CAPÍTULO VII: UN IDIOTA Y UNA OXIGENADA

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A veces quisiera no despertar, y no por querer morirme, sino por flojera, porque quería 5 minutos más, pero mi hermano no me los iba a conceder tan fácilmente.

Ya habían pasado tres meses y no me acostumbraba a despertar temprano para ir al colegio de raritos donde estudiaba. Hice una nueva amiga llamada Emily; nos llevamos muy bien. No había pasado nada malo en esos tres meses, solo algún encontronazo con Oliver, pero no le prestaba atención. Sin embargo, había tenido algunos sueños raros donde me veía convertida en demonio.

Llegué a la escuela junto con mi hermano, y al pasar por el pasillo, un olor a chocolate y menta llegó a mi nariz. De inmediato, supe que era mi mate. ¿Pero qué hace él aquí? ¿No había marcado a otra? No lo quería ver, así que, de inmediato y en contra de los deseos de Kiara de buscar a su mate, oculté mi olor y abracé por la cintura a mi hermano. A lo lejos, pude apreciar a un chico alto con cabello negro como la noche, piel bronceada y brazos tonificados. Estaba olfateando, como buscando algo...

No puede ser... ese papasote es mi mate...

Caí en cuenta por qué me llegó ese olor tan rico otra vez. Pero también recordé que él marcó a otra, y eso me dolió. Yo sentí cómo mi mate marcaba a otra sin haberme conocido. A veces pensaba que tenía sus razones, como que era obligado a hacer aquello o que la amaba de verdad y no quería dejarla por una persona desconocida otorgada por la diosa luna. Pero hombre es hombre, y todo eso quedó descartado cuando vi a una rubia a su lado que lo tomaba de la mano. No estaba nada mal esa chica... pero qué digo, esa chica parecía modelo.

~¡¿NOS CAMBIÓ POR UNA OXIGENADA?!~ doña Kiara estaba muy molesta.

~Cariño, tranquila, encontraremos algo mejor que él. Ya falta menos para irnos~ dije tratando de tranquilizarla.

-Tienes una cara que asusta, ¿qué pasa, enana?- Mierda, mi hermano se dió cuenta.

-Perdón, más tarde hablamos, Pedro, tengo que ir a clases.

Me fui corriendo antes de que preguntara más. Al entrar al salón, no había llegado el profesor todavía, así que me senté rápido.

Media hora... ¡MEDIA HORA! para decirnos que el profesor no vendría. Podría haberlo dicho en la entrada, pero nos hicieron esperar tanto y ya venía otra clase más.

-¡Holaaaaaaa! - Emily me sacó de mis pensamientos con su grito estruendoso. - ¿Ya viste a los nuevos? Están para comerlos con chocolate. Ya sacó lo pervertida.

-Sí, los vi, Emi. La verdad, no son la gran cosa, al menos no para mí - dije. No iba a admitir que mi mate estaba bueno, al menos no en voz alta y que mi amiga lo escuchara.

-¡ESTÁS LOCA! - gritó mi amiga la desquiciada. - ¡ESTÁN REBUENOS!

-Deja de gritar, loca, que nos están mirando - los chismosos del pasillo ya estaban al pendiente de lo que hablábamos.

-Perdón - dijo riendo - debo ir a clase. Esta conversación la dejaremos para el almuerzo, amiga.

Se fue corriendo a su salón, y yo al mío. Como soy pendeja, me tropecé con alguien muy musculoso.

-Deberías tener cuidado, niña - esa voz sí que era masculina. - Te podrías quitar del camino- ¡Qué grosero este chico!

-Me disculpo por tropezar contigo - dije, sobando mi nariz y subiendo la mirada a sus ojos azules, tan hermosos. Pero cuando vi su cara con cuidado, me di cuenta de quién era. - Y si quieres pasar, se dice "permiso", no "quítate". Aprende modales, idiota - dije, ahora con muy mal humor. Era el idiota de mi mate.

- Hazte a un lado - me quitó de su camino empujándome y casi caigo al suelo, y digo "casi" porque me atraparon antes de caer.

-Deberías aprender a tratar a una dama - Samuel habló molesto. Si este le decía a mi hermano "mi mat"... quiero decir, el nuevo, acabará muy mal.

-No te metas donde no te llaman - dijo el nuevo apretando los dientes al ver cómo Samuel me tenía todavía en brazos.

-Ya basta, vamos Samuel, no quiero problemas y menos con Pedro - era cierto lo de Pedro, si se enteraba de que me volví a meter en problemas, me va a colgar del techo - no vale la pena.

Además, si yo misma me encargaba de darle una paliza, Kiara no me lo perdonaría, porque la muy tonta quiere a su mate sin importar que marcara a otra.

-Vamos - Samuel tomó mi mano y me llevó a mi salón, pero antes de entrar me habló - sabes que si tu hermano se entera, se va a molestar mucho, ¿verdad?

-Siiii, por eso tú no le vas a decir nada de lo que pasó - dije sonriendo inocentemente - si se repite este suceso, yo misma me encargaré del nuevo.

-Está bien, no le diré nada a tu hermano, pero si se entera, tú me defenderás de su enojo - este también le tenía terror a mi hermano.

-Ya, ya, ya, yo te protejo, llorón. Chau - que la diosa nos proteja si mi hermano se llega a enterar.

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ESPERO ESTÉN BIEN, BESOS💖💖💖

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