Capítulo V

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—¿A qué huele? – Leonardo entró a la cocina, guiado por el dulce aroma de algo que sea lo que fuera, desprendía un exquisito aroma que abrió su apetito

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—¿A qué huele? – Leonardo entró a la cocina, guiado por el dulce aroma de algo que sea lo que fuera, desprendía un exquisito aroma que abrió su apetito.

Encontró a su hermano con un gorro de chef mientras se movía diestramente por la cocina. Aún inmerso en lo que cocinaba mientras tarareaba una canción a la par de Gatito Helado que le seguía y le ayudaba con los ingredientes.

—¿Mikey? – Rió Leonardo.

Miguel Ángel giró, encontrando a su hermano sentado en el mesón mientras lo miraba curioso.

—¿Qué haces? –

Miguel Ángel esbozó una sonrisa. Recordando como había prometido llevarte algo dulce para cmque pudieraa comer. Recordó que, en medio de tantas cosas que hablaban, habías mencionado que hace tiempo que no comías algo dulce y realmente estabas antojada.

Ante su vista, pudo ver el tenue color rosado en tus mejillas y como tu cola se movía inquieta de un lado a otro, aunque no de la misma manera en como se movería la cola de un perro, la tuya, solía tener un aire más elegante. Y le fascinaba.

—Preparo postres. – Contestó simple, esperando así que no preguntase más.

Pero la curiosidad aumentó en Leonardo.

—¿Por qué? – Mikey rió incómodo sin saber que contestar.

—¿Tiene que haber una razón? – Preguntó.

El gatito maulló advirtiéndole de que debía sacar los rollitos de canela que había estado haciendo.

—Cierto. –

Leonardo en silencio lo observó. Apoyándose en sus manos para ver más en él.

Pero Miguel Ángel seguía siendo Miguel Ángel.

—Okey, espero que queden para más tarde porque huelen delicioso. – Dijo.

Miguel Ángel asintió mientras esperaba paciente a que se fuera.

—¡Dios! Gatito... – Soltó una risa nerviosa. —Prometo que algún día la traeré. – El gatito maulló. —Y te la presentaré como más que una amiga. – El gatito ronroneó feliz, como si así pudiera decirle que aceptaba eso y que esperaba emocionado ese momento.

⊹⊹

Sentiste unos pasos detrás de ti, supiste de inmediato de quien se trataba, era el único que iría porque aún mantenía la promesa de verse hasta la carrera, que sería al día siguiente.

Un suave aroma dulce llegó a tu nariz, abriste suavemente tus labios olfateando un poco el aire para descubrir de qué se trataba. Aunque no reconocias el aroma.

—¿Quién soy? – Unas manos taparon tus ojos. Claramente sabías quién era, y él sabía que tú ya lo descubriste, aún así, sonrió cuando parecías pensar en la respuesta mientras tus manos suavemente tomaban las de él.

Dos Mutantes -Mikey2012 Y Tu-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora