Capítulo XX

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—¡Cacciatore! – Gritaste

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—¡Cacciatore! – Gritaste.

En el suelo, mientras lloraba desconsolada y llena de miedo, estaba Froggy. Estaba aterrada echa bolita, intentando que aquel feo hombre no la tomara.

Apenas alzó su pequeño rostro, mirando como estabas allí junto a una paloma, Pete, y Miguel Ángel.

—¡Oh! –

Cacciatore siempre te buscaba. Siempre iba detrás de ti. Cada vez que te sabía algo de ti, tomaba sus armas y empezaba su cacería.

Y ahora, te tenía en frente. Mirándolo con odio.

Si, esa es la mirada que recuerda de aquella noche en aquel laboratorio.

—¡T/N! – Gritó tu nombre.

Cada pelo de ti se erizó. Tenías miedo. Miedo de él, miedo de que le hiciera algo a Froggy, miedo de volver a esa habitación blanca.

Estabas aterrada y, aún así, lo mirabas con odio, sin importar qué, irías a buscar a tu hermana.

—Mirate, estás tan grande. – Dijo con cinismo. Él se reía al verte allí. No tenías escapatoria. —¿Qué se siente vivir aquí afuera sabiendo que todos te tendrán miedo y asco? –

Gruñiste.

—¿Esta cosa fea es tu hija? – Preguntó, la punta de su bastón tocó el rostro de Froggy, quién sollozó con miedo por aquel hombre.

—¡No la toques! – Gritaste.

—¿Vas a hacerme algo? – Se burló. —Sé que no eres capaz de nada. –

Corriste hacia él con rapidez, sacaste tus garras, si podías, al menos alejar a Froggy de él, si podías ponerla a salvo, entonces todo estaría bien. Incluso si algo te sucedía a ti. Solo eso quería, tener a salvo a tu hermana.

Cacciatore no dudó en sacar un arma y apuntarte antes de que pudieras hacerle algo. Miguel Ángel te tomó y te puso detrás de él, mirando con odio a aquel hombre.

—¡Vaya, T/N! ¡Me sorprendes más! – Caminó hacia ustedes, mirando a Miguel Ángel que te tenía agarrada de la mano, quería hacerte entender que todo estaría bien con él. —Tu debes ser una de esas tortugas de las que hablaba Destructor. –

—¡Ahora! – Escucharon gritar.

En un rápido movimiento, su arma voló de sus manos, Miguel Ángel lo golpeó y alguien más logró alejarlo de ustedes.

Al ver que no estaba cerca, sin importarte nada más, corriste hacia Froggy, quien se abrazó a ti con fuerza, con mucha fuerza y miedo. Mientras lloraba desconsolada por el horrible momento que acababa de pasar.

—Shhh, corazoncito, ya estoy aquí. –

—¡Así que si son ustedes! –

Te abrazaste con fuerza a Froggy, fue allí que notaste a tres tortugas más, casi idénticas a Miguel Ángel, con armas y bandanas de diferentes colores.

Dos Mutantes -Mikey2012 Y Tu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora