•Capitulo 25: Hyunjin

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Contemplé al ángel en mis brazos, su cabello oscuro extendido sobre mi pecho mientras su aliento me hacía cosquillas en la piel. Me dolía la pierna como el demonio, pero el vendaje sólo tenía una mancha de sangre. Él me había sacado la bala y había cerrado la herida como un profesional.

La mierda por la que lo hice pasar durante los últimos días habría hecho huir a cualquiera. No a Felix. Tenía acero en su columna vertebral. Si alguna vez lo dudé, esa pistola paralizante selló el trato. Jesús, solo recordar la mirada en su rostro, cuando había chisporroteado el tocino de Choi, trajo una sonrisa a mis labios. Era un guerrero, y era todo mío.

Nunca había estado enamorado, ni siquiera creía que eso existiera. Pero debí haberlo sabido, durante todas esas veces que me senté y lo miré, que él era para mí. Cada vida que tomé, cada decisión que tomé ―todas me conducían a él―. Era una recompensa que no gané, un regalo que no merecía. Pero como el bastardo egoísta que era, tomaría todo lo que me ofrecía. Cada toque me unía a él. Incluso logró eclipsar a mi viejo dios, la Muerte.

Adoraba a Felix y felizmente mataría por él, quemaría el mundo si eso lo hacía feliz.

Pasé los dedos por su cabello, y suspiró suavemente. Mi sangre se calentó, y le quité la manta. Llevaba una camiseta y los boxers y tenía una pierna colgada sobre mí.

Mi miembro opinó sobre su proximidad reclamando atención.

Moviéndome hacia él, ignoré el grito de dolor en mi pierna y deslicé mi mano por su costado, sintiendo el descenso de su cintura, la turgencia de sus caderas, y la suave piel de su muslo.

Sus ojos se abrieron, soñolientos al principio, luego llenos de preocupación.

―¿Estás bien?

―Nunca he estado mejor. ―Deslicé mis dedos bajo la tela a lo largo de su cadera.

Se despertó un poco más.

―Tienes que beber, creo. Parece que eso ayudará a que tu sangre se recupere. ―Me empujó, tratando de levantarse de la cama―. Te traeré un poco de agua y también encontraré algunas aspirinas.

De ninguna maldita manera.

Lo atraje hacia mí para que estuviera recostado sobre mi pecho.

Su frente se arrugó mientras le palmeaba el culo debajo de su pantalón corto.

―Oye, necesitas...

―Una bebida. Ya lo dijiste. ―Lo jalé más hacia arriba y luego hundí mi rostro en su cuello.

―Hyunjin. ―Su jadeo engrosó mi erección, deslicé mi mano por su camisa y le acaricie un pezón―. Necesitas descansar.

―Recuestate. ―La idea de volver a tener su miembro en mi boca, envió una ráfaga de electricidad a través de mí.

―Hyunjin. ―Intentó alejarse―. No podemos. Tu pierna necesita sanar.

Lo sostuve en su lugar.

―La recuperación de mi pierna no tiene nada que ver con lo que quiero hacerte. ―Tiré de su camisa y tomé su pezón en mi boca, su cálida piel era como seda en mi lengua.

Gimió y agarró la cabecera de madera mientras lo mordía y cambié a su otro pezón. Necesitaba sentir lo húmedo y duro que estaba, así que deslicé mi mano por su ingle y envolví mis dedos alrededor de su miembro. Caliente y húmedo. Perfecto.

―Hyunjin, por favor, no puedes recuperarte si...

―Dijiste que necesitaba beber, Felix. ―Agarré la cintura enrollada de sus boxers y tiré de ellos―. Tu pene tiene mucho de lo que necesito.

The Protector // Hyunlix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora