CAPITULO 29

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Eros y su grupo de gammas llegaban a las inmediaciones de la mansión real y se adentraron al salón de reuniones. Mientras el ambiente se llenaba con discusiones y propuestas para salvaguardar la región, un silencio reverencial se apoderó de la sala cuando la puerta se abrió con suavidad y la reina hizo su entrada.

Los murmullos cesaron y uno a uno, todos los presentes, se pusieron de pie, rindiéndole el respeto que merecía. La reina, con una sonrisa cálida en los labios, correspondió los saludos de los gammas.

Eros colocó una silla a su lado y con una sonrisa dibujada en su rostro expresó.

-Mi reina, por favor siéntese aquí -con voz ronca y varonil. Danna tragó saliva y se sintió medio avergonzada por esa muestra de afecto hacia ella delante de los demás guerreros. Hasta le dieron ganas de abrazarlo. Tomó aire y caminó hacia el asiento que le ofrecía.

Los gammas, por otro lado, estaban felices de ver la interacción de ambos. Se veía que eran una pareja destinada y que no mintieron en el torneo.

En realidad, eran mates.

Continuaron la reunión cuando entró una cachorra revoltosa en el lugar. Al ver a su padre, salió corriendo y se lanzó a sus brazos. Eros la recibió gustoso con una gran sonrisa. -¡ Papi,

papi! Ayer me quedé dormida en tu habitación esperándote para que me dieras mi besito de buenas noches, y en la mañana te fuiste sin despedirte de Eos -soltó con una vocecita autoritaria y dulce, arqueando las cejitas.

-Princesita, anoche cuando llegué, te di el besito dormida y en la mañana tenía una reunión urgente, pero no más importante que tú. Ya terminé la reunión con los guerreros, ahora soy todo para ti, ¿de acuerdo? -susurró mientras la acomodaba en su regazo.

-Sí, papi, me di cuenta de que dormimos los tres juntitos -ella estaba feliz porque a media noche se despertó envuelta en los brazos de sus padres y ahora iba a pasear con su papi.

Danna abría y cerraba la boca, no sabía qué decir.

Solo quería jalarle la oreja a su hija por ser imprudente. Ahora esos guerreros se habían enterado de que dormían juntos.

-Alfa, no cabe duda de que es tu hija. Tiene mucho carácter de la luna Eurides, la belleza de su madre. Esperemos que no saque el mal genio del padre -expresó uno de los gammas.

Los demás soltaron una carcajada.

-Papi, este guerrero es malo para echar chistes y así es para pelear.

No sabrá defendernos - expresó con el ceño fruncido, no le gustó que hubieran ofendido a su papi.

Todos los guerreros se quedaron viendo a la niña y quitaron las sonrisas de sus caras.

-Gamma Aquiles, estoy seguro de que tu preocupación tiene fundamento, porque mi hija es igual que yo -Eros se levantó con su hija en brazos, se despidió de los presentes y salió del salón.

Danna hizo lo mismo y los guerreros se retiraron. Tenían tareas que hacer.

El día transcurrió con normalidad. Esa noche, Danna estaba en su habitación y se acercó a la puerta. Colocaba la mano en el pómulo y la retiraba. Se daba la vuelta y regresaba a la cama.

Repitió ese movimiento varias veces. Quería ir a la habitación de Eros, pero cada vez que tomaba valor y avanzaba hacia la puerta, luego se reprimía y volvía a la cama. Con la mirada en la puerta, escuchó que alguien tocaba suavemente la puerta.

Danna sintió un aroma conocido, de un salto salió de la cama, su pulso se aceleraba a cada paso que avanzaba hacia la puerta.

Cuando giró la manilla y abrió la puerta, la atmósfera se llenó de una electricidad palpable.

Allí estaba Eros, apoyado despreocupadamente en la pared, su mirada era suave y penetrante. Ambos permanecieron en silencio, dejando que el momento hablará por sí mismo.

Eros extendió su mano con delicadeza, tomando la muñeca de Danna jalo de ella con suavidad, llevándola por el pasillo, sin pronunciar una sola palabra, la condujo hacia su habitación. Danna entró en silencio, sus ojos se posaron en su querida hija.

Con cuidado, se acomodó en un costado de la cama, procurando no despertar a su pequeña. Del otro lado, Eros se recostó suavemente, acomodó a su cachorra entre ambos y las abrazo con ternura.

Después de unos minutos, Eos se despertó y se inclinó. De repente, se bajó medio dormida de la cama. Ese movimiento despertó a su mamá, quien al ver a su hija caminar hacia la puerta expresó,

-¿Cachorrita, a dónde vas? -Estaba confundida, no sabía qué quería hacer su cachorra.

-Mami, voy a dormir en mi camita. La señora de blanco me dijo que mami y papi deben dormir solitos

-soltó la niña, dándole la espalda y descalza, salió de la habitación.

Danna tragó saliva. Ahora sí sabía que estaba en aprietos. Susurró en su mente, "Diosa Selene, tú sí sabes cómo hacer que yo caiga en tus trampas".

Eros sonrió divertido, estiró sus brazos y la atrajo hacia él. Pegó sus labios a los de ella y la besó con lujuria. Su lengua exploró cada rincón de su boca, mientras sus manos se deslizaban por debajo de su camisón y recorrían su espalda.

Ella se separó de Eros por falta de aire.

-Eros, no seas pervertido. ¿Seguro que tenías esto planeado? Cómo vine a caer redondita en tu trampa -murmuró, levantando una ceja.

-Mi reina hermosa, yo no he hecho nada. Fue mi cachorrita la que se retiró a su habitación solita.

La Diosa Selene me ha bendecido. Pero sé que me declaras culpable sin juicio. Por eso debo cometer el crimen para luego ser castigado.

-Eros, estoy en desventaja. ¿Eres capaz de aprovecharte de mí? ¿Verdad ?- expresó, mientras Eros sacaba su camisón por encima de su cabeza.

Eros soltó una carcajada mientras él se quitaba la camisa.

-Mi reina, quiero recordarte que hace 6 días su majestad se aprovechó de mí en esta misma habitación. Me marcó y se comió con su exquisita boquita mi hombría. Luego me obligaba a darle revolcones lujuriosos.

Dejaba que disfrutaba de mí y casi dudaba que pudiera complacerla por los años que no lo usaba. Ahora,

¿Resulta que el aprovechado soy yo? -preguntó divertido mientras se desprendía de su pantalón.

Danna se ruborizó y tragó saliva con fuerza. Bajo la mirada, sabía que tenía razón. Fue tan osada que lo obligó a estar con ella. Vino a su mente cómo se metió su hombría en su boca sin pudor.

Se sintió avergonzada. Realmente no tenía nada que reclamar. Se deleitó con el bulto rígido que se le veía.

-¡ Danna! ¿Tu cosita está mejor? -preguntó en voz baja al ver esa mirada lasciva en su rostro que lo estaba volviendo loco.

Danna lo escuchó, parpadeó varias veces y levantó la mirada. Ahora estaba segura de que no podía escapar de sus garras y no tenía la voluntad de hacerlo.

-Sí, pero tiene algunas rozaduras -soltó mientras se estremecía al sentir cómo él deslizaba su mano izquierda por su abdomen hasta llegar a su zona íntima y con sus dedos acariciaba con delicadeza su entrada, provocándole que soltara un gemido de puro placer y una ola de calor que crecía desde su interior.

-Mi reina, ¿te puedo comer una sola vez? Solo una vez, ¿sí? -le ronroneó cerca de la oreja y le mordió el lóbulo.

El aire se quedó atrapado en la garganta de Danna cuando su voz vibró en su oído. Soltó un largo e intenso suspiro al sentir su lengua rozar su oreja con los labios, y sus piernas comenzaron a temblar

-Aprovechas y ... me comes completita ... - balbuceó con lentitud.

Las comisuras de los labios de Eros se curvaron y se apartó de su oreja para devorarle la boca. La arrastró sobre él, estaba desesperado por ella.

DANNA, La Alfa Reina De Los Lobos Sin HumanidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora