•Capitulo 7: Felix

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Entramos a un elevador hasta llegar al piso de arriba en un edificio de departamentos. Hyunjin mantuvo su brazo alrededor de mi cintura. El calor de su cuerpo se filtró hacia mí, calentando el frío que dejó ese sótano. Sostuve su chaqueta más fuerte a mi alrededor, a la vez que el elevador sonaba y abría las puertas para dar paso a un lugar con espacio abierto.

―Menuda manera de ocultármelo, idiota. ―Seungmin salió primero, su cabeza estaba girando―. Solo mira toda esta buena mierda.

Hyunjin caminó conmigo saliendo del elevador. Este cerrándose detrás de nosotros, y presionó un interruptor que iluminó el lugar. La habitación brilló, revelando una cómoda sala. Sofás de cuero, una alfombra afelpada y una gran pantalla de televisión que se encontraba en el centro. Una pared consistía en seis grandes ventanas, con paneles de vidrio enrejado que daba vista al parque. A la derecha, una gran isla de mármol, que formaba parte de la cocina, los aparatos de acero inoxidable brillaban con la luz tenue.

Mi pequeño apartamento, era un armario mohoso comparado con este lugar.

Ver esta casa, escuchar el elevador cerrándose detrás de mí, me sacó de mi estado de conmoción. Necesitaba salir. No para ir a la policía, sino para cerrar la tienda y escapar de este lugar. La idea de dejar atrás todo lo que construí apestaba, pero no sería la primera vez que comenzaría de cero. Podía manejarlo.

―Vamos a limpiarte. ―Hyunjin me guío cruzando el área de la sala, su brazo musculoso me empujaba hacia una puerta oscura.

Seungmin voló hacia uno de los sillones y acomodó sus manos detrás de la nuca.

―A la mierda el basurero de cuatro paredes. Yo me quedo aquí.

―No lo harás. ―La voz baja de Hyunjin resonó en toda la habitación―. Lo discutiremos más tarde.

―Está bien. Sí. Más tarde. ¿Tienes Netflix? ―Encendió la televisión mientras Hyunjin me hacía traspasar la puerta hacia una amplia habitación.

Una cama King Size con un edredón oscuro y mullido en medio de la habitación. Los pisos de madera oscuros brillaron cuando encendió las luces, y presionando un botón, las cortinas grises cubrieron silenciosamente las dos ventanas que daban vista al parque.

Cuando cerró la puerta detrás de él, me congelé. El pánico se apoderó de mí, mientras dirigía la mirada a la cama, rápidamente giré para así tenerlo de frente y tratar de defenderme.

―Pelearé contra ti. ―Cerré los puños―. No seré suave contigo. Te lo voy advirtiendo.

Inclinó la cabeza hacia un lado, como si le hubieran sorprendido mis palabras.

―¿Estás bien?

―Si. ―Retrocedí y miré alrededor, buscando algún tipo de arma. Los muebles eran escasos y el lugar parecía más un cuarto de hotel que un hogar―. Y mi novia me estará buscando. Sabrá que estoy desaparecido.

―¿Sí? ―Arqueó la ceja―. ¿Cómo se llama?

Mierda. Dudé por un momento antes de decir:

―Jessica. ―Pero ese instante de duda fue suficiente. Él sabía que era una mentira.

―Mira. ―Sacó la pistola de su funda, la colocó en el tocador y comenzó a desabotonarse la camisa―. Esto no es opcional para ninguno de los dos.

Traté de no quedarme mirando el arma, pero ya estaba pensando en la manera en que pudiera tomarla antes que él.

―No puedes. ―Puso la vista hacía el arma y luego en mi―. Siempre ganaría.

―¿Siempre? ―Me dirigí hacia la puerta, que parecía ser la del baño.

Suspiró fuertemente, el cansancio era claro en su respiración.

The Protector // Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora