La Chica de ToMan (Mikey x Tu)

Especial de Navidad

Feliz retrasada Navidad y feliz año nuevo, mis flores de Carambuyo.

Como ya saben, los especiales no son parte de la historia; más bien es para días festivos o cuando me llega una inspiración.

Ya conocen que en los especiales están incluídos todos los personajes del manga/anime.

Sin más, comencémos.
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—T/N-chan, ya está listo. —Me avisa Mitsuya desde la planta alta.

—¡Quiero ver, quiero ver! —repetí dando pequeños saltos como una niña cuando le dicen que va a ir a Disneyland.

—Yo también quiero ver. —Mikey dejó de jugar con los adornos navideños del árbol para seguirme.

—No. —Lo detuve—. Tú te quedas aquí. —Amenacé con el dedo—. No puedes ver. Espera hasta que sea la hora.

—¡Bonita! —Comenzó a hacer una rabieta.

Lo agarré del mentón y las mejillas con una mano y él guarda silencio, viéndome fijamente.

—Sé un buen novio y tendrás tus regalos —hablé seria y firme—, ¿estamos?

—Hai —murmuró sonrojado.

Lo suelto y camino hacia las escaleras, pero antes recibí un:

—Siempre dominándolo.

—Tora, no empieces. —Pongo una mirada de indiferencia.

—Oe, no es mi culpa que siempre nos demuestres que dominas a Mikey sin importar nosotros aquí presentes —dice, colocando varias esferas en el árbol.

—Celoso~ —canturreo, subiendo las escaleras.

—¡Claro que no!

Llegué a mi habitación y cuando entro veo a Mitsuya tapando lo que le había pedido.

—¡Muéstrame! —Pedí con alta emoción.

—Aquí está. —Se hace a un lado mostrando el maniquí.

Los ojos me brillaron por la hermosura que veía, los colores brillantes, el corte, los adornos y las lentejuelas que resplandecen con el brillo de la luz.

Solté un chillido de felicidad, es exactamente como lo había pedido. Mitsuya sonríe estando orgulloso porque había logrado su objetivo.

—¿Te lo quieres prob...? —No completó la palabra porque ya me estaba quitando el suéter—. Creo que la respuesta es muy obvia. —Me da la espalda para que tuviera privacidad pero a la vez guardaba los materiales que usó para los pequeños detalles.

Caminé hacia el maniquí y con cuidado y delicadeza quité el vestido. Me lo puse pero me faltaba que subieran el cierre de la espalda.

—Mit, ayúdame, please.

Mi amigo se acerca. Sube el cierre y acomoda la falda del vestido. Está hermoso.

—¿Y bien? ¿Te sientes cómoda? —indaga, viéndome que voy al espejo de cuerpo completo.

Solté otro chillido de felicidad apenas me puse en el espejo y vi mi reflejo.