calma y jugar con tranquilidad, espero que no se diera cuenta del tono de mis mejillas ni de mi notorio nerviosismo porque después de esto no sabía si iba a ser capaz de mirarle a la cara.
Terminamos de jugar y decidí invitarle a cenar.
—Quedate a cenar, que ya es tarde.
—¿Seguro que no te importa?
—No me ha importado que te quisieras apropiar de mi ordenador que es de las cosas más preciadas que tengo, así que tampoco creo que me importe compartir una pizza de cuatro quesos contigo.
—¿Pizza de cuatro quesos?
—Sí, ¿Algún problema?—Le miré indignado.
—Ninguno.—Se rió.—Vamos a cenar.
Ambos estuvimos cenando tranquilamente mientras veíamos una película. Ya era la segunda vez que veía una película con él, aunque la otra vez se había quedado dormido, pero creo que me podría acostumbrar a esto.
Iba a decirle que me alegraba mucho que por fin podríamos ver una película entera juntos cuando me giré hacia él y vi que se había vuelto a quedar dormido.
Contuve la risa y tal y como hice en el cine, traté de acomodarlo para que no se hiciera daño.
Como siguiera así me iba a acabar enamorando de verdad, y sabía que una vez que empezaba me costaría mucho parar.
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Las palabras que siempre te quise decir | Alvaul / Polvorones
FanficPaul y Álvaro son compañeros de clase, ambos aparentemente son muy diferentes, pero al parecer no era como ellos pensaban. Paul está enamorado de él desde hace varios años, pero nunca se ha atrevido a intercambiar ni una sola palabra con él. En lug...