Los años pasan y las personas cambian, Cole cambio, al igual que Alexander, su ruptura no fue algo sano para ninguno, los años separados los daño demasiado.
Acaricio la mejilla de Cole y dejo un beso en la misma. Mientras que sostenía la mano ajena dejando caricias también en está.
La cirugía se haría ese día, y tenía una mala sensación en el estómago, tal vez... Eran los nervios. No soportaría la idea de perderlo, o que algo le pasará. No después de los momentos hermosos que tuvieron juntos. Porque aún tenía miedo. De dar tanto y que no valiera la pena. No lo pensaba por Cole, lo de ellos siempre fue recíproco, si no por alguna otra persona.
La vida era difícil.
—¿Crees que todo saldrá bien Alexander? —Cole lo miro con un brillo en los ojos mientras jugaba con sus dedos.
—Estoy seguro de que si. —dejo un casto beso en los labios ajenos y le dió un leve sonrisa. Pero mintió descaradamente.
Un sonido de golpecitos hizo voltear a Alexander.
—¿Interrumpo? —Leslie dedicó una sonrisa a la pareja.
Si cabello ahora era rubio, y se lo había cortado, era con corte Pixie.
Y su cambio de look era impresionante, su ropa era de color gris y algo más grande que su talla. Una camisa y un pantalón simple, y unas converse color blanco.
Estaba parada en el marco de la puerta de la habitación.
—¡Es rubio! —exclamo Cole con una sonrisa débil en sus labios.
Leslie sonrió y se acercó a la camilla, parándose a un lado de está.
—Sentí que era momento de un cambio, como todos los que han pasado últimamente.
—te vez hermosa.
—Gracias pequeño, ¿Cómo te sientes?.
Cole hizo una mueca de fastidio.
—Nervioso por lo que pueda pasar.
Leslie lo miro con extrañes.
—Pequeño —tomo la mano del menor— haz superado cosas más arduas que está, todo saldrá bien, eres fuerte.
Cole asintió. Leslie depósito un beso en la frente de éste.
—Debo irme pequeño, pero estaré aquí apenas despiertes, ¿Si?.
Cole volvió a asentir.
La rubia le beso la mejilla. Y se despidió de los dos chicos, después salió de ahí.
Una enfermera se hizo presente, informando que todo estaba listo para la cirugía de Cole.
El Pelinegro miro a Alexander, y este pudo notar el miedo que su pequeño tenía.
—Todo saldrá bien —dejo un corto beso en los labios del menor— estaré ahí, cuidándote.
—te amo Alexander, te lo digo ahora por si algo llega a pasar —susurro, para que solo su novio escuchará.
Alexander asintió, comprendiendo.
—no pasará nada Cole, igualmente yo también te amo, estarás bien.
El Pelinegro sintió un poco de tranquilidad. Esa era una de las muchas e infinitas razones por las que amaba a Alexander.
Unos enfermeros lo ayudaron a trasladarse a una camilla con ruedas, y después lo llevaron al quirófano.
Alexander se quedó ahí, tenía una mala sensación en el pecho.
Algo estaba mal.
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