CAPITULO 37

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Eurides, al escuchar los aullidos de victoria y la celebración que realizaban los lobos de su manada por la caída del enemigo, no pudo esperar el regreso de su familia y decidió partir hacia la frontera.

Rogó a Gina que lo acompañara. La joven, que no había salido de la manada desde que mataron a su papá cuando ella tenía 18 años, aceptó la propuesta.

El camino fue largo, pero finalmente llegaron a su destino.

Al amanecer, Maya partió con algunos lobos salvajes y el cuerpo de Zeus hacia la región del norte.

Duncan se encontraba confundido, sin comprender lo que le estaba sucediendo. Durante la batalla, experimentó momentos en los que un agradable aroma a flores silvestres lo envolvía, para luego desaparecer misteriosamente.

Continuó luchando con la adrenalina del momento, pues su deber primordial era actuar como Gamma y Guerrero. Ahora, que la batalla había acabado y el lugar estaba tranquilo, decidió descifrar el origen de ese inusual aroma, rastreaba el lugar, pero parecía que se había desvanecido en el aire.

Eros recibió a su madre con alegría, quien estaba angustiada por el susto que le hizo pasar su nieta.

Danna envió a algunos de sus guerreros, con Ares a la cabeza, a la manada Vilkas para encerrar a los lobos que habían sido aliados de Edon. Esa tarde, Ares regresó con el informe de esa manada.

Los alfas que no habían participado en el combate comenzaron a llegar para expresar su gratitud tanto a la reina como al líder alfa.

Eros, al recibir los informes sobre las tierras rescatadas, decidió convocar una asamblea en el mismo campo de batalla.

No quería esperar a llegar a su manada; al regresar a su mansión, su única intención era disfrutar de su familia. Así que Eros salió de la carpa con Danna tomada de la mano y se dirigió hacia los alfas, subiéndose a una tarima improvisada junto a la reina.

-Aprovechando el momento, he convocado esta asamblea improvisada para devolver las tierras a los alfas a quienes les fueron arrebatadas.

También quiero informarles que la reina Danna y yo, Eros, el alfa de alfas, hemos decidido unir las tierras de lobos en un solo imperio, con la manada amanecer como manada regente anunció Eros mientras sostenía la mano de Danna. El alfa Nink y el alfa Sander fruncieron el ceño molesto, intercambiando miradas entre ellos.

Sus manadas se encontraban en los límites más alejados de las tierras de lobos, colindando con el territorio Sur. Estos lobos sé oposición en su momento a que Eros asumiera el trono como alfa de alfas.

Siempre habían estado presentes en las reuniones y eran los únicos que manifestaban sus quejas ante las decisiones del líder alfa.

-Gran alfa Eros, dado que hemos triunfado en la batalla y derrotado al enemigo. Ahora somos una región libre. ¿Por qué atarnos a un imperio desconocido, junto a lobos que alguna vez fueron desterrados de sus manadas?

-Estoy de acuerdo con el alfa Nink. Algunas mañas tendrán esos lobos para que los sacaran de sus tierras -intervino el alfa Sander con voz gruesa -. Comprendo que su mate sea la reina de la región del norte, pero considero inapropiado que haya una unión.

Debemos aprovechar que somos libres y mantenernos como siempre.

Eros fue a hablar, pero Danna lo apretó suave de la mano y con una cálida mirada pidió hablar.

-Permítanme presentarme, soy Danna Vilkas, gobernante del Imperio Norte. He escuchado sus palabras, pero no entiendo cómo afirman que hemos ganado la batalla y vencido al enemigo - expresó con sorpresa en su rostro -. No los vi combatiendo por las tierras del sur.

DANNA, La Alfa Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora