Capitulo 12.

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Golpeó un par de veces la puerta del apartamento esperando que alguien quisiera abrir la puerta.

Llevaban 10 minutos esperando y no había respuesta alguna.

Alexander quien estaba recostado en la pared al lado de la puerta del apartamento cruzo los brazos y ladeó la cabeza.

—No creo que vaya a salir nadie Cole.

Leslie, Dereck y Alexander habían acordado seguir llamándolo por el nombre con el que lo conocieron.

Se había vuelto una costumbre y una demostración de cariño.

Cole mordisqueo su labio inferior inquieto.

Necesitaba respuestas contundentes y el único que podía dárselas era su hermano.

Si, James Dallas.

—Debe estar aquí —trato de convencerse a si mismo y también a Alexander— Por lo que supe sigue viviendo aquí...

Volvio a golpear la puerta frente a el y al esperar unos segundos está por fin fue abierta.

James tenía una expresión de sorpresa en su rostro, Cole era la última persona a la que pensaba encontrarse de nuevo, no por qué estuviera molesta sino que el Pelinegro rompió todo contacto con el.

El mayor de los Dallas tenía una leve barba apenas creciendo, debajo de sus ojos unas notables ojeras de tonalidad oscura, su cabello despeinado y algo ¿Sucio se podría decir?.

—Hola James —saludo cole—, vine porque necesitaba hablar contigo.

James asintió y miro a Alexander.

—¿Siguen juntos?.

Cole desvío la mirada algo nervioso y miro al castaño. Este se acercó al Pelinegro, paso su brazo por la cintura de Cole y lo acercó a su mismo.

—Si, seguimos juntos James —afirmo Alexander—, Pero eso es lo menos relevante para ti. ¿Podemos entrar?.

—Si, claro.

El mayor se hizo a un lado, la pareja entro al departamento el cual estaba un poco desordenado.

A sus espaldas un portazo los sobresalto y voltearon a ver al James.

El nombrado restregó su mano contra su cara. Y soltó un suspiro con la mirada baja.

—¿Que demonios quieren?, ¿Se enteraron de los impuestos?.

Alexander frunció el sueño y Cole puso una expresión de confusión.

—En realidad no se de qué impuestos hablas James —dijo Cole— vine porque quiero que me expliques porque estoy registrado en el sistema del instituto con el supuesto nombre de nuestro padre.

James se mordió los labios y dió un par de pasos hasta estar frente a su hermano menor, y ambos se miraron a los ojos.

—Tu verdadero nombre es Ethan, y, mi padre no era Cole, solo que el me adoptó y me dió su apellido. Además que nuestra madre murió hace un año.

Stop.

Alto.

¿Que?.

—¿Que? —cuestiono con gran confusión—, Me estás mintiendo —dijo en medio de una pequeña risa—.

Pero para su mala suerte, James negó con la cabeza y su risa se desvaneció.

—Sientate porfavor Cole, bueno, Ethan. Te contaré todo.

Cole no parecía reaccionar, Alexander tocó con su pulgar y después apretó un poco el agarre en la cintura contraría.

La pareja se sentó en el sillón de la sala del apartamento. Cole miro impactante a James esperando una explicación.

El mayor suspiro. Y se sentó en un sillón individual en frente de ellos.

—Bien, por dónde empezar... Tu nombre, a Mamá, ella fue la que decidió ponerte Ethan por su amor fallecido, Ethan Smith, quien era mi padre —hizo una pequeña pausa, parecía estar aguantando las ganas de llorar—. Y Daniel era el segundo nombre de tu padre, de ahí tu nombre. Maldita sea, yo te odiaba con todo mi ser porque... D-decia que no eras mi hermano —limpio las pequeñas lágrimas que comenzaban a salir de sus ojos—. Cuando te fuiste me sentí un miserable, las dos veces que te fuiste me maldecí. Por ser tan idiota y vividor para no decirte todo lo que es parte de tu vida.

—¿De que hablas?.

—Ethan, ¿Jamás te preguntaste como me mantenía todos estos años?.

—Si, pero imaginé que los chicos con los que te acostabas te mantenían —Responde mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos—.

James negó, sollozo y respiro profundamente.

—Tu padre, antes de morir nos dejó un seguro de vida, que cada uno lo reclamaría al cumplir la mayoría de edad.

Una lágrima resbaló por la mejilla de Cole.

Alexander beso la mejilla de Cole y el apretó la mano tranquilizandolo.

—No —nego Cole—...

—Si. Y me enteré que nuestra madre falleció el año pasado de un ataque al corazón. Al parecer quedó en coma después del accidente automovilístico y perdió la memoria, pero nadie nos dijo nada.

Cole suspiro y miro a Alexander quien le daba apoyo moral, porque sabía que el menor sinceramente se sentía mal y engañado.

—Y hay más —Cole miro a su hermano—, la casa tenía un seguro, y cuando fue quemada me dieron medio millón de dólares, al parecer era una casa muy antigua.

—¿Y que hiciste con el dinero James?, porque no me parece que tienes una vida de medio millón de dólares —hablo de mala gana Alexander—.

Pero el mayor desvío la mirada y cruzo los brazos.

—James —llamo Cole—.

—Se los di a Mike, me dijo que el lo administraría y desapareció sin dejar ningún rastro.

En un cuarto de segundo (en el cual Alexander puro jurar que a penas si pudo pestañear), Cole se levantó tomo de la camisa a James arrugando está en el proceso y lo lanzo hacia el piso, acto seguido se subió encima de James y comenzó a golpearlo en la cara con sus puños.

golpe tras golpe los puños de Cole cada vez se tenían más de líquido rojo.

Alexander se acercó y separó a Cole de James tomándolo por la cintura.

El mayor se levantó con la nariz partida paso su mano por el área y se espanto al ver la sangre.

—¡Me rompiste la nariz!.

—¡Maldito, eres un maldito desgraciado! —se removió entre los brazos de Alexander queriendo soltarse del agarre —, ¡Debería partirte cada hueso de tu maldito cuerpo idiota!, ¡Me lo ocultaste todo, todo James!.

Alexander saco a Cole del lugar y a rastras lo llevo a su apartamento.

Jamás te creí. © [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora