#11 (smut)

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Capítulo 11: Acolchado blanco (smut).

—Vamos a mi habitación —ordenó Temari.

Entró al próximo cuarto: era la cocina y a su costado había un largo pasillo. Había dos puertas a la izquierda, una a la derecha y otra al fondo. Temari entró a la última habitación, sus paredes eran blancas y el suelo de madera. Toda la atención se la robaba la cama, adornada por un acolchado de color blanco con manchas rosadas. Del techo colgaba una hermosa lámpara vintage.

A un lado de la cama había una mesita y entraba la luz de la ventana con vista a la calle, del otro se encontraba el ropero. Una alfombra rosa cubría una parte del suelo. Al lado de la puerta estaba el escritorio de Temari, repleto de lapiceros, libros y libretas, y un espejo de cuerpo completo colgaba de la pared.

—Linda habitación —comentó Shikamaru.

—Me alegra que te guste porque te vas a quedar aquí un buen rato —comentó Temari cerrando la puerta.

—¿Disculpa? —Shikamaru la miró incrédulo—. ¿Por qué le pones seguro a la puerta?

Temari se rió y lo empujó contra el borde de la cama.

—¿No es obvio? —dijo mientras se acercaba a él.

—Ahora que estás haciendo todo esto creo que comienzo a entender lo que está pasando aquí.

—Al fin —Temari se sentó a horcajadas sobre él—. Mira, ahora mismo no tengo ganas de ponerme sentimental con mi novio y hablar de mis emociones. Tengo ganas de hacer otra cosa.

—Claro… ¿quieres que tengamos sexo? —preguntó Shikamaru.

—Podría decirse que sí —contestó Temari—. ¿Tú quieres?

—No me molestaría hacerlo ahora mismo —dijo Shikamaru acercando una de sus manos a la cintura de Temari.

—Entonces prepárate para pasar la mejor tarde de tu vida… —Temari se rió y susurró al oído de su novio—: Tengo preservativos en la mesita de luz.

—Veo que vas en serio —comentó Shikamaru. Temari rodó los ojos.

Lo agarró del cuello de su remera para acercarlo a ella y poder besarlo. Sus labios se atacaron con deseo, desesperados de tenerse y sentirse. Él apoyó su otra mano sobre una de las piernas de Temari y fue subiendo por su muslo lentamente, a la vez que también desplazaba su beso de los labios de la rubia a su mandíbula, bajando por su cuello y se quedó ahí un rato.

El tacto de Shikamaru, tanto de sus manos como de sus labios, sobre su piel se sentía demasiado bien, le daba un poco de cosquillas. Tenía la sensación de que iba derretirse ahí mismo, entre sus brazos y lo odiaba, pero a la vez le encantaba.

—Sácate esto —ordenó Temari agarrando la remera de Shikamaru.

Él obedeció y se la quitó ante la mirada atenta de la rubia que se relamió los labios al ver aquel trabajado torso. Él le dio una sonrisa socarrona.

—¿Te gusta lo que ves? —preguntó con burla.

—Un poco —contestó riéndose.

—¿No crees que tenemos que estar parejos? —dijo Shikamaru y elevó una ceja sin sacar esa sonrisa.

—Ah, ¿te refieres a esto? —preguntó Temari retirándose su propia remera con audacia y rapidez.

Shikamaru la observó embobado, debajo de su ropa llevaba un sujetador blanco con encaje muy delicado, pero que sin dudas hacía destacar sus atributos femeninos. Sus mejillas se enrojecieron y sus hormonas empezaron a activar, con ello, su cuerpo también. La rubia sólo tuvo que mirar hacia la entrepierna de Shikamaru para ver que algo estaba despertando allí abajo y eso le aumentó el ego.

Yo NO me acosté con Shikamaru Nara.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora