CAPÍTULO XII: DESPEDIDA

7 2 2
                                    

Queda poco tiempo para abandonar la manada e irnos con el mate de mi mamá a la suya, solo pienso en mi mejor amiga y en cómo se lo diré.

Al llegar al colegio de raritos visualicé todo, no me había tomado el tiempo de hacerlo antes, pero era realmente hermoso a los alrededores; tenía césped artificial, una gran cancha de fútbol y otra de básquet, al entrar a los pasillos había casilleros donde podías guardar tus pertenencias, sus salones estaban actualizados, la cafetería era espaciosa para que todos se pudieran sentar sin inconvenientes, en fin, era impresionante y extenso. Pero ni aún siendo tan grande podía librarme de ver al idiota de mi ex-mate con su rubia oxigenada. Besarse por los pasillos, eso dolía, claro que sí, pero también era desagradable ver cómo casi se comían la cara.

- Ver esa asquerosidad debería ser un delito, ¡ESTÁN MATANDO A MIS POBRES OJOS! - mi mejor amiga me sacó una sonrisa con eso, pero se me borró casi al instante cuando noté que Daniel me estaba mirando fijamente, lo ignoré deliberadamente y seguí caminando junto a mi despampanante amiga, Emily, una amiga dulce pero loca.

- Oye, ¿Quieres ir a comer un helado más tarde? Yo invito - si le iba a contar que me iba pronto, mejor que fuera pasando un buen rato para más recuerdos con ella.

- ¿Te sientes bien? ¿Tú invitándome a un helado? Lo siento Lils, pero no eres mi tipo - dijo sonriendo pícara, así que decidí seguirle la broma.

- Qué lástima, la verdad pensé que pasaríamos un buen rato las dos... ya sabes... - me le acerqué y la arrinconé contra un casillero, acerqué mi cara como si la fuera a besar... pero justo cuando nos íbamos a reír se escuchó un golpe justo del lugar donde estaba Daniel con la oxigenada. Se pudo ver cómo se dirigía a la salida con humo por las orejas y su rubia estaba en shock por lo que había pasado, ahora sí, mi amiga y yo nos reímos como nunca.

Pasamos el día riendo en clases y a la salida fuimos a por nuestro helado para cerrar ese día con broche de oro.

- Emily, debo decirte algo - no la podía ver a los ojos así que me concentré en mi helado de fresa y chocolate.

- Si vas a decirme algo triste y que arruine mi precioso y rico helado de menta, te mataré - se hacía la seria pero podía sentir la burla- ya dime ¿Qué pasa Lils?

Cuando terminé de contarle todo, hasta lo de mi papá, ya estábamos llorando las dos, yo no me quería ir y ella tampoco quería que me fuera, pero era inevitable, estábamos demasiado tristes.

- Perdón, no creo poder estar para tu transformación, Emi - dije sacándome las lágrimas- pero haré lo posible por venir a verte y llamarte todos los días.

- No te disculpes boba, no es tu culpa y me alegro de que tu madre encontrara a su alma gemela, aunque implique que se lleve a mi mejor amiga a otra manada - otra vez llorando.

- Si seguimos llorando estaremos mal, aprovechemos todo el tiempo posible juntas, hoy haremos una noche de chicas y mañana también - dije abrazándola.

Le sequé las lágrimas y fuimos a mi casa a buscar dinero para comprar todo para una noche de chicas, nos quedaba muy poco tiempo juntas antes de que me tocara irme, pero lo íbamos a aprovechar al máximo. Pasamos los últimos dos días juntas jugando, bromeando y recordando muchas cosas que hicimos en los tres meses que llevábamos de mejores amigas, pero el día tan odiado llegó, nuestra despedida se veía próxima, ya faltaban tan solo horas para irme a mi nuevo destino.

El día de nuestra despedida ha llegado. Nos sentamos una al lado de la otra, en el patio trasero de mi casa que daba justo al verde y extenso bosque, tratando de aferrarnos a cada segundo juntas antes de que el destino nos separe.

-Mudarse a una nueva manada será emocionante, Lilian- intenta consolarme Emily, pero su voz apenas logra ocultar la tristeza que ambas sentimos- Tendrás la oportunidad de comenzar de nuevo, de explorar un nuevo territorio y conocer a nuevos amigos.

Asiento con pesar, tratando de forjar una sonrisa que no llega a mis ojos. Sé que Emily tiene razón, que este cambio podría ser una oportunidad para mí y mi familia, pero eso no hace que sea más fácil dejar atrás todo lo que conozco.

-Te echaré de menos, Emily- confieso, las lágrimas ya amenazando con caer- Eres la mejor amiga que alguien podría pedir, y no sé cómo enfrentaré este nuevo capítulo de mi vida sin ti a mi lado.

- Ya boba que no me he muerto, además te prometo que iré a visitarte cada que pueda Lils.

Emily me abraza con fuerza, sus brazos envolviéndome en un consuelo silencioso que necesito desesperadamente. Juntas nos quedamos allí, compartiendo el peso de la despedida y el deseo de un futuro incierto.

Pero entonces, una voz familiar interrumpe nuestro momento íntimo. Es Pedro, mi hermano, y Mercedes, nuestra madre, quienes se acercan con una mezcla de tristeza y anticipación en sus ojos.

-Es hora de irnos, Lilian- dice Mercedes con voz suave pero firme- El viaje nos espera, debemos irnos cariño.

Me levanto con un nudo en la garganta, sabiendo que este momento marcará un nuevo comienzo para nuestra familia. Me despido de Emily con un abrazo prolongado, prometiéndole que siempre estaré allí para ella, sin importar la distancia que nos separe.

Susurros Del Infierno Donde viven las historias. Descúbrelo ahora