BTS ONE SHOTS

Namjoon

―Hola chicos―sonreí al llegar, pero mi sonrisa se borró de forma inmediata al ver a mi novio. ―¿Por qué dejaron que bebiera tanto? ―Los miré esperando una explicación creíble al menos.

―Loooo sssentimos muchooo―dijo Tae quien al parecer también estaba bastante ebrio.

―¿Alguien sabe cuánto es 12 por 12? ―pregunté, para ver si alguien estaba lo suficientemente sobrio para llevarse al resto.

―Descuida, yo los llevaré―dijo Jin, mientras los levantaba uno por uno.

―Te ayudaré―respondí mientras me aseguraba que Nam estaba sentado. ―Listo, ve con cuidado y avísame cuando llegues―pedí.

―Mañana los mataré a todos ―dijo Jin bastante enojado. ―Buena suerte con Nam―dijo antes de subir al auto, yo regresé al lugar donde dejé a Namjoon y vi que estaba dormido.

―Amor, despierta―pedí suavemente, pero era imposible. ―Kim Namjoon, despierta―Lo sacudí esta vez más fuerte haciendo que se sobresaltara.

―Eres muy bonita... Pero mi novia es más bonita―soltó sin reconocerme, haciéndome reír por un momento.

―Debemos irnos―pedí.

―Claro que no, solo me iré con mi novia―dijo de forma testaruda.

―Te llevaré con ella.

Caminar con Namjoon hacia el estacionamiento fue demasiado complicado ya que yo no podía con todo su peso, nos tardamos casi 20 minutos en llegar pero lo subí en el asiento del copiloto y le abroché el cinturón para ir a mi departamento.

―Cariño, llegamos―Lo moví y se despertó en seguida.

―¿Por qué me llamas cariño? Yo le soy fiel a mi hermosa novia―gritó y tuve que poner mi mano en su boca para que no siga haciendo escándalo. ―Lo siento, debemos subir para que veas a tu novia, ¿lo recuerdas?

―Si―respondió y ambos caminamos como pudimos hacia el ascensor, cuando entramos a casa lo deje en uno de los sillones y yo fui a buscar ropa para que pueda bañarse.

―Te daré café y luego te ayudaré a bañarte―anuncié y me fui directo a la cocina.

―Te amo mucho―escuché detrás de mí, y cuando intenté girarme sentí todo el peso de Nam sobre mi mientras me abrazaba.

―Mierda Nam, me ahogas―dije intentando separarlo de mí. ―Bebe un poco de café―Le entregué la taza.

―Gracias―musitó avergonzado.

―Amor―Lo miré y cuando el me miró le sonreí. ―Te amo demasiado y lo sabes ¿verdad? ―Se quedó en silencio y empezó a beber su café, pero yo sentía que algo le preocupaba y le molestaba. ―Si terminaste te ayudaré a bañarte―sonreí y lo ayudé a levantarse para llevarlo al baño.

―Me bañaré solo―pidió.

―Claro que no Nam, estás ebrio te puedes lastimar. Además te he visto sin ropa demasiadas veces―fruncí el seño por su extraña timidez ya que el siempre ha sido un pervertido desde que somos pareja.

―Tengo vergüenza―admitió sacándose lentamente su ropa.

―De acuerdo, no te quites la ropa interior―pedí, y lo ayudé a refrescarse. Y de igual forma tuve que ayudarle a que se ponga la ropa limpia así que de todos modos tuvo que retirarse su ropa interior. ―Intenta dormir―pedí mientras lo ayudaba a acostarse en mi cama. ―yo estaré contigo―lo abracé y ambos nos quedamos dormidos.

Cuando comencé a ver la luz colarse débilmente por las cortinas, decidí cerrarlas bien para que no molesten a Nam y me fui a la cocina a preparar el desayuno y también a comprar algo para su resaca.

―Hola―sonreí al verlo en la cocina. ―Traje medicina―Le entregué la pequeña bolsa.

―Lo siento tanto―dijo apenado.

―Esta bien, pero no lo vuelvas a hacer. Me duelen los brazos de tanto cargarte ayer―dije de forma burlona, pero noté que se encontraba serio. ―¿Estás bien? Desde ayer te he sentido bastante extraño.

―Estoy bien―respondió y se sentó para poder desayunar juntos.

―No lo parece. Nam sabes que puedes contarme lo que sea―dije un poco triste.

―Yo creo que deberías tomar ese trabajo en Japón, será muy bueno para ti.

―Así que eso era―Lo miré un poco triste. ―¿Pensaste que me marcharía a Japón y te dejaría? ―él asintió. ―Pues lamento informarte que no lo aceptaré―Lo dejé solo en la cocina y me fui hasta mi habitación. ―Bien, se supone que esto debía ser diferente pero... ¿Quieres casarte conmigo? ―pedí mientras abría la pequeña caja. ―Se supone que debía ser en una bonita exposición de arte, pero ya que.

―¿Estás segura?

―Mierda Nam, eres el ser humano más hermoso e increíble que he conocido. Estoy más que segura que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti.

―Te amo―musitó intentando no llorar.

―Te amo, tonto―sonreí mientras colocaba el anillo en su dedo. El se levantó de la mesa y me besó, mientras lo hacía sus manos empezaron a descender de forma juguetona hacia mis caderas. ―Ayer no querías quitarte la ropa interior para bañarte―sonreí al recordar el momento.

―Pero hoy cambié de opinión―sonrió maliciosamente, me tomó de la mano y me llevó a la habitación.