CAPÍTULO 45

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"Seré lo que tú quieras que sea"

"Seré lo que tú quieras que sea"

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Los días se hacían cada vez más largos, las noches más oscuras y frías. Se sentía extraño estar tan alejado de la manada, había ocasiones en las que dejaba de escuchar sus pensamientos y todo se volvía silencioso.

Había contado los días desde el primer instante en que salió a buscar a Paul Lahote y desde que arruinó la vida de dos personas solo por el simple hecho de agradarle más a Bella. No había medido las consecuencias de sus actos, pensó que contarle ciertas cosas de la manada no iba a generar algún problema, pero se equivocó.

Ahora entendía porque no era el alfa de la manada, Sam se lo había dejado muy en claro "Todo lo que hagamos va a repercutir en otras personas, somos una manada Jacob". Había odiado desde el día uno su naturaleza, por quitarle la vida que tenía anteriormente y por alejarse de sus seres queridos; de Jane, de Bella. Su emoción se convirtió en imprudencia cuando por querer demostrar ser el tipo de "monstruo ideal" para ella le contó cosas de la manada, cosas que solo les concernía a otras personas.

No debió decirle sobre la impronta, no debió decirle que Jane era la impronta de Paul. De no ser un idiota enamorado ahora no estaria buscando a Paul Lahote mientras Jane se deprimia en su casa.

No le agradó que Paul se imprimiera en su mejor amiga, pues estaba a punto de arrancarle la cabeza en cuanto se conectó con su mente y se enteró de todo lo que hizo. Fue un esfuerzo monumental por parte de todos los lobos y del alfa por evitar una masacre ese día. Paul le había explicado a todos con lujo de detalles todo lo que había pasado, incluso los había dejado meterse en su mente en busca de alguna evidencia de mentiras.

Lo único que encontraron fue dolor y arrepentimiento, y Jacob por su parte observó la manera en que Jane se veía a los ojos de Paul. Solo había visto eso con Sam y Jared cuando encontraron a sus improntas, sin embargo, Paul veía así a Jane mucho antes de entrar en fase e imprimarse en ella. Por esa simple razón hicieron una especie de tregua.

Por esa tregua y el no soportar la idea de Jane sufriendo se dedicó en cuerpo y alma en encontrar al chico. Estaba siendo casi imposible, de vez en cuando encontraba débiles rastros de su olor, pero eran tan efímeros que lo perdía en cuanto lo percibía. Su conexión mental era otra cosa distinta, en cuanto cruzó la frontera y comenzó a buscar en los bosques de Canadá escuchaba a alguien llamar a Jane, era un llanto que le erizaba todo el pelaje, tan lleno de dolor y tristeza.

Aquel lastimero llamado era la única motivación que encontraba para no perder las esperanzas. Paul estaba por ahí y mientras lo siguiera escuchando sabía que podría encontrarlo.

Pasados los días perdió la noción de cuán lejos estaba, pero estaba lo suficientemente lejos para dejar de escuchar los pensamientos de la manda. Simplemente se apagaron dejándolo con sus tortuosos pensamientos. No tenía ninguna manera de saber el estado de Jane y su mente comenzaba a ponerle escenarios horribles.

CON LA LUNA EN TUS OJOS - Paul LahoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora