𝟷.𝟷𝟼،̲،̲Cortejo،̲،̲

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Hermione no pudo evitar pensar en todo lo que Elizabeth había dicho, aunque había actuado con indiferencia frente a Tom y se había forzado a sí misma a creer que nada tenía que cambiar, en realidad, todo estaba cambiando, al menos dentro de ella.

Parecía que su amiga había quitado el tapón dónde —sin querer— ella misma había guardado todo lo que sentía y pensaba. Comenzó a notar muchos detalles en Tom que ella se sabía de memoría pero que jamás había prestado atención. Desde cómo tomaba su café en las mañanas —negro pero con dos cucharadas de azucar— y su té por la tarde —que era con miel y leche— hasta detalles cómo el por qué sus ojos cambiaban de tonos dependiendo la luz, cómo su pequeño hoyuelo sobresalía cada que alguién le hacia un cumplido sobre su inteligencía o belleza fisica.

Habían tantos detalles almacenados en su cabeza que se sorprendió saber tanto de Tom y prácticamente nada de los demás. Recordaba vagamente que Hefesto amaba el soufflé de chocolate, pero jamás había puesto atención a los detalles tan cotidianos del resto. Cómo amiga, sabía las preferencias de cada uno, cómo qué tipo de regalos esperaban, que comida o qué restaurante en Hogsmeade querían visitar. Sin embargo no contenía información específica cómo la que tenía de Tom.

Hermione intentó con ganas justificarse, después de todo siempre había sentido una conexión especial no sentimental con Tom, por supuesto que le ponía atención, además era a alguien a quién admiraba. Se obligó a creer que todo lo que Elizabeth le había dicho se había metido tan profundo en ella que ahora ella misma estaba dando explicaciones absurdas a detalles inocentes. Ella era observadora, obviamente notaba esos detalles que nadie nota, y al igual que con Harry y Ron, de tanto pasar tiempo juntos ahora Tom era –sin querer— una de las personas de las que más guardaba información.

Eso se decía a sí misma de excusa hasta que la segunda intervención ocurrió.

Esta vez Elizabeth no estaba sola. Abraxas estaba a su lado, la habían molido entre tantas palabras que por un momento dudo de ella misma. Dudo de no haber notado todo lo que sus amigos notaban y llegó a la conclusión.

Le gustaba Tom Riddle. No había duda ni excusa, sin embargo no estaba segura de que fuera algo sentimental. Más bien era platónico, era cómo ver a tu autor favorito y que te guste no solo lo que escribe sino su apariencia. Hermione se auto declaró fan de Tom Riddle y del hombre en el que podría convertirse. Esa declaración hizo que la pareja se desesperara y la dejaran en paz.

Hermione también se dió cuenta de algo, si Tom gustaba de ella no lo demostraba. Una vez que la caja de pandora había sido abierta se centró en analizar cada interacción, cada palabra y cada reunión en la que estuvieron ellos solos.

Tom no mostraba un interés bobo o genuino, de hecho Hermione se sentía cómo su hermana menor o cómo un pariente al cual le tiene estima y puedes platicar sin tapujos, pero Tom no parecía verla cómo una posibilidad romántica en lo más mínimo.

Eso solo hizo que todo se fuera en picada. No es que ella quisiera gustarle, o tal vez un poco, es lindo sentirse deseada románticamente, pero ahora era ella la que tenía un huracán de ideas cada que estaba junto a él y que no podía controlar. Así que comenzó a evitarlo.

Comenzó con las reuniones en la biblioteca, al principio solo se iba antes poniendo excusas sobre lo cansada que estaba o sobre algún pendiente que tendría que hacer. Abraxas y Elizabeth siempre la acompañaban de regreso a su sala común ya que eso les daba una excusa para separarse del grupo sin necesidad de excusarse y tener que soportar los comentarios bochornosos de Orión.

𝑻𝒉𝒆 𝑨𝒓𝒄𝒉𝒆𝒓 |𝑻𝑶𝑴𝑰𝑶𝑵𝑬|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora