JUNTARSE, SEPARARSE

566 31 0
                                    

A partir de ese día, estuve más pendiente de Lauren. No pude evitar darme cuenta de lo que encantadora que era. Su forma de saludar a todo el mundo con un simpático gesto de la cabeza cuando entraba en el bar; la forma en que me miraba a veces cuando cantaba y me sonreía; la charla que teníamos cada mañana mientras nos bebíamos el café; la satisfacción que me producía cuando cantaba para mí en casa. Cada día me sentía más unida a ella, lo cual al mismo tiempo me complacía y me preocupaba. Pero, aunque estuviera mal, el hecho de estar pendiente de ella evitaba que echara de menos a Denny. Seguía esperando con impaciencia sus llamadas telefónicas, pero, cuando pasaban un par de días sin recibir ninguna, llenaba mi
soledad pasando el rato con Lauren. A ella no parecía molestarle que estuviera siempre a su alrededor. De hecho, parecía fomentarlo. Proseguimos con nuestro amigable flirteo que habíamos iniciado en Bumbershoot. Cuando hacía buen tiempo, nos sentábamos en el jardín y nos tumbábamos en la hierba, leyendo y gozando del sol.
Lauren solía quitarse la camiseta y quedarse en top para broncearse, y yo, tumbada junto a ella, sentía que los latidos de mi corazón se aceleraban un poco. Al cabo de un rato, ella se quedaba dormida y yo me volvía de costado para contemplar su rostro perfecto en reposo. Un día, mientras la observaba, ella, que no estaba dormida, abrió un ojo y me sonrió, haciendo que me sonrojara y me tumbara boca abajo para esconder el rostro mientras ella se reía de mí con dulzura.
A veces, las noches que yo libraba, ella regresaba a casa después de ensayar en lugar de irse con los chicos al bar de Pete, y cenábamos juntas y luego nos sentábamos en el sofá para ver una película. A veces, me rodeaba los hombros con el brazo y me acariciaba suavemente el mío con las yemas de los dedos. En ocasiones, me cogía la mano, jugando con mis dedos y esbozando esa media sonrisa tan increíblemente sexy.
Las noches que yo trabajaba, nos sentábamos muy juntas en el sofá, leyendo o viendo la televisión antes de que yo fuera a trabajar. Ella
dejaba que me relajara contra ella y apoyara la cabeza sobre su hombro. Un día en que yo estaba agotada después de pasar la noche
en vela pensando en Denny y echándolo de menos, nos sentamos en el sofá y ella me atrajo con suavidad hacia ella para que apoyara la cabeza sobre sus rodillas. Yo me quedé dormida en esa postura, con la cabeza ligeramente vuelta hacia ella, mientras ella tenía una mano apoyada sobre mí en un gesto protector y me acariciaba el pelo con la otra. En un apartado recoveco de mi mente, yo sabía que, con probabilidad, Denny no lo aprobaría, pero era reconfortante y agradable. Confieso que me inquietaba un poco lo bien que lo pasaba
junto a ella..., pero no podía dejar de hacerlo.
Una noche entre semana, alguien puso una canción bailable en la gramola, y Griffin, que lucía muy ufano su camiseta de los Douchebags, decidió sacar a bailar a todas las chicas disponibles que estaban sentadas en una mesa cercana. Como es natural, todas se mostraron más que dispuestas. Pero, de pronto, Griffin me vio y echó a andar hacia mí contoneándose de forma insinuante. Como no me apetecía sentir sus manos revoloteando alrededor de mi cuerpo, extendí los brazos frente a mí y empecé a retroceder. Evan soltó una carcajada y agarró a Jenny, sujetándola por la cintura, y la inclinó
hacia atrás, haciendo que se riera. Matt se sentó en la mesa, riéndose de todos. Griffin casi me había alcanzado cuando, de pronto, alguien me agarró y se puso a bailar conmigo alrededor de la pista. Riéndose de la cara de chasco que había puesto Griffin, Lauren me hizo girar varias veces conduciéndome hacia el otro extremo de la sala. Yo sonreí mientras daba vueltas, y, al cabo de un momento, me besó en la mano
y me soltó. De inmediato, la rodearon media docena de mujeres que anhelaban bailar con su Diosa del rock. Lauren pasó el resto de la velada bailando con un grupo de mujeres que se iban turnando, ejecutando unos movimientos increíblemente sexy. Se movía airosa al ritmo de la música, y era fascinante observarla. Mientras trabajaba, mi vista se posó en ella varias veces.
Yo seguía pensando en el cuerpo de Lauren contoneándose al son de la música cuando abrí la puerta de nuestro apartamento después del trabajo. Al entrar, oí que sonaba el teléfono. Sonriendo y pensando que a esas horas de la noche debía de ser Denny quien llamaba, me llevé un pequeño sobresalto al reconocer la voz al otro lado del hilo telefónico.

INCONSCIENTE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora