CAPÍTULO XV: PELEA

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NARRADOR OMNICENTE

La noche había caído sobre el territorio de la manada Luna Nueva, y con ella, la amenaza de los intrusos que acechaban en las sombras. Lilian, la recién llegada junto con su hermano Pedro y su madre Mercedes al sentir aquel peligro, se encontraban en medio de la tensión que se respiraba en el aire. Mercedes, el alma gemela del alfa Marcus, temía por la vida de sus hijos y de su amado.

-Deben ir al refugio con los demás de inmediato- habló el alfa a su familia- ¡Toquen la alarma, estamos bajo ataque!

-Ni creas que esta pelea me la voy a perder- habló Lilian con una sonrisa y seguida del asentimiento de su hermano prosiguió- este también es nuestro hogar así que voy a pelear.

-Esta bien, Mercedes amada mía ve al refugio necesito que ayudes a la manada a mantener la calma- se dirigió a su alma gemela y la beso dulcemente.

-Cuídense mucho por favor- habló Mercedes temerosa por la situación riesgosa, se acercó a sus hijos abrazándolos y después beso a su mate para dirigirse al refugió.

Una vez seguros de que todos estaban en el refugio los lobos de la manada, liderados por el Alfa Marcus, se enfrentaron con valentía a los invasores, dispuestos a proteger su hogar a toda costa.

Lilian, con su pelaje rojizo brillando bajo la luz de la luna, luchaba con una destreza que demostraba su fuerza y habilidad en la lucha. Junto a su hermano Pedro, repelía a los atacantes uno tras otro, sus colmillos encontrando su marca en la carne de sus enemigos.

La batalla se intensificaba, y en un giro inesperado, Lilian fue separada de su hermano. Un intruso particularmente grande la embistió con una fuerza brutal, dejándola herida y vulnerable en el suelo. Pedro gritaba su nombre, pero el caos de la lucha les impedía llegar hasta ella.

-¡LILIAN CUIDADO!- gritaba Pedro con desespero.

Justo cuando el intruso se abalanzaba para asestar el golpe mortal, una figura emergió de entre los árboles. Un hombre misterioso, cuya presencia parecía tan antigua como el mismo bosque, se interpuso entre Lilian y su atacante. Con movimientos que bordeaban lo sobrenatural, derribó al intruso y levantó a Lilian en sus brazos.

Los miembros de la manada observaban, paralizados por la sorpresa y la curiosidad. ¿Quién era este hombre que había salvado a Lilian? Pero antes de que pudieran obtener respuestas, el desconocido se adentró en la espesura del bosque, desapareciendo tan rápidamente como había aparecido.

Pedro corría hacia Lilian, quien yacía en el suelo, su respiración entrecortada y su mirada perdida en el lugar donde el misterioso hombre había desaparecido. Marcus se acercó, su expresión era una mezcla de preocupación y gratitud.

-Resiste enana vas a estar bien-decía Pedro con desespero al ver que su hermana perdía sangre debido a corte profundo en su pierna.

Rápidamente la tomó en brazos alzando vuelo con sus majestuosas alas blancas llevandola así al hospital de la manada. Dejando atrás a los guerreros que observaron aquel enfrentamiento con preguntas pero solo una era la más sonada.

-¿Quién era él?- murmuraba la manada refiriéndose a aquel misterioso hombre que salvó a la hija de su luna, pero en el viento solo quedaba el eco de una pregunta sin respuesta.

Después de la batalla, los intrusos que quedaron con vida fueron encarcelados para ser interrogados, mientras que otros lograron escapar a la oscuridad del espeso bosque. La manada Luna Nueva, aunque victoriosa, se mantuvo alerta, vigilando los límites de su territorio con ojos cautelosos. Marcus, el alfa, ordenó patrullas adicionales para asegurarse de que los intrusos no intentaran otro ataque.

30 MINUTOS DESPUÉS

En la penumbra de la sala de interrogatorios, Marcus, el alfa de la manada Luna Nueva, se enfrentaba a dos intrusos capturados. A su lado, tres guardias leales llamados Bruno, Lázaro y Valeria, se mantenían firmes y atentos. Los intrusos, estaban atados y mostraban signos evidentes de haber sido sometidos a un interrogatorio riguroso.

Marcus se acercó a uno de ellos, su mirada penetrante y su voz baja pero cargada de amenaza.

-¿Por qué han atacado nuestro territorio?- preguntó Marcus, su tono dejaba claro que no aceptaría evasivas.

Con la mirada baja, intentó balbucear una respuesta, pero el miedo lo paralizaba. Su compañero, por otro lado, parecía más dispuesto a hablar, quizás movido por el deseo de evitar más sufrimiento.

-Fuimos enviados... por la manada del Risco Oscuro,- confesó, con su voz temblorosa- Ellos... ellos quieren su territorio, su poder.

Marcus asintió lentamente, procesando la información. Se volvió hacia sus guardias y con un gesto les indicó que continuaran con el interrogatorio. Bruno y Lázaro se adelantaron, sus ojos no mostraban piedad. Valeria, aunque silenciosa, preparaba las herramientas necesarias para extraer más información.

- ¿Quién lidera la manada del Risco Oscuro? ¿Qué planes tienen para nosotros?- continuó Marcus, su voz ahora un poco más alta, exigiendo respuestas.

Los intrusos intercambiaron miradas temerosas, sabiendo que la verdad podría significar su fin, pero también conscientes de que la mentira solo prolongaría su agonía.

-Es... es el alfa Vladimir,- dijo uno de ellos, finalmente rompiendo su silencio- Él... él quiere expandir su territorio, y ve a la manada Luna Nueva como un obstáculo.

Marcus se enderezó, su aura imponente llenaba la sala.

-Gracias por su cooperación- dijo con una frialdad que helaba la sangre. Señaló a Valeria, quien se acercó a los intrusos con un frasco de una sustancia desconocida.

-Esto hará que sus heridas empiecen a sanar - anunció Marcus- Maña a serán ejecutados en la plaza de la manada.

-Por favor no nos mate alfa, le contamos todo lo que sabíamos, tenga piedad de nosotros por favor- pedían llorando.

- Lastimaste a la hija de mi luna, osea a mi hija, tendrás una muerte como ella lo decida- con eso el alfa Marcus se alejo con sus guardias, escuchando los gritos de piedad de aquellos intrusos que cometieron la osadía de atacar su manada.

La manada Luna Nueva estaba en un punto de inflexión. La batalla con los intrusos había sido solo el comienzo de lo que prometía ser una lucha larga y ardua por la supervivencia. Pero con Marcus al mando, y con la lealtad y valentía de sus miembros, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que les esperara.

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