"¿Nos volveremos a ver?" Preguntó Miguel Ángel, esperanzado de que su respuesta fuera si.
"Cada que quieras verme, ve a la pista" Le respondió.
Eso motivó a Miguel Ángel, quería verla hasta que pudiera descubrir cada pequeño detalle de ella.
Dos...
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Te lanzas a tu cama, mirando el techo de tu habitación.
A tu lado, la cama también se hunde, Miguel Ángel se acostó a tu lado, mirándote mientras te ves sumida en tus propios pensamientos.
¿Que pasaba en tu mente?
Miguel Ángel era curioso, quería saber lo que te pasaba, quería saber porque hoy no parecías brillar como siempre. Si ayer incluso parecías tan radiante, como si fueras más brillante que el sol y hoy solo estabas apagandote, triste y desolada.
—T/N. – Intentó hacerte reír y todo se fue al caño al ver a Cara de pez, incluso él parecía saber algo que Miguel Ángel ignoraba.
—Mikey... – Respondiste mirando hacia tu costado. —Oh... Debemos limpiar eso. – Dijiste al ver su rostro.
—T/N. – Volvió a llamar.
Pero sonreíste mientras comenzabas a buscar algún pañito para mojarlo y ayudar a limpiar si rostro.
Mikey te siguió llamando a tu nombre con bastante insistencia.
No le gustaba esa mirada en ti. Esa llena de miedo.
Te giraste para verlo a los ojos.
Tus orejas se fueron hacia atrás y tu nariz tembló un poco solo por intentar retener el llanto.
—¿Si sabes que puedes hablarlo conmigo? Aunque no soy muy bueno para consolar, y siempre hablo mucho. – Eso último te hizo reír. —Pero quiero hacerte reír. –
Te apegaste un poco a él, dejaste descansar tú cara en su hombro y asentiste algo cansada.
—¡Oh, cierto! – En eso, Mikey se remueve un poco, buscó entre sus cintas y sacó algo que ocultaba en su puño cerrado. —Dije que tenía algo para ti. – Mencionó.
Miraste su mano con curiosidad, aunque no se notaba mucho, tus ánimos no estaban muy bien ahora, no luego de aquel mensaje por parte de Cara de pez. Mucho menos ahora que sabías que era verdad.
Aún así, a pesar de eso, Mikey se estaba esforzando para hacerte reír.
Cosa que realmente apreciabas.
—¿Ahora me dirás que es? –
Miguel Ángel asintió.
—Cierra tus ojos, créeme. –
Así lo hiciste, sintiendo como Mikey tomaba tus manitos, patias de gato, y depositaba algo en ellas.
—Puedes abrirlos. –
No esperabas ver realmente un pequeño pin hecho a mano.
