face off

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12 de julio, 72 juegos del hambre
Capitolio, Panem

Para cuando llegó el alba Keane había llegado a despertarla. Había tomado un sueño profundo como no había conseguido desde que había llegado al Capitolio. Probablemente disfrutando de una última noche antes de una masacre de la que no tenía ninguna seguridad de seguir viva.

No había visto a Theseus, por lo que la charla de ayer más les valía que contase como despedida. Cuando se había subido al aerodeslizador se había sorprendido al ver lo grande que era. Y después de que le pusieran el localizador todavía sentía el dolor en el brazo.

Al abrir el paquete en la sala de lanzamiento Keane pareció que iba a perder la poca o ninguna cordura con la que contaba.

—Tú y Theseus vais a pasarlo mal en estos juegos. Vais a pasar frío, ya que hay unos diez grados mínimos de diferencia donde vais a estar en la arena, vais a tener frío comparado con los veranos en vuestras casas —comentó antes de dejar a la vista la ropa.

Era una camiseta pegada al cuerpo verde botella, con unos pantalones marrones como el barro. Y un abrigo bastante ligero, pero que al parecer iba a darle mucho calor por la noche. Nunca había pasado un extremo frío, pero si era honesta prefería que le hubiera tocado una arena parecida a casa. Seca y sin mucha agua, podría sobrevivir mejor gracias a los veranos que había pasado en su vida donde había sequía.

En un sitio húmedo y frío como al que se iba a enfrentar lo iba a pasar mal.

Glyndon había aprovechado para atiborrarse de comida sin pasarse. Incluso había pensado en meterse un trozo de pan para llevarlo a la arena, pero era estúpido. No la dejarían siquiera sacarlo y estaría muerta.

En los juegos nada ilegal valía y se tomaban las reglas muy enserio. Más de lo que ella se tomaba su propia vida, por lo que suspiró ante la idea de tener que aceptar su destino fatal.

Para cuando Keane decidió que era el momento había podido dormir quince minutos.

—Mucha suerte ahí arriba, Glyndon.

No sabía si es que Keane en sí no era una persona de muchas palabras o es que ella era rara, pero no la había hablado demasiado. No iba a poner mucho empeño en ello.

Probablemente era la última vez que lo fuera a ver.

Cuando se metió en el cilindro todavía tardó en subir. Pero los momentos que estuvieron a oscuras fueron los peores de todos. Iba a necesitar algo más que buena suerte para juegos como estos.

Lo único que pensó en el trayecto eterno hasta la superficie fue que lo primero de todo era huir por patas. Salir corriendo sin ninguna duda. Luego ya vería una manera de llegar de nuevo a la Cornucopia a por necesidades básicas. El agua y la comida no planeaba sacarla de ningún otro sitio.

Los juegos anteriores la habían enseñado mucho. El segundo vasallaje sobre todo, no tocar nada potable o comestible más allá de lo que había en la Cornucopia había sido una idea cruel. Pero inteligente a la vez, era una manera de nunca estar lejos y siempre dar espectáculos.

Esperaba que este no fuera el caso. Pero no veía mucha opción.

Cuándo llegó a la superficie tuvo hasta un poco de frío. No estaba acostumbrada a estos climas en verano. 

—Damas y caballeros, ¡que empiecen los septuagésimo segundos juegos del hambre! —Los pelos de la nuca se le erizaron de pronto.

Todo se había vuelto más real en cuestión de segundos. Segundos, sesenta, eso era exactamente lo que tenían antes de que comenzase todo, las muertes, la persecución, y sobre todo la carrera.

La estrategia más inteligente sería ir a por alguna de las armas. El baño de sangre era muy peligroso, pero lo era aún más irte sin una mochila con provisiones o algo para resguardarse. Glyndon no pudo ver a Theseus, por lo que imaginó que estaría justo al otro lado, donde ella no llegaba a ver.

Entonces lo pensó. Coger la mochila que había a unos veinte metros de distancia y luego salir corriendo hacia el sur, siempre era mejor idea correr hacía donde el instinto decía, y a ella la gritaba que fuera al sur cagando hostias.

Así que cuando sonó el pong no tardó ni una milésima de segundo en correr hacia la Cornucopia, como había predicho había sido la más rápida, así que cogió la mochila que se dispuso delante suya y salió corriendo por donde había venido.

El problema de que todos rondasen su edad este año era que la mayoría la sacaban fuerza, pero siguió corriendo a donde creía que estaría el sur, al fin y al cabo no tenía una brújula para saberlo y no iba a pararse a comprobar si había una brújula en su mochila, ya miraría después que cojones había.

Cuando estuviera a salvo, o lo más a salvo posible que pudiera. Podía escuchar la voz de Hawke agradecido de que siguiera viva pero maldiciendo que no estuviera con Theseus. También podía imaginar el suspiro de Lyra al ver que había sobrevivido al baño de sangre.

Siguió corriendo aunque sus piernas la dijeran que parase, y por alguna extraña razón cada vez que corría hacía más calor, y no es que ella lo sintiera así, es que al humedad del aire cada vez era más caliente y le costaba respirar.

Los árboles a su alrededor habían pasado de ser grandes y en su mayoría pinos a otra especie que no le podía poner nombre, llenos de plantas trepadoras, musgo y hasta podía ver algunos tipos de orquídeas.

Todo a su alrededor estaba lleno de humedad. Tuvo que quitarse la chaqueta para dejar de sudar. No sabía que era peor, si el frío o el calor húmedo. Porque una cosa era el calor húmedo al lado de la playa y otra muy distinta en un lugar lleno de árboles como este.

Había escuchado algunos cañones desde que había salido corriendo, pero solo esperaba que ninguno fuera de Theseus.

















¡Nuevo capítulo ya en los juegos!

Ayer me vi Balada de pájaros cantores y serpientes 10/10, me encantó.

No es igual que el libro al cien por cien, pero nada lo es.

No es igual que el libro al cien por cien, pero nada lo es

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Killswitch, finnick odairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora