Álvaro Mayo me había besado y yo no podía parar de pensar en ello.
Lo peor era que hoy teníamos que cantar juntos, y el simple hecho de que para él no hubiera significado nada y para mí sí, me creaba un pánico tremendo porque no sabía cómo iba a mirarle a la cara ahora.
Me puse la ropa que nos compramos y me dirigí a clase.
Parece que no habíamos sido los únicos en tener esa idea, la mayoría de dúos iban combinados de alguna manera. Y digo la mayoría porque había algunos que habían hecho combinaciones sin sentido.
Álvaro se encontraba a lo lejos hablando con un chico, creo recordar que se llamaba Juanjo, con vergüenza me acerqué a ellos y les saludé sin apenas mirar a la cara a Álvaro.
-Hola.- dijo Juanjo.- eres Paul ¿no?
-Sí, encantado.-Le sonreí.
-Álvaro me ha hablado mucho de ti.- Juanjo recibió un golpe por parte de Álvaro y cuando se dio cuenta de que lo vi, Álvaro se giró a mí con mirada inocente. Yo apenas le pude contener la mirada.
Juanjo que nos observaba con atención decidió despedirse.
-Bueno, que os lo paséis bien. Nos vemos luego.
-Adiós.- Álvaro fue sonriente a darle un abrazo a Juanjo, este se lo correspondió algo serio.
Una vez Juanjo se fue, nos quedamos solos y el silencio se volvió algo incómodo.
-Tu amigo estaba un poco serio.-Le dije para cortar el ambiente tan incómodo que se había creado.
-No se lo tengas en cuenta, aún es temprano y a veces pone esa cara, pero en verdad es adorable.
-Ah, ya veo. - Respondí sin saber que decir.
Álvaro me notó algo serio y me preguntó.
-Oye, ¿te pasa algo?
-Nada importante. - Que pudiera actuar con normalidad solo demostraba que para él solo era un juego, y aunque quisiera negarlo, me dolía.
-Luego hablamos nene, creo que tenemos una conversación pendiente.
Lo miré incrédulo como si supiera exactamente lo que me pasaba por la cabeza.
Intenté pensar en otra cosa por si acaso tenía algún tipo de telepatía de la que yo no me había enterado o algo así y me centré en ver las actuaciones de los demás.
Nosotros éramos casi los últimos así que aún teníamos tiempo de mentalizarnos en la canción.
Estaba preocupado porque no me sentía nada metido en el papel y tenía miedo de que eso hiciera que tuviéramos una mala actuación.
Ya había llegado nuestro turno, ambos subimos al escenario sin apenas mirarnos y cuando comenzó a sonar la canción cambió todo.
Hice lo que nos decía siempre Abril de integrar nuestras emociones y eso hizo que más que interpretar la canción, se la estaba cantando a él directamente, sin necesidad de fingir nada.
Pude ver en su mirada la preocupación que estaba sintiendo, yo en cambio me estaba reteniendo las ganas de llorar.
Nos cantamos la canción mirándonos a los ojos y con los sentimientos a flor de piel, porque puede ser que ya la hubiéramos cantado muchas veces antes, pero ninguna se sentía tan real como ahora.
La sala se llenó de gritos y aplausos, por la reacción de la gente tenía pinta de que nos había salido bastante bien la canción.
Cualquiera en esa situación hubiera estado muy alegre y disfrutando de lo que había conseguido, pero yo solo quería desaparecer en ese momento y que nadie me buscase.
Bajé del escenario y traté de escaparme lo más rápido que pude de las felicitaciones de la gente, necesitaba tomar el aire urgentemente.
Una vez conseguí salir fuera, lo primero que hice fue cerrar los ojos.
No me salían las lágrimas con facilidad, pero siempre sentía una presión en mi pecho que no me dejaba respirar con tranquilidad.
Intenté relajarme aunque el pánico invadía mi mente. Sabía que no se acababa aquí y que con suerte él y yo podríamos mantener lo que teníamos ya, pero no sabía que significaba todo esto para él y me sentía muy confuso al respecto.
Estaba tan concentrado intentando calmarme que no me di cuenta de que alguien estaba a mi lado hasta que olí un cigarro y fruncí el ceño.
—¿Qué te pasa Delgado, no te gusta el olor?— Me preguntó esa voz que podía reconocer con completa facilidad.
No sabía cómo lo conseguía pero da igual como me sintiera que siempre conseguía hacerme reír, aunque fuera vacilandome.
Lo miré tras tener los ojos cerrados por mucho tiempo, y ojalá no haberle mirado.
Entre la ropa, su perfil y el cigarrillo, desprendía un aire más seductor de lo normal, y ahora mismo lo que menos me apetecía era pensar en eso.
No hasta que no supiera cuáles eran sus intenciones. Pero tenía claro que yo tampoco le diría las mías, así que decidí jugar su juego.
—Simplemente que con ese olor se me quitan las ganas de besarte, así que igual siempre voy a preferir el ketchup.
Álvaro sonrió de lado y expulsó el humo para contestarme.
—¿Tantas ganas tienes de que te bese de nuevo?
No sé para que jugaba a su juego si al final acababa yo perdiendo.
Negué con la cabeza consumido por la vergüenza que sentía. Claro que quería besarle, pero sabía demás que no era el momento.
—No te creas que se me ha olvidado que tenemos que hablar seriamente.—Dijo.
—No me apetece mucho hablar hoy.—Le respondí.
Me miró un instanté y noté como sus ojos analizaban los míos con detenimiento.
Finalmente no me presionó para hablar y continuó hablando.
—Lo único que te digo es que yo hago las cosas cómo las siento, y es cierto que muchas veces puedo llegar a decir tonterías, pero mi intención nunca es hacer daño a la gente.
—Yo no he dicho que me hayas hecho daño.
—Y yo no soy tonto como para saber que algo no está bien desde ese momento.
—Necesito mi tiempo.
—Y lo tendrás, pero solo quería que lo supieras, nada más.
Se acabó el cigarro y volvió a entrar dentro dejándome ahí solo.
“Yo hago las cosas cómo las siento”
¿Y qué es lo que se supone que sientes Álvaro Mayo?
Con mil dudas más aunque con la mente algo más tranquila, decidí irme a mi casa a descansar del día de hoy.
Ruslana y varios de mis amigos me llamaron para preguntarme cómo estaba, yo me disculpé por haberme ido de esa manera y esperé con impaciencia a que el día terminase.
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Las palabras que siempre te quise decir | Alvaul / Polvorones
FanfictionPaul y Álvaro son compañeros de clase, ambos aparentemente son muy diferentes, pero al parecer no era como ellos pensaban. Paul está enamorado de él desde hace varios años, pero nunca se ha atrevido a intercambiar ni una sola palabra con él. En lug...