22 | Para siempre

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Lionela Messi
Tenerife, Canarias

Estaba despertando, unas manos rodeaban mi cuerpo, me moví un poco tratando de no hacerlo despertar.

—¿A dónde vas mi amor?

—Al baño amor.

El asintió y siguió durmiendo.

Me entré a duchar y bajé hacia la cocina a preparar algo de comer, allí me encontré con Fer, me ayudó en el desayuno  porque no sabía cocinar, bueno no mucho.

—Mil gracias Fer— le sonreí, —. ¿Y mis padres?

—Se fueron con los míos a comprar las cosas para despedir el año.

Asentí y subí a la habitación con el desayuno, dejé en la mesita y abrí las cortinas.

—Despierta amor— deje un beso en sus labios.

El me tomó por la cintura y de un movimiento me echo a su lado y comenzó a besarme.

—Para amor— reí.

El se detuvo y se levantó a ponerse un chándal porque solo estaba en bóxer, nos sentamos a comer.

—Esta rico— dijo lamiéndose sus dedos.

Solo reí.

La verdad es que Fer hizo la mayoría, por no decir que hizo todo.

|....|

Bajos a la sala y ya habían llegado mis padres.

—Buenos días papis— me acerqué a darles un beso en la mejilla.

—Buenos días Leo— sonrió, —. Buenos dias Antonela.

Mis padres también los saludaron.

—¿Y mis hermanos?

—En el patio, jugando con Adrian— respondió papá.

Asentí y ayudamos a mis padres a desempacar lo que había comprado, habían traído una dispensa completa, había demasiada comida y dulces. Además de cosas para empezar la decoración. 

Extrañaba mucho a Maca y a Joao, pero ellos estaban con su familia, hacíamos videollamada, estaba feliz por ellos porque se dieron una oportunidad y es que solo ellos parecían no darse cuenta de lo que sentían.

Comenzamos a decorar, cada uno se encargaba de una parte de la casa, Pedri, Fer y yo nos encargamos del patio.

Comenzamos a poner muchas luces, el patio quedó completamente iluminando, sacamos unas cuantas sillas para que nos podamos sentar y porque no  unas mesas también.

El lugar estaba quedando precioso, cuando terminamos Pedri y yo nos fuimos a comprar mi vestido, porque si, había dejado eso para el mismo día.

Subimos al auto y Pedri condujo hacia una boutique, entramos y allí habían vestidos preciosos, estaba en el paraíso. 

Comencé a agarrar vestidos de todos los tipos y de todos los colores para probarme. 

—¿Qué te parece este amor?— tenía puesto un vestido de color rojo, estilo sirena.

—Te queda precioso amor— dijo con una sonrisa.

Entré al probador y esta vez me puse un vestido negro, manga larga con una apertura en la pierna derecha.

—¿Y este?

—Está hermoso.

Y así dijo con cada una de los vestidos que me probaba, entré nuevamente al probador y esta vez me puse un vestido azul marino precioso.

Hangover || PedriDonde viven las historias. Descúbrelo ahora