CAPITULO 15

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En la noche, Lamia caminó sigilosamente hacia el calabozo, ocultándose bajo las sombras de un disfraz de sirvienta. No quería ser reconocida, llegó a la celda donde Gin se encontraba, con voz baja expresó.

-Gin, no digas que fui yo quien te instó a atacar a la princesa. Hablé con mi abuelo, se comprometió a hablar con el resto de los lobos del consejo. Él se encargará de convencer a Eros de que fue un error lo que pasó.

Que tú sólo querías ver si la princesa estaba preparada para un ataque, pero te pusiste nerviosa al ver la mano grande y tus reflejos te fallaron, lo que provocó que lastimaras al alfa. 

Tú no tenías intención de lastimar a nadie. Sin embargo, necesito que no me menciones. Sabes que Eros obedece al consejo de ancianos.

-Señora Lamia, el alfa Eros, estaba furioso. Él me matará. ¿No escuchaste cuando dijo que era su hija? Casi lastimo a su hija -Gin desesperada empezó a llorar -. No quiero vivir encerrada en este calabozo.

Tampoco quiero morir. -Tranquila, yo también hablaré con Eros. Además, la omega no estará contenta si él anda diciendo que es su hija.

Todos sabemos que desde que la omega se fue, ellos no se han visto hasta ahora que ella regresó como reina expresó con rabia al pensar que la omega ha logrado lo que ella no ha podido. 

Gin estaba angustiada. Muy en el fondo sabía que era una loba muerta.

Danna se encontraba en la habitación de su hija, le explicaba que no debía abusar de la hospitalidad del alfa. Le hablaba con cariño.

-Mi cachorrita, no era adecuado encaramarse sobre el alfa Eros, ni menos buscarlo porque el alfa tenía múltiples responsabilidades y estaba ocupado la mayor parte del tiempo.

-Mami, es que el alfa es muy guapo y amable, me gusta hablar y pasear con él -protesto haciendo puchero.

-Cachorrita, sabes que los adultos tenemos deberes y el alfa de alfas debe proteger una nación, lo que significa que no puede brindarte atención constante. A partir de mañana, Gina se encargará de cuidarte y te llevará a pasear por los

alrededores de la mansión para que no te sientas aburrida. Prométeme respetar los límites del alfa Eros.

Eos se encogió de hombros y se puso triste, solo asistió con la cabecita.

A la mañana siguiente, Gina, una dulce omega e hija de Ofelia, ingresó a la habitación, despertando a la niña. Con amabilidad la ayudó a asearse.

-Princesa, vamos a desayunar y luego te acompaño a pasear.

Eos se dejó guiar por Gina. Al llegar al comedor, sus ojos se iluminaron. Se le olvidó lo que le dijo su mamá, corrió y se encaramó en las piernas del alfa, quien la recibió gustoso, su princesa calmó su dolor.

La niña hizo un puchero tierno que el alfa entendió y empezó a darle comida en la

boquita.

Maya miró divertida la escena, ahora comprendía el llamado de la sangre. Ella estaba presente cuando Danna hablaba con su hija. Le dedicó una mirada suave a Eros para decirle.

-Alfa, no deberías mimarla tanto. Ella se va a aprovechar de ti en cualquier momento.

-Tía Maya, el alfa guapo es mío ahora. No te lo voy a dar. Mejor búscate un alfa guapo que te consienta a ti -protesto entrecerrando sus ojitos.

Los presentes en la mesa rieron divertidos por las ocurrencias de la niña.

Danna llegó en ese preciso momento y se sintió molesta al presenciar la escena. Sentía la tentación de darle unas nalgadas a su hija, ya que la noche anterior habían hablado sobre un comportamiento adecuado y lo que no debía hacer y es lo primero que hace. 

Dio un gran suspiro y pasó por su mente "Esta niña ya no me hace caso". Mientras tomaba asiento en la mesa, saludo.

-Buenos días, que tengan buen provecho.

-Buenos días, Danna. Igualmente, disfruta la comida -expresó Eurides con una cálida sonrisa.

-Majestad, buenos días. Los guardias del calabozo saben que será usted quien disponga del castigo de Gin. Puede ir cuando quiera - manifestó Eros tranquilo mientras limpiaba la boquita de su hija. Eos aprovechó para estirar sus manitas y tocar la cara de Eros. Pasó sus deditos por su nariz, sus ojos, su boca y tocó suavemente su barba mientras sonreía.

Danna incómoda los miraba. Quería arrebatarle a Eros a la niña de sus brazos. No comprendía por qué la diosa Luna pidió que trajera a su hija.

Eurides había notado la expresión en la mirada de Danna y susurró mentalmente: "Es complicado decirle a Eos que no se acerque a su padre, o pedirle a Eros que rechace a su hija".

Cuando todos terminaron de comer, la reina habló con un tono frío.

-Gina, lleva a Eos a pasear. Quiero hablar con el alfa un momento.

Todos se miraron las caras y salieron del comedor. Gina tomó a la princesa de la mano y antes de retirarse, Eos le dio un besito a Eros en la mejilla, dejando a Danna más rabiosa.

Cuando estuvieron solos, ella vociferó de una forma gélida y arisca.

-Alfa Eros, te recomiendo que no te encariñes con mi hija. Cuando termine de ayudarte con la recuperación de la región, nos marcharemos. Si Eos se acerca a ti, debes rechazarla y decirle que estás ocupado o que no puedes atenderla. Ella entenderá.

Eros la ojeaba encantado con una mirada suave, cálida y comprensiva. Danna odiaba verlo así. Ahora no necesitaba esa muestra de afecto.

Él tenía un conflicto interno. No quería enfurecer a su mate, porque para él seguía siendo su pareja destinada, se propuso buscar la forma de reforzar el vínculo y obtener su perdón. Escudriñó en su cabeza las palabras adecuadas para calmar a su fiera.

-Majestad, ustedes son nuestros invitados y sería descortés tratar mal a la princesa. Sé que no quieres que se acerque a mí, pero no puedo rechazarla, porque pensará que soy un alfa malo.

La princesa está maravillada con el lugar y conmigo, pero como todo niño, pronto dejará de buscarme y se olvidará de que existo.

Danna soltó un gran suspiro. Sabía que Eros tenía razón. Mientras más le prohibía a su hija que no estuviera con él, más se aferraba a ese lobo sarnoso.

-Está bien, pero no quiero que la gente esté hablando de que el alfa no quiera tener hijos con su luna por estar encariñado con la princesa.

-Majestad, de mi gente no creo que digan esas cosas. Todos en mi manada saben que fui castigado por la diosa luna por despreciar a mi mate y no puedo tener hijos, no puedo tener interés por otras lobas.

Mi gente y los alfas de otras manadas están felices porque sus campos están verdes, los árboles están cosechando y los ríos que hace 5 años se secaron volvieron a recuperar sus cauces.

La gente está alegre de que consienta a la causante de la prosperidad de sus tierras. No se preocupe, nadie hablará mal de la princesa -explicó Eros en un tono triste.

Danna abrió los ojos sorprendida por tal revelación. Jamás se hubiera imaginado eso. Inquieta, preguntó.

-¿ Cómo sabe que no puedes sentir deseo por otras lobas?

-No puedo corresponderle como hombre a otra mujer en la cama. Mi apetito sexual se esfumó desde que te fuiste de mi lado y no me avergüenza decirlo.

La propia diosa Selene me lo dijo. No podré estar con otra loba que no sea la destinada como mi mate. Así que no tendré más descendencia. Me duele saber que no podré disfrutar de mi única hija cuando ustedes se marchen de aquí.

Pero al menos sé que tuve una hija con la mujer que he amado desde que la conocí, y eso me hace feliz.

Espero que en algún momento de la vida su majestad me perdone - Eros no perdía las esperanzas de conseguir un perdón de ella.

Danna arrugó la cara y apretó los puños. Se levantó de golpe y, sin darle respuesta a Eros, le dio la espalda y se fue del comedor a pasos apresurados.

DANNA, La Alfa Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora