CAPÍTULO 41

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Ni en el peor de mis sueños

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Regresar a la escuela después de sus días de recuperación fue peor de lo que esperaba. Todos la miraban sin ni siquiera preocuparse en disimular, muy probablemente buscando algún rastro visible del incidente con el león de montaña. Estaba harta del Instituto y al mismo tiempo estaba aliviada de que en unos meses sería la graduación, y adiós escuela.

Lo más difícil del asunto fue ver de nuevo a Bella, siendo consciente ahora que sabía el secreto de la manada. Se preguntaba cómo es que la chica siempre se veía envuelta en el mundo paranormal y por si fuera poco en situaciones de peligro con el mismo. Aún no habían hablado de su última pelea y para ser honesta no quería hacerlo.

Quería creer que sus conflictos con Bella simplemente se trataban de roces de personalidad. Eran tan parecidas, pero al mismo tiempo tan diferentes. Causaba hasta desconcierto cómo es que se vieron involucradas con seres de otro mundo. Ambas eran la tua cantante de Edward -que de por sí ya sonaba como algo super fantasioso-, interactuaban con una familia de vampiros, ambas eran amigas de Jacob y la cereza del pastel; gracias a él supieron que los metamorfos existen.

Parecía que tenían una especie de competencia por ver quién se adentraba más en ese mundo. Lo cierto es que a veces lo sentía así, cada que Jane daba un paso Bella la seguía, y no era ningún reproche. Siempre quiso creer que todo era casualidad y que de alguna manera sus destinos estaban entrecruzados, pero la última pelea le dio mucho de qué pensar.

Bella dependía de las personas y buscaba siempre tener su atención. Primero Edward y ahora Jacob y cuando no tenía a ninguno de ellos buscaba a sus amigos o incluso a Jane. Viéndolo desde un punto objetivo, buscaba la aceptación de las personas porque no tenía suficiente amor propio. Aunque Jane no era nadie para juzgarla, ella misma tenía sus propios demonios, los cuales aun no tenia el valor de mirarlos a los ojos.

-Hola Jane -saludó Bella sentándose de manera dubitativa a lado de Jane en la hora del almuerzo.

Jane levantó la mirada sorprendida por la presencia de la morocha, hacía tanto que no hablaba con ella y desde el incidente con Paul no estaba tan entusiasmada por interactuar con ella.

-Hola -dijo casi de manera cortante. Sin intención de iniciar una conversación volvió a concentrarse en consumir sus alimentos.

-Yo quería disculparme -comenzó a hablar de manera vacilante-. Por la última vez que hablamos y por lo del otro día -dijo refiriéndose a lo de Paul.

De manera casi imperceptible Jane suspiró resignada. Las cosas nunca salían como ella quería cuando se trataba de Bella, de manera que tenía dos opciones. Arreglaba todos los malentendidos que tenían o definitivamente cortaba toda relación con ella, lo cual iba a ser muy difícil ya que coincidían con demasiadas personas. Al final no tenía opciones.

-Tienes que ser cuidadosa con todo lo que dices y haces Bella. No puedes actuar simplemente como te plazca ignorando los sentimientos de las demás personas y después esperar a que te perdonen -dijo manteniendo una mirada seria.

-Lo sé, he hecho muchas cosas mal. Estos meses han sido difíciles para mí y apenas estoy adaptándome -comenzó a explicar con la mirada hacia abajo-. No me estoy justificando, pero... espero que lo entiendas.

"Espero que lo entiendas" ¿Entendería alguna vez a Isabella Swan? Solo el tiempo lo dirá.

-Solo no vuelvas a hacerlo por favor, las personas tenemos vidas y sentimientos. Entiendo que estos meses fueron difíciles, pero no puedes estar esperando que las personas siempre estén disponibles para ti. Hay un límite. -No pretendía ser suave, quería ser dura y que el mensaje fuera claro.

CON LA LUNA EN TUS OJOS - Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora