"¿Nos volveremos a ver?" Preguntó Miguel Ángel, esperanzado de que su respuesta fuera si.
"Cada que quieras verme, ve a la pista" Le respondió.
Eso motivó a Miguel Ángel, quería verla hasta que pudiera descubrir cada pequeño detalle de ella.
Dos...
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Abrazabas con fuerza el precioso peluche, estrujandolo contra tu pecho mientras sonreías. De manera inconsciente, solo podías pensar en lo hermoso que era y que fue Miguel Ángel quién lo consiguió para ti. Solo podías pensar en Mikey.
Theo y Froggy corrían frente a ustedes, riendo y casi gritando por la emoción de estar en una feria como esa. Era la primera feria a la que iban como familia, y la primera a la que iban como mutantes.
Ser mutantes no era algo sencillo, menos cuando muchas cosas te recordaban a tu antigua vida a la cuál jamás podrías volver. Y saber que ver a esa familia, la que alguna vez fue tuya, pero sin poder acercarse, dolía mucho. Era como tener un espejismo frente a ti, sin que pudieras hacer nada más que mirar. Por eso, estabas realmente agradecida con Miguel Ángel, él solo pensó que podría hacerte feliz a ti y a tus hermanos, que podrían salir y disfrutar de la preciosa noche mientras olvidaban lo que ocurría afuera.
Miguel Ángel tampoco es que se diera cuenta de todo lo malo que ocurre en el mundo, pero quería hacer el tuyo más feliz. Porque notaba cosas en ti que odiaba notar. Nunca veía mucho más allá como sus hermanos, él veía otras cosas. Él veía la calidez de las sonrisas de las personas, o lo que les hacía feliz, o lo que sus corazones podían transmitir. Y tú a veces no tenías eso que te hacía ser tu.
Es por ello que pensó que sería buena idea llevarte a algún lugar para hacerte feliz.
Y podía verte feliz ahora, juntando con el peluche que ganó en un juego de tiro, donde le dió a todas las botellas sin problemas.
Froggy le había dicho como secretito que amabas los peluches, así que no dudó en usar eso a su favor, ahora te veía con aquel peluche mientras seguían caminando por la feria para llegar al destino final.
Theo se detuvo frente a otra tienda, Froggy lo observó con curiosidad hasta que notó que su hermano quería ganar uno de esos premios.
Desde atrás lo observabas, Theo era malo para esas cosas, pero Froggy lo alentaba. Te alegraba saber que lo que había sucedido el día anterior solo fue por aquel día, algo que te hizo reconsiderar lo que estabas haciendo y lo que Theo decía. Debían protegerse como familia, ellos eran lo único que tenías y tu eras lo único que ellos tendrían en la vida. Así que te hacía feliz verlos ser tan unidos, antes no lo eran tanto, así que era reconfortante.
—¡Ah! ¡Yo también voy a jugar! – Dijo Miguel Ángel mientras corría hacia el mismo puesto y pagaba por su turno.
Theo llegó feliz con un llavero de ardilla, como él.
—¿Eso? – Le preguntaste mientras lo veías divertido.
—¡Si! ¡Es genial! ¡¿Verdad?! – Habló él lleno de ilusión.
