CAPÍTULO 54

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"Problemas en el paraíso"

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Sin duda había algo que cambió en la relación de Paul y Jane desde esa noche en la que el moreno se quedó a dormir en la casa de la rubia. Algunas inseguridades que habían al principio en el momento en el que se reconciliación, se habían disipado en gran medida, aunque las promesas hechas anteriormente seguían en pie; Paul iba a respetar los límites de Jane y no haría nada que ella no quisiera, así tuviera que esperar toda la vida lo haría sin dudar.

Había pasado una semana desde que ambos comenzaron a dormir en la habitación de la chica. Las noches que Paul no tenía patrullaje las pasaba junto a su impronta. Al principio pensó que había cruzado el límite cuando hizo que se acurrucara en sus brazos, sin embargo en días posteriores fue Jane la que busco cercanía con Paul.

Las pesadillas de Jane habían desaparecido, al menos en los días en los que dormía con el moreno. No sabía describir con exactitud las sensaciones que experimentaba su cuerpo cuando era arropada por los fuertes brazos del lobo, pero si de algo estaba segura, era que sentía una inmensa seguridad. Era como si los brazos de Paul la protegieran de todos los males.

Que Paul durmiera en su habitación estaba resultando además de satisfactorio, también peligroso. El lobo tenía que irse en cuanto el sol saliera, antes de que cualquier miembro de la familia Littlesea despertara. En la habitación eran sumamente cuidadosos de no hacer más ruido del necesario y en cuestión del olor, Collin le hizo preguntas a Jane respecto al intenso olor de Paul que desprendía su cuerpo y su habitación. Jane simplemente respondía que probablemente era porque pasaba mucho tiempo con él.

El fin de semana llegó nuevamente y con ello la oportunidad de pasar tiempo con la manda. Si le preguntarán a Jane por los momentos más felices de su vida sin duda elegiría los que pasaba con cada uno de los lobos. Ser parte de la manada eran unas de las mejores cosas que le habían pasado en la vida.

Paul y Jane estaban en el patio de la casa de Sam intentando arreglar la mesa del comedor. Collin y Seth la habían roto "jugando" entre ellos, lo más justo era que aquellos revoltosos lobos la arreglaran, pero eran un desastre haciendo ese tipo de cosas.

El moreno resultó bueno reparando objetos y muebles, pues tenía los conocimientos y sobre todo la paciencia, era muy habilidoso con sus manos. Jane al no saber nada de aquello decidió que la mejor manera de ayudar (y compensar los desastres que hacía su hermano) era acompañando a Paul. Por supuesto que él no se negó.

-¿Por qué noto un poco tenso el lugar cuando Jacob está cerca? ¿Me estoy perdiendo de algo? -preguntó Jane con intriga mientras Paul unía una de las patas a la mesa.

-Ya sabes, el drama eterno de Jacob con Bella -respondió Paul con una mueca.

A decir verdad la manada estaba experimentando momentos tensos e incómodos debido al vínculo que compartían. Sentimientos y pensamientos positivos eran compartidos a través de el, así como negativos.

En escala, el trío de Leah, Sam y Emily era el que más creaba incomodidades y tensiones entre los miembros, pero no sé resolvería hasta que todas las partes encontrarán armonía entre ellos. Difícil, pero al final tenía que ser así si querían que las cosas siguieran funcionando.

Por su parte Jacob generaba estrés y hartazgo debido a su dilema interno con la novia del chupasangre; Bella. Nadie disfrutaba escuchar sus pensamientos sobre qué debía hacer o cómo debía actuar con la morocha.

Particularmente a Paul le fastidiaba el solo escuchar el nombre de aquella chica. Le tenía resentimiento por muchas cosas, especialmente cuando lastimó a Jane el día en que supo el secreto de la manada.

CON LA LUNA EN TUS OJOS - Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora