Especial: Dos años atrás.
Entraron al apartamento y Matt miro a su alrededor percatandose del desastre en el que estaba viviendo Shay. Había una pila de botellas vacías.
Sabía cómo era su albino, a pesar de ser muy intimidante, frío, y calculador. Tenía un corazón muy sensible.
Solo lo sabían pocas personas.
Shay le tomo la mano, y lo jalo, comenzó a caminar llevándolo a su habitación. Al estar ahí, lo recostó en la cama, se posicionó sobre el si dejar caer su peso apoyándose con sus manos. Aprecio un poco el rostro del Pelirojo, a pesar de estar algo demacrado y descuidado, para el seguía siendo alguien hermoso. Alguien que cometía errores y hacia estupideces como cualquier ser humano. Pero no por eso hay que ser tan duros y crueles.
Unio sus labios con los de Matt. Pudo sentir que estos estaban resecos, pero poco le importaba, tomo las muñecas del menor, para así llevarlas arriba de su cabeza, mientras juntaba sus manos y entrelazaban sus dedos.
Sus labios llevaban un ritmo algo lento, después de meses separados, sus cuerpos ya se extrañaban, de una manera tan infernal que parecía inhumana.
El contacto era muy delicioso.
En el fondo, Matt sabía que Shay lo había extrañado, por la manera en la que lo estaba tocando, le sostenía con una mano el cuello mientras lo besaba. El rubio podía ser muy posesivo cuando se trataba del menor.
A veces parecía un idiota enamorado.
Shay se separó del beso, soltó el cuello contrario y con sus manos, tomo la camisa de azul celeste que Matt traía puesta, y la rompió. Los restos de esta los tiro en el suelo.
El pelirrojo solamente sonrió embobado, dejándose hacer.
El rubio repartió besos por el pecho algo bronceado, hundido en su burbuja de posesividad, lujuria y sobre todo AMOR.
—Dios, te amo tanto, tanto, como no te imaginas Matt —negó con la cabeza, tomo la mano— Me mata el pensar que estuviste con otro hombre.
Matt tomo el rostro de Shay.
—Ya te dije que fue un error. Mi albino. No es momento de hablar, haz lo que quieras conmigo... Soy tuyo.
Se le puso en bandeja de plata.
Shay paso sus manos por el cuerpo ajeno, mientras dejaba besos en el cuello que tanto había extrañado.
Sus manos subieron desde el pecho y se deslizaron al cuello, tomándolo ahí con fuerza, pero no tanta para llegar a lastimar a Matt.
El pelirrojo soltó un gemido.
El rubio soltó el agarre, le beso el mentón, y al oído le dijo:
—De rodillas.
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Jamás te creí. © [#2]
AdventureLos años pasan y las personas cambian, Cole cambio, al igual que Alexander, su ruptura no fue algo sano para ninguno, los años separados los daño demasiado.