Estacionamos junto una casa de dos pisos de techo gris separada de la playa por una pequeña expansión de arena y una carretera estrecha. La casa era una de las más grandes en la carretera de la playa, aunque sus ventanas eran oscuras y cubiertas con contraventanas. Porches rodeando ambas plantas y con vista al agua. Las olas creaban espuma cuando chocaban contra la orilla de la playa y capas blancas rodaban hacia nosotros en un remolino sin fin.
Después de mi revelación en el auto, Hyunjin se había quedado en silencio, aunque podía sentirlo apretando los dientes. Querría saber qué estaba pensando, pero había estado demasiado asustado para preguntar. Y no quería hablar sobre Sunho. Aún no.
―Déjame comprobarlo primero. ―Hyunjin apagó las luces delanteras y estacionó detrás de la casa―. Quédate dentro.
―¿De quién es esta casa? ―Miré alrededor del patio trasero. Los estacionamientos de los vecinos a cada lado permanecían vacíos, asumí que varios matorrales que crecían ahí servían como barrera contra las aguas.
―Pertenecía al padre de Jeon.
Mi sangre se volvió hielo y lo sujeté del antebrazo.
―¿Esta es la casa de Jeon?
―Técnicamente, sí. A menos que Bangchan la reclame. De todos modos, ninguno de ellos estará aquí por un tiempo. ―Cubrió mi mano con la suya―. Tienen muchos negocios de los que ocuparse en la ciudad. Esconderse justo bajo sus narices es la apuesta más segura por el momento. Lo prometo.
El pánico se deslizó por mi garganta, intentando ahogarme.
―¿Y si uno viene aquí?
―No lo harán. ―Hyunjin puso su mano alrededor de mi cuello, tomándome la nuca, en un movimiento más protector que posesivo―. Maté al padre de Jeon, el viejo jefe, hace dos días. El nuevo jefe, Bangchan, está limpiando la casa y poniendo las cosas en orden. Una de esas cosas es Jeon. No van a tomarse unas vacaciones hasta Andong en breve. Este es el último lugar en el que mirarán.
Repasé sus palabras en mi mente, examinándolas por grietas y fallos en la lógica. No encontré ninguna. Tenía razón. Mi respiración se calmó mientras miraba la elegante casa con vista a la playa de un millón de dólares. Nadie pensaría en buscarnos en la propiedad de Jeon cuando estábamos haciendo todo lo posible para escapar.
―Creo ―tomé una respiración―, creo que puede funcionar.
Sonrió, solo una esquina de su boca alzándose.
―Estoy contento que cuente con tu aprobación. Pero necesito una cosa de ti. ―Movió la mano por mi hombro.
―¿Qué es? ―Tragué con fuerza mientras su mirada se movía hacia mis labios.
―Necesito que no te muevas mientras miro alrededor. ―Me rozó la garganta con la punta de los dedos, en un toque tan ligero como las alas de una mariposa.
―Sí.
―¿Me lo prometes? ―Hyunjin esperó con la otra mano en la manija de la puerta.
Estaba receloso, y tenía razón de estarlo después del incidente en la tienda.
Había querido tener un arma conmigo solo por si acaso, así que había astillado el final de una escobilla de baño en una punta afilada. No había esperado tener que usarla a la primera y lo pensé por un momento.
―No me moveré. ―Lo miré a los ojos, intentando inspirar confianza en mí―. Lo prometo.
Eché de menos su mano en el momento que la apartó.
Desapareció alrededor del lateral de la casa. Era media tarde, pero el sol hacía mucho tiempo que había sido eclipsado por las nubes.
Caía una suave llovizna y pronto se convertiría en nieve.
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The Protector // Hyunlix
RandomAsesinar por él era fácil. Era vivir por él lo que resultó ser la parte difícil. Aclaraciones importantes: •Capitulos largos. •Contenido +18 •M-preg |embarazo masculino| •Escenas de violencia. Está historia es una adaptación. Todos los créditos a...