CAPITULO 24

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Danna comenzó a sentirse mareada y sudorosa, como si una ola de calor repentino hubiera invadido su cuerpo, mientras su loba revoloteaba en su mente y comenzaba a aullar.

Ella tomó la decisión de llamar a Gina y pedirle que se encargará de buscar inhibidores dentro de la manada.

Cuatro horas después, Gina tocó la puerta.

-Pase -Danna caminaba de un lado a otro, tratando de controlar sus ansias. Cada minuto que pasaba, sentía que su cuerpo ardía en llamas.

Gina entró nerviosa y con la mirada gacha comentó.

-Señora Danna -informó Gina con preocupación en su voz-, he explorado meticulosamente cada rincón de la manada, pero los inhibidores se encuentran completamente agotados.

Incluso me aventuro hacia otra manada cercana en busca de posibles suministros, pero no logré encontrar nada que se asemejara a ellos.

-Gina, tráeme una cubeta con hielo. Asegúrate de que nadie se dé cuenta y, por favor, no tardes. Lo necesito con urgencia.

Gina salió apresurada de la habitación.

-Loba tonta, deja de hacer eso. Sé que esto es culpa tuya. -murmuró, Danna apenas reconocía los síntomas.

Habían pasado cinco años desde la última vez que había experimentado eso, Ahora debo estar esparciendo las hormonas.

Espero que a ese lobo sarnoso no se le ocurra venir aquí.

Gina entró en la habitación y le entregó a Danna la cubeta de hielo y luego se marchó. Danna se dirigió al baño y comenzó a llenar la tina.

Una vez que estuvo llena, vertió el hielo en el agua y procedió a desvestirse. Con cuidado se sumergió en la tina, buscando alivio para los síntomas que la aquejaban.

Tenía esperanza que el agua fría calmará el fuego ardiente que sentía en su interior, el poderoso celo que la embargaba seguía siendo abrumador. Su entrepierna latía desconsoladamente, recordándole la intensidad de sus deseos.

En medio de esta mezcla de sensaciones, balbuceó.

-No recuerdo que ninguno de mi celo haya sido tan fuerte. Deben ser estos 5 años de ausencia.

Mientras tanto, Eros dormía a su hija y se despedía de ella. Cuando salió de la habitación, un delicioso aroma invadió sus fosas nasales.

Lo supo al instante: "Danna estaba en celo. Necesito estar lejos con ella", pero temía no poder complacerla. Caminó rápidamente hacia su

habitación, luchando por mantener la calma. El olor era embriagador, y solo quería estar con ella.

Danna estaba recostada en la cabecera de la bañera, con los ojos cerrados. De repente, los abrió al sentir ese aroma mentolado que la llamaba a aparearse con su pareja. Salió del agua con su cuerpo ardiendo, y se envolvió en una bata de baño. Asomó la cabeza por el pasillo y no vio a nadie.

Caminó apresuradamente hasta llegar a la gran puerta y la abrió bruscamente, encontrando a Eros saliendo del baño. En ese momento, su respiración se detuvo. No podía apartar la mirada de él. Su pulso se aceleró al verlo solo con una toalla.

-Majestad, no debería estar aquí, puede que cometa un e ... -pero no término de hablar al ver como ella tenía una mirada de que te voy a comer vivo.

Danna se desamarró la bata de baño y la sacó por sus hombros cayendo al suelo. Luego corrió hacia él y enroscó sus brazos en su cuello, sus labios tomaron los de él con adoración, su lengua explora su boca con desesperación.

DANNA, La Alfa Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora