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Capítulo 5: Cobarde.

—Ya estoy en casa —anunció Temari mientras se quitaba sus zapatos.

—Así que te acordaste de tus hermanos finalmente —comentó un muchacho de cabello castaño. Él era Kankuro No Sabaku, el hermano de Temari con el que se llevaba un año.

—No te hagas la víctima, Kankuro, sólo estaba pasando el rato en lo de Hinata —explicó la rubia pasándole por al lado.

—Estos últimos días vives en las casas de tus amigas, Temari —dijo Kankuro con una mirada sospechosa hacia Temari.

—¿Qué hay con eso? —preguntó Temari como si nada—. Mañana vendré a casa directamente luego de la escuela, puedes despreocuparte, hermanito.

La rubia codeó a su hermano y se fue para su habitación. Dejó sus cosas y agarró ropa limpia para cambiarse luego de tomar un baño. Estaba por ingresar, pero la puerta estaba cerrada y se oía el sonido del agua de la ducha correr.

—Si quieres tomar un baño, espera a tu turno —Se oyó la voz de su hermanito menor, Gaara—. Eso te pasa por llegar tarde.

—¡Pero a penas son las cuatro de la tarde! —gritó enojada y volvió a su dormitorio.

Gaara era el menor de los tres hermanos, se llevaba dos años con Temari, sin embargo, en ciertas situaciones él parecía ser el mayor.

La puerta de su habitación se abrió un poco y por ella ingresó algo pequeño. Era una gata blanca, su nombre era Kamatari y era la mejor compañera de Temari, su mascota. La rubia la acarició suavemente y le dedicó una mirada dulce. La gata ronroneó sobre su falda.

—¿Comiste algo hoy? —preguntó la rubia mientras se paraba y buscaba el alimento que solía darle; buscó el plato de Kamatari y le sirvió su comida—. Lamento no haber llegado más temprano, es que ya sabes quién me tiene muy ocupada con sus estupideces y las chicas me están ayudando a sobrellevarlo.

La gatita se apuró a comer de su plato, Temari la miraba con atención. Alguien se apoyó en el marco de la puerta, era Kankuro.

—Temari, ¿qué te está pasando? —Él la miró preocupado—. Todos en la escuela están diciendo cosas extrañas sobre ti y de verdad me importa…

—Eso… —Temari se mordió el labio inferior y se paró cuando escuchó que la puerta del baño se abría—. Les cuento en la cena, no es nada muy importante, no tienen de qué preocuparse. Son puras tonterías —explicó forzando una sonrisa y con un tono de voz suave.

Agarró sus cosas y se fue al baño. Su hermano la observó irse, estaba preocupado de que rumores, fueran falsos o no, pudieran arruinar su salud mental y arruinar el progreso que había tenido en esos últimos años desde que se mudaron de su antigua ciudad.

Eran casi las nueve de la noche  y los tres hermanos No Sabaku se sentaron en la mesa a cenar. Se miraron entre todos antes de comenzar a comer. Ellos no cenaban tan temprano como el resto de personas, ya que estaban muy ocupados con sus estudios y casi siempre era un tema la comida porque no tenían la mejor posición económica.

Vivían a base de empleos de medio tiempo y el dinero que una vieja tutora de su ciudad anterior les enviaba mensualmente al correo. Esa mujer solía ser una conocida de sus padres y cuando ellos fallecieron fue esa mujer quien decidió darles una mano en recompensa de todo lo que los padres de los chicos hicieron por ella.

—Alguien hace falta aquí… —murmuró Gaara con la mirada baja. Temari lo miró confundida.

—¿No ha regresado aún? —preguntó Temari.

Yo NO me acosté con Shikamaru Nara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora