CONFESIONES

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Por suerte, el pasillo estaba desierto. Entré rápidamente en el lavabo de mujeres, que también estaba desierto. El pánico remitió y me senté en el suelo y apoyé la cabeza en los brazos. Nos habíamos librado de milagro.

¿Y si hubiera entrado Denny en lugar de Evan?

Al pensarlo, sentí una crispación en la boca del estómago. Si iba a dejar a Denny, no quería que averiguara la verdad de esa forma.

¿Estaba decidida a dejar a Denny por Lauren?

Amaba a Denny, no quería dejarlo..., pero... había gozado al sentir los brazos de Lauren
rodeándome de nuevo. Sabía que no volvería a decirle que no. La necesitaba demasiado. Quizá pudiera evitar dejar a uno de los dos.
Sonreí y me llevé los dedos a los labios, recordando la ternura con que me había besado Lauren.

¿Me amaba realmente?

¿La amaba yo a ella?

Ese pensamiento me excitó y al mismo tiempo me aterrorizó.

¿Sería capaz de mantener una relación irrefutable?

¿Y Lauren?

¿Y Denny?

Abrí la puerta y me asomé al pasillo. Aún estaba desierto... Bien. Me miré en el espejo y pensé que no tenía aspecto de haber estado a punto de tener sexo con Lauren..., de nuevo..., y, suspirando, me volví
y salí del lavabo. Cuando entré de nuevo en el bar, mis ojos se dirigieron de forma
instintiva hacia la mesa que solía ocupar la banda. Arrugué el ceño. Lauren no estaba allí.

¿Estaba aún en el cuarto del personal con Evan?

No podía preocuparme ahora de eso, pues empezaba a recibir miradas de reproche de varios clientes, que no parecían muy contentos por mi prolongada ausencia. Además, Denny se encaminaba hacia mí con cierta cautela. Durante unos instantes, confié en que nadie le hubiera contado nada todavía, pero, a través del murmullo de voces en el bar, oí a Griffin gritar a voz en grito:

—Ahí está Camila... ¡Caray, menudo bofetón le arreaste!

Vi que Matt le propinaba un golpe en el pecho al tiempo que murmuraba:

—Esa cabrona probablemente lo tenía merecido.

Cerré los ojos y maldije al estúpido bocazas. En serio, ¿qué pudo haber visto mi hermana en él?

—¿Camila? —Al oír el suave acento de Denny, abrí los ojos—. ¿Va todo bien? Todo el bar comenta el bofetón que le has dado a Lauren. —Tenía el ceño arrugado y sus ojos reflejaban preocupación.

Me acerqué a él, lo tomé de la mano y lo conduje hacia la barra, tratando de ganar tiempo. ¿Qué voy a decirle? Lauren no me había dicho lo que debía decirle. La irritación que Griffin me había causado
me dio una idea, y, sin pararme a analizarla, dije:

—Esa cretina se acostó con Anna cuando ella estuvo aquí, y no ha vuelto a llamarla..., lo cual la ha herido profundamente.

Denny se detuvo y yo hice lo propio... Sentí que se me cortaba la respiración.

—Ya —fue lo único que dijo.

Pero no relajó su gesto de preocupación y yo no sabía si me había creído o no.

—Me molestó mucho que la utilizara de esa forma tan rastrera, y, para colmo..., esas mujeres que ha estado trayendo a casa. Es una falta de respeto hacia Anna. Y esta noche tenía a una chica sentada sobre sus rodillas haciéndole casi un lap dance, y perdí los estribos. Yo... lo hice por defender en cierto modo el honor de mi hermana.

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