Capítulo 4: Con el paso de los siglos

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                     Nueva Orleans, 1800

Tessa caminó por las calles desoladas de Nueva Orleans. Mientras lo hacía las luces de los faroles parpadeaban débilmente y la electricidad se cortaba. Un viento fantasmal la rodeó y juraría que había sentido a alguien o a algo susurrándole en el oído. La luna media se posaba en el cielo y las estrellas a su lado titilaban. Un puñado de hojas bailaron a su alrededor. La chica estaba confundida. ¿Cómo era que había llegado aquí? ¿A las calles adoquinadas de Nueva Orleans? Ella era una bruja, dispuesta a servir a sus antepasados pero no tenía ni idea de lo que ocurría. Pequeños retazos de su vida le vinieron a la mente. Tenía una hermana, sí, se llamaba Clarice. Se habían pasado mucho tiempo huyendo de los humanos. No era un buen momento para ser una bruja. Se había dispersado la noticia de que un grupo de mujeres que le servían al diablo habían llegado a Nueva Orleans. Dispuestas a hacer sacrificios en su nombre, magia negra. La facción de los humanos pronto se reveló, empeñados en masacrar a lo que pronto ellos llamaron brujas. Por eso era que Clarice y ella no practicaban mucho la magia, solo lo hacían cuando era necesario, muy necesario, así permanecían desapercibidas. Vivían en una pequeña casa, aisladas de cualquier amenaza. Su madre había sido masacrada por los humanos y su padre había muerto de la fiebre. Lo único que se tenían era la una a la otra. Su deber era cuidar de su hermana. Ambas tenían un poder devastador, destructivo. Se habían pasado años intentando controlarlo. Luego, sintió un hueco en su estómago como si algo estuviese yendo terriblemente mal.

Justo en ese momento las luces volvieron a parpadear y sintió susurros a su alrededor. Era como si trataran de decirle algo pero no los podía entender. El viento regresó y a lo lejos vislumbró sombras que se dirigían hacia ella. Llevaban ropa antigua, mucho más antigua que la que se usaba en aquel entonces. Sus sombreros eran anticuados y los trajes y vestidos también. Uno de ellos que llevaba un sombrero de copa señaló a Tessa y podía haber jurado que había murmurado su nombre.

"¡Ahí está!".

El corazón de Tessa se sobresaltó y corrió lo más rápido que pudo. Cuando llegó a un lugar llamado "Rosseaus" forcejeó la cerradura, entró y luego cerró la puerta con pestillo. Por lo que pudo ver en el interior "Rosseaus" era un restaurante, ¿pero no se supone que debería de estar lleno de gente, con música y gente bailando en la barra lo que sea que se escucha en estos días?. Ni siquiera la cantinera estaba allí para servir cualquier cosa que se les antojase a los invitados. Las luces continuaron con su incesante parpadeo. Tessa colocó sillas y una mesa para retrasar a quien sea que la estuviese persiguiendo. Corrió y se escondió detrás de la barra. Las figuras se acercaron a la puerta susurrando y luego como por arte de magia desaparecieron. Las luces dejaron de parpadear y el viento se detuvo, ahora no soplaba, ni siquiera había una pequeña brisa afuera.

Tessa salió de su escondite, se acercó a la puerta y miró por la abertura de la cerradura. Cuando lo hizo se percató que no había nadie. Los extraños que la habían seguido ya no estaban, se habían desvanecido. Tessa respiró, desacelerando su corazón. A pesar de que ya no estaba siendo perseguida por ellos tenía la sensación de que algo iba mal. Desde que se despertó en ese cementerio y todo el recorrido hasta este lugar. Era como un eco incesante y esa sensación de muerte que no la dejaba en paz desde que se había despertado. Simplemente todo se sentía fuera de lugar, un ambiente apagado, grisáceo.

Mientras los pensamientos rondaban por su cabeza un orbe azul comenzó a aparecer a su atrás. Tenía mezclas de negro también. Tessa pudo sentir un escalofrío mientras la luz azul aparecía y un humo extraño salía  desprendido de su boca.

"¿Estás asustada, niña?" Le dijo la luz azul.

Tessa se sobresaltó. Se volteó para confrontar a lo que fuera que le estaba hablando en ese instante.

El Legado de Hope Mikaelson: Las Crónicas De Los OriginalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora