•Capitulo 33: Hyunjin

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―Vamos a manejar esto como dos profesionales. ―San salió de detrás de un árbol a unos nueve metros, con su pistola dirigida a mí.

Su tono sarcástico puso mis cabellos de punta, pero salí a su encuentro, con mi arma apuntándole.

―Ha pasado demasiado tiempo. ―Él sacó una navaja del bolsillo de su chaqueta y la sostuvo por lo bajo, estilo lucha callejera―. Me gustaría hacer esto a la antigua, si eso está bien contigo. He entrenado un poco desde nuestra última pelea.

No tenía tiempo para sus juegos, pero estábamos en un callejón sin salida. No podía darle la espalda, a pesar que la necesidad de llegar a Felix amenazaba con bloquear todo pensamiento. Y él me mataría tan pronto como disparase. Mierda.

―Vamos, solo una pequeña y agradable pelea a navaja, después, puedes rescatar al chico. ―Sonrió―. Vas a tener que hacerlo con una sola mano... porque tengo la intención de dejarte con tu tripa en la otra.

Tic tac.

―Te podría haber ensartado en Rusia. ―Me enfundé la pistola, al mismo tiempo que él lo hacía, y saqué mi cuchillo desde el interior de la manga de mi chaqueta. Caliente por mi piel, prácticamente vibró en mi mano. Necesitaba hacer el trabajo rápido con San.

―Casi lo hiciste. ―Pasó su mano libre a lo largo del lado de su estómago ―. Todavía tengo la cicatriz para probarlo. ¿Por qué te retiraste?

Dobló sus rodillas mientras la lluvia seguía cayendo, cayendo por su cabello grasoso contra su cabeza.

―Cortesía profesional, supongo. Y no tenía un contrato sobre ti.

Él escupió.

―No tienes uno ahora, tampoco.

Sonreí.

―He acabado con la cortesía profesional, también. ―Hice una finta hacia adelante con mi navaja y lancé un puñetazo con la mano izquierda. Por poco perdí su nariz.

Bailó hacia atrás, con sus ojos brillantes con la emoción de la lucha a vida o muerte.

―Te lo dije. He practicado. ―Se acercó más, los dos dando vueltas mientras un relámpago crepitaba por encima―. Dime cómo te gustó mi pequeña bienvenida sorpresa en la cabaña. ―Sus ojos se dirigieron a mis manos vendadas, y luego se precipitó hacia adelante. Me di la vuelta y se alejó, pero me sorprendió en la parte superior del brazo, cortando mi piel.

Mierda. Hice como que inspeccionaba la herida. Me lancé a su garganta. Me incline hacia la derecha, agarrando su chaqueta y tire de él hacia delante. Se tambaleó, agitando su brazo izquierdo para mantener el equilibrio. Acuchillé abajo y a través, cortando por su chaqueta, pero la hoja se deslizó sin causar daño a lo largo de su chaleco. Tendría que esperar mi momento, esperar a que él se descuidase.

Se dio la vuelta y se acercó a mí, su hoja susurrando en el aire.

Caí al suelo y rodé, entonces me puse de pie. Disparos y gritos pasaron a través de los árboles, Seungmin estaba dándoles el infierno en la casa. Tenía que poner fin a esto y llegar a Felix.

―Dime algo. ―Él disparó su mano izquierda fuera en un agudo golpe contra mi sien, abriendo mi piel y haciendo que me cayera sangre por el lado de mi rostro.

Respondí con un puñetazo en sus costillas, justo donde su chaqueta tenía un hueco, y ataqué contra su garganta con mi navaja. No le di.

Él resopló y retrocedió.

―¿Vale él la pena? ¿Todo esto? ―Hizo un gesto con su navaja hacia el tiroteo en la casa.

―Esto y más. ―Di la vuelta, buscando una debilidad, mis zapatos hundiéndose en la tierra fría y húmeda cada vez más con cada paso.

―Un culo así de bueno, ¿eh? ―Se limpió el agua de la frente, apartando su cabello en un mechón extraño―. Debería haber conseguido follarlo antes que Bangchan comenzara a regañarlo.

Me tensé, mis hombros se tensaron hasta que pensé que golpearon mis oídos.

Sonrió y se acercó más.

―Sí, probablemente justo ahora está tirándole toda su corrida. Entonces tal vez lo estrangule con sus propias manos. Tal vez lo ahogue con su polla. ¿Quién sabe?

La furia se sobrepuso a la congelación que me mantenía en tierra, eso siempre me daba ventaja. San era solo una distracción. Necesitaba acabar con él.

Me lancé hacia adelante y fui a cortarle la garganta otra vez. Él lo bloqueó con su brazo, luego golpeó bajo a través de mi cadera. Una sacudida de dolor me atravesó, y me encontré, apoyado en el árbol más cercano mientras la sangre caliente se filtraba a través de mis bóxers y pantalones, y comenzaba a bajar por mi pierna.

El corte era profundo.

Se acercó lentamente.

―¿No es mejor que yo esté encargándome de ti ahora? ¿Para qué no tengas que ver lo que le pasó a tu chico? ―Su intento de confort fracasó, especialmente teniendo en cuenta la nota de triunfo en su voz.

Vacilé en el árbol, deslizándome por el terreno pantanoso, el cuchillo se deslizo de mis dedos. Se acercó más, olfateando a su presa, hambriento por el final.

―Sálvalo. ―Mi voz sonaba débil incluso a mis oídos―. Sálvalo y todo lo que tengo sera tuyo.

Me agarró del cabello y tiró mi cabeza hacia atrás así miraba sus ojos oscuros.

―Todo lo que tienes ya es mío. Jeon lo garantizó. Todo lo que tengo que hacer es llevarle tu cabeza. ―Puso la navaja contra mi garganta.

Metí mi cuchillo duro y profundo bajo su chaleco, en sus entrañas. Sus ojos se abrieron en sorpresa, sustituyendo su sonrisa. Dejándome ir, tropezó hacia atrás, con sus manos yendo a la herida en su vientre.

Me puse en pie y me coloqué por encima de él, el cuchillo de mi correa de tobillo todavía estaba en mi mano.

―Hyunjin. ―Presionó las palmas de sus manos sobre su herida, la sangre se filtraba entre sus dedos.

Saqué mi 9 mm de su funda y disparé una sola vez. La bala impactó justo al lado del ojo de San. Se tambaleó y cayó.

Llegar a Felix era la única cosa en mi mente, la única razón por la que había llegado hasta aquí. Me apresuré a pasar por al lado de San, ignorando el dolor en mi cadera.

—Nos vemos en el infierno, hijo de puta.

Está historia es una adaptación

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Está historia es una adaptación.

Falta muy poco para el final, que emoción.

¡Gracias por leer!

The Protector // Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora