Sus dedos tocan la piel de su compañero, al que no ha visto desde hacía muchas vidas atrás. El omega aún tenía su color dorado, no ha perdido su brillo en todos esos siglos, su cabello castaño tan brillante como brillo de un diamante y su piel de un hermoso nivea, su sonrisa de perlas y sus amables ojos lo miran con alegría.
Su alma gemela sigue pareciendo su sombra, su cabello oscuro y piel broceada contrastan con la luz de su eterno amor.
Y sonríe para él, sus dedos acarician su rostro y las miradas se encuentran.
El beta mira la marca, visible por el amplio cuello de la remera, sigue como si estuviera fresca.
El omega le sonríe de cerca y le contagia el burbujeante sentimiento que acaricia en su interior.
—Tanto tiempo... —Murmuró lo joven dorado, y junto sus labios de nuevo, finalmente.
Se pierden en el beso, se gozan después de tantas vidas y distancia. El beta acaricia su cabello y el omega sus mejillas. Luego, el beta lo toma de la nuca, hasta que su mano de un pálido broceado desciende al delgado cuello del otro, rozando la marca con sus dedos sin querer, haciendo la piel arder y quemar.
Pablo se levanta de golpe con un grito de dolor, lleva la mano automáticamente a su marca, y llora con desconsolación por el escozor que emana de aquel lazo roto.
Sollozo con dolor, João se despierta con confusión, tardando unos segundos en reaccionar,
algo asustado con el pareció de Gavi con el chico de sus sueños.—Pablo, Pablo, suelta —El enfermero toma su brazo y lo separa a la fuerza de la marca,
lágrimas cubren su rostro y suelta gemidos dolorosos entre sus lamentos—. Espera, espera, no lo toques, mantente ahi.Sale de la cama con rapidez, yendo hacia su bolso. Revolvió todo hasta sentir el pequeño frasco con ungüento que siempre mantiene guardado para los casos como los de Gavi. Se acerca de nuevo a el, quitando la tapa.
—A ver, a ver, pequeño... —Dijo, colocándose a su lado, tomando una generosa cantidad con sus
dedos—. Mantente tranquilo, Pablo, sólo falta que cambies de forma, ya... Respira —Rogó, acercándose con lentitud a la marca que se había tornado de un rojo oscuro. Se ve irritado alrededor.Pablo sisea cuando el ungüento toca su piel, pero se calma con respiraciones pesadas mientras aquel remedio calma su dolor.
—J-joão...
—Shh, tranquilo, estoy aquí... —Dejó la crema de más, ya que no quería tocar demasiado. Cerró el frasco y lo miró con atención—. ¿Te sientes mejor?
Pablo asintió.
—¿Qué es eso?... —Preguntó, curioso de la magia que había utilizado para aplacar su ardor en segundos.
—Una receta secreta con muchas plantas naturales —Respondió el más alto—. Un amigo la fábrica, aunque ya no está aquí, se me está agotando... Vamos, lávate las manos, yo haré los mismo.
Salió del nido por segunda vez y se volteó para esperar a Gavi, quien fue con paso lento hasta el baño.
Lavó sus manos y miró la excesiva cantidad de crema que João había colocado, principalmente para no tocar la marca, y le dolió la imagen.
João limpió los restos de ungüento de sus manos, Pablo lo esperó en la puerta del baño, mirándolo con una extraña sensación, como la de una imagen vivida, un viejo sueño repetido.
—¿Pablo? ¿Señor Félix? —La adormilada voz de Pedri se hizo presente, ambos voltearon
a mirarlo—. ¿Pasa algo?—Pablo comenzó a tener irritación en la marca —Comentó João con normalidad—. Es muy común, nada que un ungüento no pueda calmar.
—Ya veo... —Murmuró el alfa, mirando la crema en su cuello y hombro. Alzó una mano y acarició el cabello castaño claro de su amigo, Pablo le dedicó una sonrisa amable—. ¿Estas bien?
El asintió, mirándolo con gratitud.
—Si, Pedri... No te preocupes por mi, descansa tú, no te hará mal.
—Si... —Respondió.
Gavi notó su estado de ánimo, y lo abrazo sin dudar, su amigo correspondió—. Te quiero mucho, Pablo.—Yo también te quiero, Pedro —Concordó el castaño, y escucho al alfa sorber sus mocos—. Deja de llorar, que te vas a enfermar por llorar tanto.
—Si, si... —Pedri asintió, separándose de él para secar sus lágrimas—. Yo... Volveré al sofá —Murmuró, los dos asintieron—. Félix, ¿Podría... Hablar contigo un segundo?
—Claro que si —El beta asintió, Gavi le hizo una seña de que iría a la cama y el enfermero solo fue con Pedri hasta la sala de estar—. ¿Que pasa?
Pedro se notaba nervioso.
João frunció el ceño, con una mueca.
—¿A donde quieres llegar con esto, Pedri?
—Sólo, por favor, escúchame... Tú y Pablo, tienen una confección, ¿No lo sientes?
El pelinegro negó.
—Yo lo veo, lo noto, y mucho de lo que han hecho... Es como en esa leyenda, la de Zahc y Nasuet.
—Eso es un cuento de niños —Negó—. Hasta tiene una película animada, Pedro. No quiero sonar bruto, pero no voy a dejar molestar.
—No, no, no hablo de esos cuentos estúpidos.
Esta leyenda es real, mira —El chico buscó el cuaderno y atracó la página de un tirón, extendiéndola hasta él—. Es la leyenda, como lo decía mi abuela.João miró la hoja y suspiró, negó, y apartó su mano de el.
—Pedro, yo vine aquí hace unas horas, es tarde en la madrugada y estoy aquí para cuidar a Pablo en sus últimos días... No me vengas con viejos cuentos de niños diciendo que es una leyenda antigua porque no voy a creerlo.
Pedri se veía decepcionado.
—Soy un hombre de ciencia, Pedro —Se encogió de hombros—. No creo en predestinados, no hay prueba de ellos y mucho menos voy a creer en un beta y un omega de oro como pareja predestinada, ni en leyenda... ¿Está bien?
Pedri apretó los dientes, bajó la vista y asintió sin siquiera mirarlo.
—Volveré a hacer para lo que me contrataste, ¿Bien? Descansa, nos vemos mañana —Dijo y se alejó de él con frialdad, regresando a la habitación.
Al entrar en el cuarto en silencio, se encontró a Pablo sin camisa, esperando sentado en la cama.
—¿Tu pijama tocaba mucho la marca?
El omega asistió.
—No se salió tanta crema, pero si algo...
—Te puse de más a propósito, tranquilo —Colocó una mano en su hombro, sonriendo
levemente—. ¿Todo está bien? ¿Quieres dormir?Gavi asintió y se acomodó de espaldas, ya que el otro lado de la cama tocaría el ungüento y se lo quitaría.
—João, abrázame —Pidió, y el Vega no mostró objeción. Rodeó su cintura con los brazos, sus piernas detrás de las de el castaño y su pecho pegado a su espalda, lo que en una ocasión normal sería 'haciendo cucharita'.
Acomodó su rostro cerca de la nuca de Pablo, su olor a fresas y flores lo calmaron y, a los pocos minutos, aún algo despierto, aunque Gavi ya se encontraba completamente dormido, pudo sentir el aroma a miel.
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Our Last Days | Galix
FanfictionPablo Gavi es un Omega que perdió a su Alfa en un trágico accidente, con un lazo roto y su lobo deprimido, le quedan pocos días de vida. João Félix es un Beta y enfermero a domicilio, contratado para cuidar al Omega en sus últimos días. ADAPTACIÓN...